Quién fue Carlos Menem, el presidente ícono de los 90
Controversial, caudillo, influyente, mediático. Carlos Menem además de presidente fue el máximo ícono de la década del ’90 en el país.
Falleció Carlos Saúl Menem, uno de los políticos más influyentes de la historia argentina, ícono de los ’90 y gestor de un modelo económico que desactivó el problema de la hiperinflación y configuró un perfil de época; la «pizza con champagne», pero llevó al país hacia otras problemáticas de las que aún hoy cuesta desprenderse.
Barón de La Rioja, Menem llegó al poder desde el Partido Justicialista y logró consolidar su armado dentro del peronismo desde Anillaco. A partir de allí, consolidó su imagen durante sus seis años de gestión y se catapultó a nivel nacional, al punto de ganarle las elecciones internas a un histórico referente del peronismo como fue Antonio Cafiero. Luego vencería a un debilitado radicalismo en las elecciones presidenciales de 1989.
La transición anticipada y la foto con Alfonsín
En medio de un país en ebullición por la profunda crisis económica que hundió al presidente radical Raúl Alfonsín luego de tres procesos de hiperinflación, y que aceleró la pobreza y el malestar social, al punto de llegar a declarar estado de sitio el 30 de mayo.
El 31 de mayo, un Alfonsín en retirada invitó a Menem a la residencia presidencial en Olivos, y el fotógrafo presidencial Víctor Bugge capturaría el momento en una de las fotografías más importantes de la historia Argentina. Finalmente, el paso de mando se adelantó al 8 de julio y Menem se convirtió en presidente.
Menem triunfal y Alfonsín derrotado caminan por Olivos. Foto histórica de Víctor Bugge.
Neoliberalismo y apertura de las importaciones
Para salir de la crisis económica en la que estaba el país, Menem enfocó el comienzo de su presidencia a tomar medidas drásticas en lo económico, que marcaron un antes y un después en la historia del país.
A grandes rasgos, junto al ministro de Economía, Domingo Cavallo, decidieron combatir la hiperinflación bajo el concepto del libre mercado, con recetas económicas que posteriormente se denominaron «neoliberalismo». Para ello realizaron una apertura de las importaciones, al comercio exterior y al movimiento de capitales, la reducción del Estado, la reorganización del sistema tributario y un proceso de privatización de empresas públicas que se extendió durante toda la década.
Entel, la histórica empresa telefónica nacional fue la primera de una serie de privatizaciones que incluyeron a pesos pesados de la industria como YPF, Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas las empresas de agua, luz y gas, entre tantas otras.
«Nada de lo que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado”. La fallida frase del ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, quedó para la posteridad.
Carlos Menem y Domingo Cavallo, la dupla protagonista de los ’90.
El plan de convertibilidad
Pese al golpe sobre el tablero, el primer año de gobierno de Menem, 1990, cerró con una inflación de 2314%. Para 1991, el ministro Cavallo decidió avanzar con su plan económico neoliberal y anunció un plan de convertibilidad que fijó una paridad de 10.000 australes por dólar.
Luego, en 1992 decidió cambiar la moneda en vigencia e implementó el Peso que hoy conocemos, y nació «el 1 a 1»: un peso, un dólar. La medida fue exitosa para erradicar la inflación, que entre 1992 y 2001 fue, en promedio, de apenas el 4,1%. Pero generó una desestabilización en la economía nacional y, junto a la apertura de las importaciones, le produjo un daño irreparable a las pequeñas y medianas industrias, la principal fuente de trabajo en el país.
El desempleo pasó de ser del 6% en 1991, al 17,3% en 1996. También hubo un aumento del trabajo en negro, y pese a la virtual dolarización de la economía, el salario real no tuvo un crecimiento notable.
El plan de convertibilidad se derrumbó en 2002, ya en el gobierno de Eduardo Duhalde, y luego del descalabro que provocó el megacanje, el corralito y la caída de Fernando De La Rúa. El Banco Central no pudo afrontar el endeudamiento que provocó la convertibilidad, para garantizar la equivalencia entre el dólar y el peso, en medio de una fuerte recesión económica.
Un dólar un peso. Una de las medidas económicas más controversiales de la historia argentina.
El Pacto de Olivos
Uno de los legados políticos más importantes de la gestión de Carlos Menem fue la reforma constitucional de 1994, la última del país, a la que se llegó a partir del Pacto de Olivos entre el peronismo y el radicalismo.
La última constitución databa de 1957, y la propuesta de Carlos Menem tenía la intención de modificar varios puntos claves de la vida democrática, especialmente respecto al régimen presdiencial, para poder presentarse nuevamente como candidato a presidente.
El radicalismo estaba dividido, pero el sector de peso liderado por Raúl Alfonsín y Fernando de La Rúa se oponía. Sin embargo, al ver que no tenía el peso político para sostener su oposición, Alfonsín accedió a negociar con Menem el tratamiento de la reforma constitucional de 1994, y finalmente tras la firma del pacto de Olivos, se convocó a una asamblea constituyente.
Menem pudo ser reelecto en 1995 y continuar su mandato hasta 1999. El radicalismo logró incluir reformas propias, como la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, y el sistema de balotaje electoral.
Carlos Menem y Raúl Alfonsín firmaron el Pacto de Olivos en 1994.
La farandulización de la política
El mandato presidencial de Carlos Menem se caracterizó por mantener un alto perfil mediático, y una imagen «descontracturada», diferente a la seriedad que acostumbraban a mostrar los líderes políticos nacionales.
En una era de globalización y apertura mundial, Menem no se privó de ser el centro de la escena cada vez que podía. Visitaba regularmente los programas de televisión, participaba de eventos de la alta sociedad, mostraba su intimidad y sus lujos, y participaba de diferentes actividades deportivas.
Por primera vez Argentina vio un Presidente que juegue al fútbol, al básquet, que haga automovilismo y que practique tenis y golf. Varios políticos del momento imitaron el perfil mediático del entonces Presidente y se generó una época de farandulización, donde el debate político se mudó del Congreso a los paneles de la televisión, que además gozaba de una explosión mundial.
Menem jugador de fútbol. Acá, junto a Maradona. También fue basquetbolista, golfista y piloto de rally.
Las denuncias por corrupción
El proceso de privatización que comenzó Menem en su gestión derivó en numerosas causas de corrupción, y transformó la agenda política al punto que la «transparencia» fue el eje de las candidaturas durante las elecciones de 1999.
Menem dejó un tendal de escándalos y sospechas por su relación con los empresarios contratistas del Estado. Muchos de ellos fueron incluso asesores presidenciales o funcionarios. El pico máximo del escándalo fue la «leche adulterada» que el Gobierno le compró al empresario Carlos Spadone, entonces asesor presidencial, para repartir en el marco de políticas asistencialistas. De las 1.960 toneladas que el Gobierno le compró a la empresa de Spadone, 47 toneladas resultaron no aptas para consumo.
El periodista Horacio Verbistky recopiló varios de los principales hechos de corrupción, que implicaban a más de 61 funcionarios menemistas procesados con causas judiciales, varios de ellos condenados.
El ex presidente enfrentó varias causas judiciales. Estuvo detenido, pero nunca fue preso.
Las causas judiciales
El propio Carlos Menem fue procesado en varias causas judiciales por diferentes delitos, y condenado por peculado. Es decir, malversación de fondos. La principal causa judicial contra Menem, sin embargo, fue la venta ilegal de armas a Croacia, Ecuador y Bosnia.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso en 1991 un embargo de armas a Croacia y Bosnia, en el marco de las guerras separatistas de Yugoslavia. Argentina, que permanecía neutral, fabricaba armas en la Fábrica de Armas de Río Tercero y las comercializaba, presuntamente, a Panamá y Venezuela.
Finalmente, armas argentinas se encontraron en Ecuador, Croacia y Bosnia de manera ilegal, y comenzó un escándalo mundial. Para colmo, en 1995 la Fábrica de Armas Militares de Río Tercero explotó y causó la muerte de siete personas y daños a otras trescientas. Según la investigación judicial, que también apuntó contra Menem, la explosión fue para destruir pruebas.
Luego de un largo proceso judicial, Menem fue condenado a siete años de prisión en 2013 por el Tribunal Oral en lo Penal Económico N°3. La Corte Suprema lo absolvió en 2018.
La explosión de la Fábrica de Armas militares en Río Tercero mató a siete personas, hirió a más de trescientas y conmocionó al país. El summum de la corrupción.
El ballotage que no fue
En medio de la crisis por el default de 2001, que provocó la caída de Fernando De la Rúa y una gran crisis económica y social; y del procesamiento por la venta de armas ilegales, Carlos Menem lanzó su candidatura presidencial para 2003, que sostuvo durante el duhaldismo.
Menem esperaba enfrentarse en las internas del justicialismo, pero una maniobra de Duhalde las anuló y le permitió a los tres candidatos del PJ presentarse a las elecciones generales. En primera vuelta, el riojano consiguió el triunfo con el 24,45% de los votos, seguido de su correligionario Néstor Kirchner, que obtuvo el 22,24%.
Al obtener menos del 45% de los votos, ambos debían participar de un balotaje, tal como lo estableció la reforma constitucional que impulsó el propio Menem en 1994. Sin embargo, el riojano decidió bajarse de la segunda vuelta al entender que sufriría una dura derrota. Así, Néstor Kirchner llegó a la presidencia.
Junto a un joven Alberto Fernández, Néstor Kirchner llegó a la presidencia luego de que Menem desistiera del ballotage.
El Senador Menem
Dos años más tarde, Menem se presentó a las elecciones legislativas como candidato a Senador Nacional por la provincia de La Rioja. Obtuvo la banca y volvió a ocupar un cargo estatal luego de seis años, y con varias causas judiciales sobre sus hombros.
Amparado por los fueros parlamentarios, Menem evitó las distintas sentencias en su contra, entre ellas el cargo a tres años de prisión por peculado, a los que fue condenado en 2019. En su vida legislativa, Menem tomó una postura opositora al gobierno kirchnerista, que tuvo el summum durante el conflicto con el campo, en 2008.
El ex presidente votó en contra de la ley 125 que impulsaba el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y forzó al desempate de Julio Cobos, quien también votó «no positivo».
Hasta su último día, Menem participó de la política. Su banca en el Senado, que mantenía desde 2005, le brindó fueros legislativos.
Sus últimos días
Menem fue reelecto senador y mantuvo su banca desde 2005. Luego del triunfo del Frente de Todos en las elecciones de 2019, saludó al presidente Alberto Fernández y se unió al bloque legislativo.
En su vida personal, Menem se mostró acompañado por su hija «Zulemita», y sus nietos. También mantenía encuentros con amigos de la política, entre ellos el ex presidente Eduardo Duhalde.
Ya deteriorada su salud, participó de las sesiones parlamentarias de forma virtual, en medio de la pandemia de coronavirus. A fines de 2020 debió ser internado por una infección urinaria en el Sanatorio Los Arcos. Hoy se confirmó su fallecimiento a los 90 años de edad.