Derecho al cambio de identidad de género en el mundo, a 10 años de su sanción en Argentina
Hace 10 años Argentina sancionó la Ley de Identidad de Género, una medida pionera en América Latina porque contempló el derecho de las personas trans a ser inscriptas en su DNI de acuerdo con la identidad autopercibida y, si bien tuvo gran aceptación en la región, el resto del mundo aún presenta un panorama dispar al respecto.
Entre los países que permiten el cambio de marcador de género en los documentos, en algunos supone un simple trámite administrativo, pero otros tienen una legislación con exigencias restrictivas, como evidencias de cirugía de cambio de sexo o de esterilización, tratamientos hormonales y/o psicológicos, o requisitos económicos.
En América Latina, los primeros en sancionar una ley de identidad de género fueron Panamá, en 2006; Uruguay, en 2009; y Brasil, en 2010; pero la de Argentina, dos años más tarde, marcó un punto de inflexión por plantearse desde una perspectiva despatologizadora y sin exigir requisitos médicos.
Hasta el 2019, unos 14 países de la región permitían el cambio de identidad sexual, mientras que solo 22 habían legalizado el cambio de nombre.
En Panamá el cambio de marcador de género en el documento es legal, pero es necesario que un médico forense certifique que el sexo de la persona es el mismo que el que se corrige, es decir, que las personas trans solo pueden solicitar la modificación si se someten a una cirugía de reasignación de sexo.
En Uruguay, la Ley Integral para Personas Trans de 2019 eliminó los requisitos para el cambio de identidad de la ley de 2009, y lo habilita a través de un simple trámite administrativo; además, en los documentos no aparece explícitamente el sexo.
Algo similar ocurre en Costa Rica, que permite el cambio de identidad mediante un trámite gratuito y las cédulas no tienen referencia al sexo.
Brasil no tiene una ley específica sobre identidad de género, pero en base a una decisión de la Justicia en 2010 se introdujo el derecho a la cirugía de reasignación sexual gratuita para personas transexuales y desde 2018 se permite el cambio de nombre para mayores de 21, sin necesidad de haber pasado por una cirugía de reasignación de sexo.
En tanto, en México, las leyes relativas al cambio de nombre y marcador de género no son uniformes y varían según la región. Desde 2004, la Ciudad de México reconoce el cambio de la identidad de género, pero recién desde 2014 es posible sin examen médico ni orden judicial.
En Colombia, la Corte Constitucional ordenó en marzo pasado incluir la categoría «no binario» en los documentos de identidad. Desde 2015 es posible cambiar el marcador de género sin requisitos médicos, pero solo se puede realizar dos veces y con 10 años de diferencia.
En ese mismo año, Puerto Rico legalizó el cambio de identidad a través de un formulario que debe ser firmado por un profesional clínico.
En 2016 Bolivia aprobó una ley que solo establece un examen psicotécnico que avale que la persona conoce y asume las implicaciones de su decisión de cambio de género. Entre enero y noviembre de 2021, más de un centenar de personas cambiaron sus nombres, imagen y sexo en sus documentos de identidad, según el periódico local El Deber.
En paralelo, Ecuador reformó una ley para garantizar a mayores de 18 años el cambio de nombre o de marcador de género sin requisitos adicionales. Este trámite se puede realizar solo una vez e implica el cambio de «sexo» a «género» en la cédula, mientras que Perú los permite solo a través de la judicialización del Estado.
En Venezuela la Justicia reconoció en 2017 el derecho a modificar el género solo después de diversos exámenes, pero cada caso debe ser analizado individualmente.
Chile aprobó en 2018 una ley que garantiza que las personas transgénero mayores de 14 años puedan modificar su nombre y género sin que sea necesaria cirugía.
Las situaciones de Paraguay y Cuba son más estrictas: el primero permite el cambio de nombre en casos excepcionales y en el segundo se puede cambiar el nombre y también el marcador de género, pero solo si corresponde a los órganos genitales de la persona que lo pide.
En América del Norte, Canadá legalizó el cambio de género sin requisitos y en 2019 anunció que también se podría optar por una «X» si la persona no se identificaba con el género masculino ni femenino, mientras que en Estados Unidos, dependiendo del estado, son necesarios algunos requisitos que pueden ser médicos o económicos.
En Europa, el primero en reconocer el cambio de género sin exigir diagnósticos psiquiátricos ni médicos fue Países Bajos en 2013 y entre los últimos, Portugal en 2018. Otros países que cuentan con leyes no médicas ni patologizantes son Bélgica, Malta, Dinamarca, Francia, Grecia, Luxemburgo, Portugal y Noruega, que lo permite desde los 16 años.
Además, Países Bajos registró en 2018 un pasaporte con una X y en 2020 se abrió un debate parlamentario sobre la eliminación del género en los documentos. Alemania, por su parte, dictaminó en 2019 que las partidas de nacimiento de personas con características sexuales intersex tuvieran el indicador «divers».
En República Checa, por el contrario, es requisito una cirugía de esterilización, en Bielorrusia se exigen exámenes médicos y psicológicos para «descartar otros trastornos sexuales mentales y somáticos», en Polonia se debe iniciar un proceso judicial y en Turquía es posible con una solicitud en un tribunal.
Si bien en Europa al menos unos 35 países garantizan la existencia de una ley de cambio de identidad, las legislaciones son poco precisas en Croacia, Eslovaquia, Islandia, o Italia, donde la ley establece que «cuando lo crea necesario, el juez podrá ordenar una pericia para determinar el estado psico-sexual de la persona solicitante».
En Asia, en los últimos años el único país que presentó un verdadero avance fue Pakistán, que aprobó en 2018 una ley sobre los Derechos de las Personas Trans que habilita los cambios de género y de identidad en los documentos sin necesidad de intervención médica o judicial ni requisito económico.
Además, el continente asiático presenta también un escenario diverso: hay países como la India, Bangladesh, Indonesia, Kirguistán, Uzbekistán y Sri Lanka que permiten el cambio de identidad sin restricciones, y Nepal también agregó un tercer marcador en pasaportes en 2008 y en el censo federal en 2011.
Pero, por ejemplo, la modificación es posible en Bután solo si se presenta un certificado de un psiquiatra y una carta de una organización civil; en China, con certificados psiquiátrico y de un hospital que confirme la cirugía, al igual que en Irán, Singapur y Kazajistán, aunque en este último la persona debe hacerse cargo del costo. En Mongolia, el Gobierno exige una transición de género «completa», que incluye terapia de reemplazo hormonal y cirugía.
También existen los países que patologizan el cambio de identidad de género, como Corea del Sur, donde la persona debe tener diagnóstico de «transexualidad: desorden de identidad de género», no estar casado ni tener hijos menores de edad y haberse sometido a una cirugía de reasignación, o en Japón, donde está estipulado bajo la ley de Trastorno de Identidad de Género, de 2003.
En Oceanía, Australia permite el cambio de género, pero los requerimientos son diferentes dependiendo de la región, y en Nueva Zelanda, donde se puede registrar el sexo como indeterminado, intersexual o no específico, el año próximo entrará en vigor una ley que elimina la exigencia de certificado médico.
En África, previo a la pandemia de coronavirus, Ángola, Esuatini, Malaui, Kenia, Mozambique, Sudáfrica y Zambia permitían el cambio de identidad de género, aunque con legislaciones poco precisas, mientras que Botsuana requiere pruebas médicas y psicológicas y en Namibia, además, el costo del trámite es prohibitivo.