En un mensaje para el PRO y sus aliados, el Presidente dijo que buscará liderar a la oposición
En un tono intimista, de balance y hasta un poco triste, el presidente Mauricio Macri habló ante sus funcionarios y dirigentes en el que tal vez sea el último de sus discursos ante su gabinete ampliado en el Centro Cultural Kirchner. Tras escuchar a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, el mandatario aclaró que no se va a correr a un costado y que tiene previsto liderar la oposición: «Desde el lugar donde me toque, voy a seguir trabajando para lograr ese país que nos merecemos. Para los que desde 2003 me vienen preguntando si me voy a retirar de la política, les digo: estoy acá, no me voy a ir a ningún lugar. Hay Mauricio para rato. O debería decir: hay Gato para rato». Además, le atribuyó «al clima» la ausencia de los radicales.
Fue el primer encuentro masivo después de la derrota del 27 de octubre y tal vez el último de los gabinetes ampliados que protagonizó Macri -aunque no se descarta que haya uno final, de despedida-, cual guía de autoayuda o pastor evangélico. Si no fue el último, por lo menos, tuvo el tono de balance y despedida. El encuentro tuvo ausencias notables: no estuvieron los aliados radicales, ni la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que anunció su retiro de la política partidaria. Tampoco la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de paseo por Nueva York.
Macri llegó fresco de su fin de semana de descanso en la residencia presidencial de Chapadmadal y escuchó los discursos que dieron Vidal, Larreta, la vicepresidenta Gabriela Michetti y su ex compañero de fórmula, Miguel Angel Pichetto. Larreta sostuvo que tenían «la tristeza de perder, pero el orgullo de remontar la elección y representar a 10 millones de argentinos». También destacó que ganaron por primera vez la Ciudad en primera vuelta (algo que Macri no consiguió). Vidal aseguró que las derrotas «desnudan quién es cada uno», en un mensaje que cada quien debió interpretar. Sostuvo que estaba orgullosa de haber sido la primera mujer en gobernar la provincia de Buenos Aires y de que van a ser el primer gobierno no peronista en completar su mandato.
En un tono intimista, de balance y hasta un poco triste, el presidente Mauricio Macri habló ante sus funcionarios y dirigentes en el que tal vez sea el último de sus discursos ante su gabinete ampliado en el Centro Cultural Kirchner. Tras escuchar a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, el mandatario aclaró que no se va a correr a un costado y que tiene previsto liderar la oposición: «Desde el lugar donde me toque, voy a seguir trabajando para lograr ese país que nos merecemos. Para los que desde 2003 me vienen preguntando si me voy a retirar de la política, les digo: estoy acá, no me voy a ir a ningún lugar. Hay Mauricio para rato. O debería decir: hay Gato para rato». Además, le atribuyó «al clima» la ausencia de los radicales.
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Fue el primer encuentro masivo después de la derrota del 27 de octubre y tal vez el último de los gabinetes ampliados que protagonizó Macri -aunque no se descarta que haya uno final, de despedida-, cual guía de autoayuda o pastor evangélico. Si no fue el último, por lo menos, tuvo el tono de balance y despedida. El encuentro tuvo ausencias notables: no estuvieron los aliados radicales, ni la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que anunció su retiro de la política partidaria. Tampoco la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de paseo por Nueva York.
Macri llegó fresco de su fin de semana de descanso en la residencia presidencial de Chapadmadal y escuchó los discursos que dieron Vidal, Larreta, la vicepresidenta Gabriela Michetti y su ex compañero de fórmula, Miguel Angel Pichetto. Larreta sostuvo que tenían «la tristeza de perder, pero el orgullo de remontar la elección y representar a 10 millones de argentinos». También destacó que ganaron por primera vez la Ciudad en primera vuelta (algo que Macri no consiguió). Vidal aseguró que las derrotas «desnudan quién es cada uno», en un mensaje que cada quien debió interpretar. Sostuvo que estaba orgullosa de haber sido la primera mujer en gobernar la provincia de Buenos Aires y de que van a ser el primer gobierno no peronista en completar su mandato.
Pichetto, por su parte, retrucó a Axel Kicillof: «No dejamos tierra arrasada sino un país mejor que el que se recibió. Hay que mantener la unidad para volver al poder. Hay un liderazgo indiscutido, que se ganó en la calle y es el de Mauricio Macri». Fue una toma de posición de quien forma parte de la línea dura que quiere a Macri como líder. Allí estaban presentes algunos de los que opinan lo contrario. Otros, ni se molestaron en ir.
Macri disculpó, en particular, a los gobernadores radicales, que faltaron en masa. «Si hubiesen estado hoy los gobernadores radicales, hubieramos estado en la misma sintonía. El mal tiempo, me dicen, no les permitió llegar», los excusó. «Hubo una comunión de tres espacios. Y si llegamos a este final, no con el resultado que esperábamos, es porque cada uno hizo su parte», aseguró el Presidente.
«Este equipo ha tenido aciertos y desaciertos, pero hemos logrado transformaciones importantes. La más importantes es haber despertado millones de argentinos a recuperar la esperanza de que se puede. Se pudo gobernar con honestidad y todos nos vamos a casa con la conciencia tranquila y las manos limpias. Se pudo cambiar la cultura del poder, porque hemos gobernado sin abusos, con humildad y con generosidad», fue su balance de su gestión. «No podemos dejar de estar orgullosos de las cosas que logramos. Pusimos en marcha un Estado, que tenía sus estructuras llenas de trabas y corruptelas», afirmó, sin más detalles. El tema que excluyó claramente: la economía.