El Gobierno desmintió «el mito del éxodo de las empresas» con datos contundentes
A través de un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo, el Gobierno desmintió “el mito del éxodo de las empresas”, y enumeró 35 casos de compañías que, a pesar de la crisis global que se registra por la pandemia del coronavirus, decidieron apostar por el país y realizar fuertes inversiones.
El documento apunta a la “idea” que se instaló en la agenda pública de un presunto “éxodo” de empresas “producto de las políticas anti-inversión supuestamente vigentes en el país”, y en este marco, advirtió que se puso “en la misma bolsa” situaciones diferentes entre sí.
“Dentro de ese listado, se pone en la misma bolsa a empresas que: efectivamente anunciaron su salida (como el caso de varias aerolíneas completamente afectadas por el impacto de la pandemia en el sector, tales como LAN Argentina −que venía en declive por la recesión local de los últimos años−, Air New Zealand, Qatar Airways o Emirates); que anunciaron la búsqueda de un socio local (como Falabella); que abandonan su operatoria en Latinoamérica y que pasaron a manos de otra empresa (como Glovo y Brightstar); y que jamás anunciaron nada, pero se crearon noticias falsas sobre su posible partida (como Starbucks o Burger King)”, detalló.
En esta línea, la cartera aclaró que “salvo Glovo −que tuvo un nivel de actividad muy importante en la pandemia− todas estas empresas tuvieron una afectación muy importante en su facturación producto del coronavirus, y en todos los casos el Estado pagó parte de los salarios de las empresas por medio del programa ATP cuando lo solicitaron”.
“También se ha dicho que empresas como la alemana BASF o la francesa Saint-Gobain abandonan la Argentina, lo cual es falso”, desmintió el informe.
El Ministerio de Desarrollo Productivo recordó que “sí hubo éxodo de empresas en Argentina durante el período 2015-2019, cuando, producto de equivocadas políticas macroeconómicas y nulas políticas productivas, el país sufrió tres años de recesión sin que mediara pandemia alguna”. En este período, según el informe, cerraron o se fueron empresas de todos los tamaños: pequeñas, medianas y grandes.
“En total, y de acuerdo a datos de AFIP, son más de 25.000 las empresas que dejaron de existir en Argentina entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019. No se veía tamaña destrucción empresarial desde la crisis de 2001-2002”, completó el documento.
Tras precisar los alcances negativos para las economías del mundo que produjo la crisis por la pandemia del coronavirus, el Ministerio de Desarrollo Productivo destacó que “a pesar del mito del ‘éxodo’, lo cierto es que hay empresas que siguen apostando por el país y anunciando inversiones todas las semanas”, compañías de diferentes sectores y distintos tamaños, y tanto nacionales como multinacionales.
De esta manera, el documento precisó los casos de empresas que recientemente realizaron fuertes inversiones en el país, como Volkswagen, Nissan, Peugeot, la refinería de origen brasileño Raízen, la empresa cervecera de capitales chilenos CCU, la minera canadiense Barrick Gold, la multinacional norteamericana Intel, la multinacional Unilever, la multinacional alemana Puma, Quilmes, la empresa mexicana Rotoplas, y la empresa biotecnológica Biogenesis Bagó, entre otras.
Intel es una de las empresas que anunció inversiones en la Argentina.
“Estos anuncios se condicen con lo que experimentamos a diario en el Ministerio de Desarrollo Productivo. Entre abril (que fue el peor momento de la pandemia) y agosto-octubre, hemos visto un cambio rotundo en las demandas empresariales que nos llegan todos los días. Mientras que hace unos meses la gran mayoría de las preocupaciones del sector productivo estaban ligadas a la ayuda para el pago de salarios por la vía del programa ATP, hoy la agenda está mucho más relacionada con la necesidad de créditos para capital de trabajo y para la inversión”, concluyó el informe de la cartera.
El Ministerio aprovechó para ratificar que el programa ATP continuará hasta fin de año, tanto vía la modalidad de pago de salarios para sectores críticos (como turismo, gastronomía, cultura o esparcimiento, entre otros) como vía créditos subsidiados con garantía estatal y reconvertibles en aportes no reembolsables en sectores en recuperación (como industria, comercio, construcción o diversos servicios).