Campanella, después de la guerra K: «Consumo tranquilizantes todas las noches»
El laureado director de cine se refirió a los escraches que comenzó a recibir luego de opinar abiertamente sobre el partido liderado por Cristina Kirchner. «Fueron años muy angustiantes».
r Juan José Campanella fue uno de los personajes que más se ha expuesto a los embates que el Kirchnerismo prodigó a todos aquellos que criticaron al famoso “modelo”.
Entrevistado por Viva, el laureado Director de cine habló de cómo vivió esa lucha y los escraches que recibió de parte de los programas televisivos oficialistas y de muchos internautas.
«Nunca critiqué a la Presidenta personalmente. Tampoco voté nunca al kirchnerismo. En los primeros años, uno podía oponerse a ciertas cosas y apoyar otras. Yo diserté frente al Congreso por la Ley de Medios, en lo que respecta al cine. Desde el 2010, no puedo precisar la época, quizá después del 54%. En Twitter puse una crítica muy liviana y me cayeron encima con una violencia impresionante. Empecé a salir en 678. Sufrí escraches del kirchnerismo. Y me sorprendió la virulencia, todo se fue radicalizando», arrancó a contar.
«En los programas periodísticos se burlaban. Era como una serie: dos veces por semana me atacaban. En Duro de Domar también. Esto era seguido con un ataque fuerte en las redes: de gente normal y de trolls, que son los pagos. Fue duro. Mi mujer estaba muy angustiada. Yo, al principio, también; después lo llevaba con orgullo».
«¡La reacción que se comió Ricardo Darín por decir que no hubiese estado mal saber la plata de la Presidenta, cosa que me parece normal en cualquier gobierno! Salí a defenderlo y fue todo un escrache. Era desvalorizar a la persona que criticaba. Como el viejo sistema de los jueces, que intentaban socavar como persona al testigo que declaraba», dijo sobre la pasada polémica sobre el actor y la ex mandataria.
«Esto fue generando una reacción en que los comentarios hacia los kirchneristas fueron de la misma virulencia, y así fue entrando en amistades, en familias. Yo consumo tranquilizantes, todas las noches, para poder dormir. Esto empezó en el 2012 en realidad. Esos tres años fueron muy angustiantes», comentó luego.
Y continuó: «Es una realidad persecutoria, no es algo de que estés escondiéndote. Lo que pasa es que hay mecanismos para reaccionar a eso. A mí, esa mojada de oreja, me provoca más. Parte de ese comportamiento que hacía atacar desmedidamente al opositor. No al funcionario opositor, que yo creo que es válido en una democracia: atacar al funcionario o criticarlo. Pero jamás ataqué a alguien que apoyaba al kirchnerismo, nunca lo haría. Por eso no entiendo esa dinámica».
«Me he pasado discutiendo con algunos amigos y gente que adhiere al kirchnerismo que no todos entran en la locura, con algunos podés hablar. Y me decían: ‘Nuestras ideologías son totalmente opuestas’, y yo decía: ‘Pará, si nunca hablamos de ideología al final. Estamos hablando de sistemas y de creencias: quizá tenemos la misma ideología pero creemos en cosas diferentes y vos le creés a alguien a quien yo no lo creo. No creo que el gobierno anterior representaba la ideología que le adjudicás ni creo que el gobierno actual represente la ideología que vos le estás adjudicando. En matices y en orientaciones, sí. Pero ni uno es la izquierda, ni el otro es la derecha'», comentó.
Luego continuó hablando de la agresividad en las redes sociales: «Es graciosa la dinámica. En Twitter es increíble… empieza un tuit amable preguntando qué opinás de tal cosa, yo le contesto: ‘Excedo los caracteres, pero a veces las cosas tienen grises’, y me responden: ‘¿A vos te parece gris?’ Y empiezan con cosas así. ‘A mí me parece gris, y a mi manera de pensar, tiene más pro que contra’, contesto, y me responden: ‘Facho, gorila, hijo de puta’. Y ahí terminó la conversación. Empiezan queriendo ser socráticos y terminan en la cancha».
«Me parece gravísimo naturalizar la muerte de un fiscal como Nisman. Hoy, casi un año después, sigo sintiendo lo mismo que sentí cuando me enteré. Todos quedamos helados como sociedad. Y el gobierno tomó la peor reacción posible: ningunear y criticar a la persona que murió», opinó.