Alemania, firme con echar al jefe de la CIA en Berlín
El gobierno alemán consideró adecuado e «inevitable» el pedido de salida del país del jefe de la inteligencia estadounidense, tras los casos de espionaje.
Aunque llevó la relación bilateral con Estados Unidos a su peor momento, agravando hasta niveles impensados el cortocircuito de más de un año de duración por las revelaciones del espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en Alemania, las autoridades teutonas sostienen su visión.
«Los incidentes de las semanas pasadas fueron lamentables y llevaron a la decisión de ayer», dijo el ministro de Relaciones Exteriores Frank-Walter Steinmeier, quien habló de una medida «correcta, un paso necesario y una reacción apropiada».
«Tomar medidas fue inevitable, en mi opinión. Necesitamos y esperamos una relación basada sobre la confianza», prosiguió el ministro en una charla con periodistas.
El ministro describió como «alarmantes» las noticias de que la inteligencia estadounidense habría reclutado a dos alemanes, un hombre que trabajaba en la agencia de inteligencia extranjera del país y un empleado del ministerio de Defensa.
Agregó que este fin de semana se reunirá con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para abordar las acusaciones de espionaje estadounidense en Alemania. Será en un encuentro bilateral de las conversaciones en Viena sobre el programa nuclear iraní y afirmó que le exigirá a Estados Unidos «respeto».
Por su parte, el ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, fue más explícito que su colega Steinmeier y demandó el fin de las prácticas de espionaje de Estados Unidos en suelo alemán.
En tanto, el diario alemán Bild informó hoy que la canciller alemana, Angela Merkel, ordenó a todos sus servicios secretos que limiten al mínimo imprescindible su cooperación con Washington.
Washington, por su parte, no hizo ningún comentario sobre la decisión alemana y se limitó a decir que la relación y cooperación con Berlín en materia de seguridad e inteligencia es muy importante para Estados Unidos.
Los lazos entre ambos países se vieron resentidos luego de que el año pasado el ex «topo» de la NSA Edward Snowden revelara una trama de espionaje masivo sobre millones de llamadas telefónicas, incluidas las del teléfono celular de Merkel.
El gobierno alemán exigió explicaciones y la firma de un acuerdo para no espiarse mutuamente, pero chocó con la negativa de Washington.
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