Por la guerra en Ucrania, Gobierno y FMI negocian cláusula especial
Se activaría en caso de que las condiciones externas cambien drásticamente. Permitiría recalcular las metas en caso de ser necesario y ayudaría a evitar los waiver. Es por la incertidumbre económica que desató el conflicto bélico.
La escalada bélica que se desató a partir de la invasión rusa a territorio ucraniano trajo una serie de consecuencias económicas que llenan de incertidumbre el escenario a corto plazo. La suba de los precios internacionales de la energía, el previsible menor ritmo de crecimiento mundial y la inestabilidad en el panorama financiero podrían impactar de lleno en las metas que se acuerden con el Fondo Monetario Internacional. Fuentes oficiales le adelantaron a este medio que, de cambiar drásticamente las condiciones globales, se podría disparar una “cláusula guerra” para revisar los supuestos del plan.
Uno de los funcionarios al tanto de las negociaciones le dijo a Ámbito que, en el documento definitivo que llegará al Congreso Nacional y al Directorio del FMI, habrá un apartado que permitirá revisar las metas trazadas en caso de que la guerra entre Rusia y Ucrania modifique de manera radical las variables económicas. En el borrador del preacuerdo que circuló días atrás, el mecanismo ya aparecía pero ligado a posibles rebrotes de la pandemia, al menor crecimiento de los socios comerciales o a la caída de los precios internacionales de los productos que exporta Argentina.
“Acomodar la incertidumbre con flexibilidad adicional no solo sería viable, sino que sería deseable”, le dijo a Ámbito Héctor Torres, exrepresentante argentino ante el FMI. Y agregó: “Es muy importante acordar un mecanismo de este tipo. De lo contrario podríamos ir de waiver en waiver y eso generaría una fatiga política que podría acelerar el descarrilamiento del programa”.
Uno de los puntos que podría verse trastocado por el cambio en las condiciones internacionales es el compromiso que asumió el Gobierno de reducir los subsidios a la energía. La estrategia oficial apunta a segmentar esos desembolsos hacia los sectores de menores recursos. Pero la disparada en el precio internacional del GNL, que Argentina importa para abastecer la demanda en invierno, enciende las alarmas. Los primeros relevamientos dan cuenta de una suba que llevaría la cotización de 8 a 38 dólares el millón de BTU.
Según pudo saber este medio, las cláusulas irán en ambos sentidos. Es decir, si surgieran modificaciones drásticas en los precios internacionales que mejoren la ecuación de la balanza comercial y de la recaudación, Argentina debería sobrecumplir las metas previstas. Incluso, el borrador antes mencionado ya lo había dejado en claro: “Si los ingresos reales del sector público nacional fueran superiores a los programados, nos comprometemos a hacer uso de esa oportunidad para virtuosamente reducir el déficit fiscal de forma acorde”.
Entre Rusia y Ucrania suman el 78% del comercio mundial de aceite de girasol, el 28% del comercio de trigo y el 19% del de maíz. De acuerdo a un análisis que publicó la Bolsa de Cereales, “la posibilidad real de una restricción se tradujo en un aumento de los precios, pero también en una elevada volatilidad en estos mercados que reflejan el nivel de incertidumbre”. El panorama es también alcista para los mercados de insumos agrícolas, con presiones tanto en combustibles como en fertilizantes.
El mismo informe señala que “en el corto plazo, el valor exportado por Argentina podría incrementarse, como consecuencia del aumento de precios, en aproximadamente u$s1.800 millones. Aunque el resultado estaría condicionado a la captura de los actuales precios, y a las cantidades de granos producidas”. En diálogo con Ámbito, Antonio Aracre, CEO de Syngenta, explicó que las lluvias que se produjeron en los últimos días trajeron una leve mejoría a la cosecha que venía afectada por la sequía, por lo que las pérdidas serán levemente menores a las calculadas. “Este escenario, con una hipótesis de conflicto prolongado en dos países de producción similar a la nuestra, abre oportunidades de mercados nuevos en un momento de demanda agitada y precios óptimos”, explicó Aracre.
En cualquier caso, todos los cálculos están atados a un contexto cambiante. Luego de jornadas con escaladas de precios que alcanzaron el 40% en un día y derrumbes de la misma magnitud en las veinticuatro horas siguientes, parece difícil que cualquier meta no contemple una revisión por modificaciones del contexto. “No recuerdo un momento de tanta incertidumbre: pandemia y guerra. El contexto es único y la incertidumbre, la mayor desde la creación del FMI”, así definió el escenario actual Torres.