Gremios combativos rechazan el decálogo y la CGT reclama por los fondos de obras sociales
Sin alternativa para sorpresa alguna, la convocatoria de diálogo a través de diez tópicos base no entusiasma al movimiento obrero. Ni a la CGT en modo dialoguista y mucho menos al frente opositor consolidado en el Frente Sindical (FS), mucho menos a las CTA ni qué hablar a los movimientos sociales. Pablo Moyano le remarcó a BAE Negocios «es un anuncio orquestado, ningún dirigente del peronismo puede avalar esto. Y me remito al punto quinto, hablan de reforma laboral bajo la insistencia del FMI. Ningún dirigente peronista puede avalar esto».
En Azopardo algunos responden a la consulta sobre el «decálogo» con otro interrogante: «todavía no se sabe cuándo van a depositar los fondos de las obras sociales». La sutil ironía remite al decreto que firmó el presidente Mauricio Macri semanas atrás para uno de los puntos básicos del acuerdo Casa Rosada-CGT, los dos restantes versan en cuanto a la venia sindical para el proyecto de blanqueo laboral y el restante la creación de la Agencia Nacional de Salud con la cual los sindicatos esperan «alivio» respecto de los juicios que reciben a través de las obras sociales.
La Corriente Federal (CFT) que comandan Sergio Palazzo (bancarios), Héctor Amichetti (gráficos) y Horacio Ghilini hizo público un documento respecto al connvite oficial.
«El decálogo no es otra cosa que un aval para la deuda externa, la reforma laboral, la reforma previsional, así como para otras políticas de su plan de mayor ajuste», resume el texto. Desde la CFT, núcleo estratégico del FS al mando de Hugo y Pablo Moyano, acotaron: «parece broma y no lo es, el Presidente habla de hacer lo mismo pero más rápido en cuanto a ajustes y convocan a dialogar cuando en realidad es una invitación para sacarse una foto».
De allí que el comunicado proponga se defina un «Programa alternativo de Salvación Nacional» para «exigir al gobierno que deje de dilapidar el patrimonio estatal y financiar la fuga de capitales con el dinero que le envía el FMI. El objetivo de la oposición debe centrarse en la recuperación del aparato productivo nacional y en la defensa del trabajo argentino».
El tema del decálogo llegó por impacto mediático al movimiento obrero, empero no es la preocupación más relevante. Desde el foro que elija sondear, la mesa de dialogo «no cotiza». Salvo los aliados declarados de Cambiemos en modo de «pata peronista sindical» u otras alternativas de bajo perfil y cautela máxima para pronunciarse sobre la crisis, incluso entre los más parcos caló con gravitación una consideración de Felipe Solá que incluso adoptaron para resumir su parecer: «Qué tipo de acuerdo se puede lograr con un gobierno sin autocrítica que a seis meses de finalizar su mandato. ¿Y sigue echándole la culpa de todos sus fracasos a los gobiernos de los últimos 80 años?».
Con otro misil directo, Pablo Moyano tambíen dejó su parecer: «Quieren distraer un poco. No creo que convoquen para explicar nada de la bomba que le van a dejar al próximo Gobierno».