Al menos 36 muertos y más de 70 heridos tras una explosión en un mercado de pirotecnia en México
No fumar. Los letreros de advertencia rodean todo el recinto del parque de pirotecnia de San Pablito Tultepec, una explanada del tamaño de dos campos de fútbol. Dentro, el escenario es postnuclear. Vigas de metal negras y retorcidas en cascada, muros de cemento derretidos, grúas separando escombros como si fueran carbón. 300 toneladas de explosivos estallaron en este pequeño pueblo del Estado de México el martes por la tarde, cuatro días antes de Navidad, causando al menos 31 muertos, 72 heridos y 100 desaparecidos. Las causas todavía están bajo investigación. Una de las pocas fachadas que aún aguanta en pie se llama El Trineo. En el rótulo, antes rojo y ahora negro, se distingue a un Santa Claus orondo con las mejillas sonrojadas.
Diana Angélica y su familia acababan de llegar cuando empezó la detonación. “Escuchamos tronar los primeros cohetes y echamos a correr por el pasillo. Había mucha gente. Agarré a mi niña de 11 meses y entonces ‘bum’, se sintió una explosión muy fuerte en la espalda, como una pipa de gas”. La deflagración los levantó del suelo y los empujó contra la valla. “Nos caímos entre la gente pero conseguimos salir fuera”. Eran alrededor de las 15:00 y la combustión en cadena duraría más de una hora pintando el cielo de humo blanco.
Cuatro helicópteros del Ejército y un destacamento de la policía estatal y federal participaron en el rescate. Durante toda la tarde, tres tiendas de campaña improvisadas atendían a familiares y amigos de las víctimas. El marido y el hijo mayor de Diana se encuentran entre los desparecidos. Las autoridades han facilitado un teléfono para agilizar la identificación de las víctimas. Han pedido a los familiares que aporten pruebas de sangre para llevar a cabo identificaciones genéticas. Algunos cuerpos están calcinados. Los heridos han sido repartidos por los hospitales de la zona.
El mercado de pirotecnia de San Pablito, como es conocido en la zona, es uno de los más grandes de México. No es la primera vez que hay accidentes. En 2005 y 2006, detonaciones en la explanada, con más de 300 puestos, dejaron decenas de heridos. Este mismo año, tres personas murieron y 13 resultaron heridas por explosiones de cohetes. El Instituto Mexicano de Pirotecnia ha salido al paso tras el suceso. “Los locales están perfectamente diseñados y con espacio suficiente para que no se dé una conflagración en cadena en caso de chispazo”.
Martín Patiño es uno de los bomberos de Tultepec que estuvo regando agua durante más de una hora. “Ha sido muy complicado controlar el fuego. Lo peor es la onda expansiva, la reacción en cadena de tanta pólvora y tanto aluminio. Hasta que no se consume no puedes hacer nada”, cuenta con la cara aún tiznada. El bombero está de acuerdo con que el lugar cumplía con las normas de seguridad. Los pasillos, ahora imperceptibles, son anchos y cubiertos de tezontle, una roca vernácula e ignífuga, y además de carteles prohibiendo fumar, también hay otros que dicen: no calar. “Los comerciantes tienen prohibido hacer pruebas de los materiales. Hay gente que lo pide porque quiere ver que la mecha funciona. No siempre les dicen que no”. Aún no hay confirmación oficial del origen de la explosión.
La pirotecnia es negocio y tradición en Tultepec, un pueblito de 40.000 habitantes. Juan Carlos Amado es la tercera generación de vendedores de fuegos artificiales. Este martes no había ido a trabajar. La cuarta generación sí. Su hijo Saúl, de 15 años, empezó la jornada a las 8 de la mañana y su padre le esperaba de vuelta a las 8 de la tarde. Pero la pista de Saúl se perdió entre el incendio.