A San Lorenzo se le escapó en el final
Nadie lo podía creer en el Nuevo Gasómetro. Ni los hinchas locales ni el centenar de brasileños que, en su gran mayoría, ya se habían retirado cuando el gol de Lincoln los hizo regresar corriendo a la tribuna para culminar con alegría su excursión. Gremio de Porto Alegre, que no había inquietado siquiera a Torrico en el segundo tiempo, encontró en el último minuto un empate con sabor a triunfo. Y San Lorenzo, que había hecho un muy buen partido y merecía holgadamente su primera victoria en la Copa Libertadores, quedó comprometido con el 1-1 final.
Si de algo pecó el equipo de Pablo Guede en la noche porteña fue de ineficacia, aunque para algunos pueda tratarse de una mala suerte adjudicable a alguna maldición. En ventaja casi desde el vestuario, por el penal ejecutado a los 3 minutos por el infalibe Néstor Ortigoza, el Ciclón apenas si pasó un leve sofocón en la primera parte, y tuvo varias chances de aumentar la ventaja, entre ellas sendos remates de Nicolás Blandi y Emanuel Mas que dieron en los palos.
Los goles
En el complemento no fue una tromba, pero sí manejó el trámite con buen juego y se mantuvo tranquilo ante la falta de reacción de Gremio. Por eso la bronca e injusticia se apoderaron del público local y de los jugadores después de ese descuido, esa sucesión de rebotes que terminó con la definición de Lincoln.
San Lorenzo quedó al borde de la eliminación en la fase de grupos, con cuatro partidos jugados y apenas 3 puntos, sin conocer aun la victoria y con una visita a Toluca de México y un duelo de local ante la Liga de Quito por delante.
Telam