Avance científico
Científicos argentinos lograron transformar células de la piel de personas diabéticas en otras similares a las del páncreas humano, una técnica que permitirá en unos cinco años suplir la falta de producción de insulina de manera inocua y mínimamente invasiva.
El equipo del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental (Icbme) del Hospital Italiano de Buenos Aires y del Conicet es el responsable de este hallazgo publicado en la revista PLoS One, que permitirá que «en al menos cinco años podamos reemplazar el páncreas dañado en pacientes diabéticos, a través del implante de las células reprogramadas».
«El descubrimiento es un enorme paso en la búsqueda de solución para una enfermedad vascular, autoinmune, que por sus efectos provoca graves secuelas en los pacientes», dijo Pablo Argibay, médico e integrante del equipo de investigadores.
La originalidad de la propuesta a nivel mundial, y que será patentada en el país, es que el método empleado no modifica genéticamente a las células transformadas y no utiliza células madre, sino que se basa únicamente en el uso de agentes químicos para realizar la transformación.
«Nuestro trabajo consistió en tomar pequeñas biopsias de piel de pacientes diabéticos y, a través de la exposición a diferentes medios de cultivo y sustancias químicas, logramos obtener células con la forma y la función de las células pancreáticas», explicó el médico.
Una vez trasplantadas las células reprogramadas en ratones, informó Argibay, «conseguimos prevenir la hiperglucemia temprana y producir insulana humana», señaló el científico. «Estamos felices con este descubrimiento. En pocos años estaremos en condiciones de realizar la práctica que será inocua, simple y no invasiva».
Según Argibay, «la intervención se realizará mediante la extracción de un pedacito de piel, el procesamiento de esas células de la piel a través de enzimas, el lavado y la introducción de ellas en un medio de cultivo donde se duplicarán».
«Nuestra meta es despertar en ellas los genes que tienen que ver con el páncreas y dormir los genes que tienen que ver con lo que las hace ser células de la piel», señaló el investigador. Una vez modificadas genéticamente el paciente deberá volver al hospital para que se las introduzcan a través de una inyección y hacer controles periódicos para evaluar el funcionamiento del páncreas que ahora producirá insulina con las células del propio paciente.
Argibay, que trabaja desde 1969 en la búsqueda de una solución para la diabetes, celebró hoy el «gran paso adelante» porque los cambios «no se logran recurriendo ni a virus ni a factores genéticos, sino a elementos químicos, lo que hace menos riesgoso el proceso».
«La diabetes es una enfermedad autoinmune y grave por las secuelas que provoca a nivel de las arterias, porque la elevada glucosa en sangre daña el organismo», dijo el investigador. Ante la falta de producción de insulina de un páncreas dañado como es el del diabético, la glucosa no puede pasar a los órganos y aumenta su nivel en sangre.
«Nuestro desafío fue reemplazar las células del páncreas dañado con células de la piel del propio paciente y lo logramos», completó.
De ahora en más, el trabajo de los investigadores hará foco además en seguir una estrategia similar en pacientes con enfermedades psiquiátricas o con problemas neurológicos, como la enfermedad de Parkinson, con el objetivo de obtener neuronas a partir de células de la piel, y estudiar mecanismos de las enfermedades con estas células sin invadir al paciente.
Argibay dijo que las investigaciones que hizo el equipo de científicos fue posible gracias a los premios y reconocimientos que recibieron como la Medalla Suiza de la Innovación Tecnológica; el Gran Premio Innovar de Tecnología y de Innovación Tecnológica; y el Gran Premio de Ciencias Aplicadas que obtuvieron en Tecnópolis.