China Suárez: «No genero vínculos enfermizos con nadie»
Según consignó Tiempo Argentino, cuando tenía 14, la China Suárez fue una de las tantas adolescentes que leyó entusiasmada Abzurdah, el bestseller autobiográfico sobre una adolescente que se enamora por chat de un tipo de 30 y se ve envuelta en un infierno de anorexia, bulimia, intentos de suicidio y enfermiza obsesión. El libro, escrito por Cielo Latini, tuvo el mérito de lograr interpelar a una generación de chicas que se asomaba sin red al amor virtual. Y que, al mismo tiempo, lidiaba con la incomprensión de sus padres y de la sociedad respecto a un supuesto ideal corporal que Lágrima (sobrenombre de Latini en los blogs de la época) supo encarnar con autenticidad.
«Desde el primer momento me pareció una historia espectacular. Al punto que cuando la escuché a Cielo decir que le gustaría hacer una peli del libro le dije a mi mamá: ¡Yo quiero hacer esa película! Y ahora me está pasando. Increíble», relata la China, nueve años después de aquella lectura entusiasta, y pocos días antes de ver realizado su sueño adolescente: el estreno de la versión fílmica de la historia que la tiene como protagonista. Y que cuenta con Gloria Carrá y Rafael Spregelburd en el papel de sus desorientados padres, y a Esteban Lamothe en rol clave de Alejo, su conflictivo amor misterioso.
«Siempre me llamaron la atención los personajes difíciles en los que uno se tiene que afear o cosas por el estilo. Por eso, cuando me llamaron para el papel, casi me muero. Porque no me la vi venir para nada. ¡Qué locura pensé! Y enseguida me acordé de cuando tenía 14 años y soñaba con hacer el papel», cuenta la ex Teen Angels. Y subraya: «Es un personaje que cualquier actriz hubiese querido hacer. Muy estimulante por todas las cosas que le pasan».
-¿Te encontraste con Cielo Latini?
-Sí, durante el rodaje. Pero no quise imitarla. Nos vimos durante un ratito muy rápido. Creo que ella estaba muy impresionada con todo. Nunca había ido a un rodaje y que se estuviera grabando su historia la impresionó. Me pareció una divina. Todavía no nos sentamos a hablar. Ya llegará el momento, porque me muero de intriga.
-¿Y con Lamothe cómo fue el vínculo actoral?
-Nos conocimos ahí cuando hicimos las primeras reuniones con la directora (Daniela Goggi) y me cayó muy bien. A mí ya me parecía muy buen actor porque lo veia en Guapas y era muy gracioso. Después en las reuniones me pareció muy simpático. Pensaba: «Mira qué bien este chico que encima es simpático, comprador y carismático». Nada que ver obviamente con Alejo, su personaje en la película. Y eso te habla de lo buen actor que es. Hicimos una gran familia con todo el equipo.
-En la película hay varias escenas sexuales. ¿Implicaron un cuidado especial?
-Fue todo muy relajado. No le pusimos un énfasis. Nunca dijimos: «Uh, hoy tenemos que hacer esta escena». Ni lo comentábamos porque no sentíamos cuidados de verdad. En esos momentos hubo un equipo reducido y él fue muy respetuoso. Nos divertimos y nos la tomamos con mucha tranquilidad. No fueron las escenas difíciles. No lo viví así.
-¿Cómo fue tu adolescencia y los vínculos por Internet?
-Yo viví la época del messenger. Pero estaba muy limitada, mucho más que Cielo, porque mis padres me estaban muy encima. No es que tenía la computadora libre para chatear. Además, tenía un hermano cinco años mayor que yo que estaba en la computadora siempre y sólo me la dejaba cuando él no la usaba. Era toda una novedad en ese momento poder chatear, pero no me pasó de tener un amor por ahí.
-Nunca un metejón por chat…
-Es que debe ser una locura enamorarte de alguien que no conocés. Nunca me pasó. Ahora me enteré que existe el Tinder. «¿Pero qué?, pensé. «¿Es para juntarte con alguien que no conocés?». Me pareció una locura porque yo soy re miedosa, no hay chance de que me encuentre con alguien que no conozca. Olvidate. Enseguida empiezo a pensar todo lo malo que me puede llegar a pasar. Soy insoportable en ese sentido.
-Con tu actuación, da la impresión que la comprendés también
-Sí porque es una situación vulnerable. Traté de no juzgarla en ningún momento. Ni a ella ni a él, Alejo, el personaje de Esteban. Que si te fijás, no está demonizado. Y eso también es mérito del guión, claro. Y de Esteban. Es un personaje que abre preguntas; no le hace falta responderlas todas. Tiene un misterio atrapante. Una ambigüedad que lo hace interesante.
-A la infinidad de adolescentes que se identifican con Cielo y conciben de manera enfermiza el amor, ¿qué les dirías?
-Al revés de lo que piensa Cielo, yo creo que el amor no duele. Creo que el amor es lo mas lindo del mundo. En todo sentido. Lo que pasa es que mucha gente, al estar enferma, ama enfermamente. Porque idealiza o porque hay algo del sufrimiento que le gusta, porque hay gente que está cómoda en esa posición. En mi caso, no soporto el estar mal o el no estar feliz, siempre fui muy consciente de que tengo una linda vida más allá de todo. Si tengo algún desengaño amoroso inmediatamente pienso: «Sabés que tenés salud, sabés que tenés unos padres que te aman, que te acompañan, un hermano que te cuida…». Entonces: yo no amo enfermamente a nadie ni género vínculos enfermizos con nadie porque tampoco sé cómo se hace. Y no creo que eso tenga que ver con la edad, con ser adolescente o no tener experiencia en el amor, sino con los patrones de relacionamiento en sí.
-Pero a veces pasa que uno no ama enfermamente pero el otro sí.
-Es cierto, pero está en vos cortar eso o engancharte y obsesionarte. En mi caso, siempre tuve buenas personas al lado mío. Tuve la suerte de tener novios más grandes que me cuidaran. Y a eso sumale que también tengo mucho carácter. Conmigo no se hacían los pelotudos. En cuanto me sentía mal les mandaba un beso enorme. Conmigo sabían que no se podía boludear.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo el maltrato psicológico, yo capto muy rápido esas cosas porque soy intuitiva. Y porque me doy cuenta cuando esa persona se lo está haciendo a otra y no me banco esa actitud, no me gusta.
-A partir de esta buena experiencia ¿te dan ganas de priorizar el cine?
-Mmmm no. A mí me gusta poder hacer todo. Cantar, bailar, y si me llaman mañana y tengo que aprender piano, lo hago. No me gusta encasillarme porque no me gusta que me encasillen tampoco.
Una historia de amor a la distancia
Se conocieron durante la grabación de un video. Él, David Bisbal, cantante español de éxito global, y ella, la China Suárez, prometedora actriz de alcance pop.
Según reconocen los protagonistas, fue flechazo a primera vista. Al punto que al poco tiempo iniciaron una relación y ella viajó hasta España a conocer a sus padres. Hace poco se tomaron una íntimas vacaciones en las playas del Caribe, en medio de una gira mundial del cantante.
-¿Qué tuvo para conquistarte?
-Todo. Es muy bueno y me hizo sentir como nunca antes me había sentido. Es como un caballero de otra época. No es un chico actual en ese sentido. Es como yo veía que era mi abuelo con mi abuela. Y entonces creo que fue eso, su bondad, su simpleza y su talento, obviamente. Todo en él es recontra simpático. Es un ser muy carismático. Creo que cualquier persona se podría enamorar de él. Siempre. Tanto mujeres como hombres. Cualquiera que lo conoce es el comentario obligado que tiene.
Enamorada de Rufina
–Rufina, tu hija, está por cumplir dos años. ¿Cómo vivís esta etapa?
–Trato de disfrutar todas las etapas. Rufina siempre fue muy tranquila y muy buena. De dormir mucho. Y ahora estoy en el momento en que empieza a hablar y me mira con un amor que no se puede creer. Empieza a darse cuenta que soy la mamá y que voy a estar siempre para ella y que ella va a estar siempre conmigo. Una etapa de enamoramiento mutuo. De todo el tiempo venir y darnos un abrazo. Lo que todos me contaban que iba a pasar, me está pasando. No me lo quiero perder porque sé también que pasa rápido.
Una condición: sin dobles
-Es notorio tu cambio físico para componer a una anoréxica. ¿Cómo lo lograste?
-Conté con la ayuda del nutricionista y del médico. Fueron seis kilos los que bajé, no 20. Cielo tampoco era una chica que casi se muere de anorexia y eso me ayudó a que pudiera hacerla. Lo que yo no quería era tener que recurrir a un doble. Si hubiese tenido que tirarme de un edificio también hubiese pedido hacerlo yo, como en Hollywood (risas). Es algo que me gusta y me hace sentir bien. Pero sí: fue una dieta muy restringida. Y lo difícil no fue bajar sino mantenerme.
-El personaje tiene mucha carga emocional. ¿Cómo fue el trabajo actoral para llegar a ese resultado?
-Tengo muchos referentes de actores que me encantan pero en este caso no me fijé en ninguno. Siempre trato de hacer mi propio camino. Tuve la suerte de que Daniela Goggi, la directora, es una grosa, muy buena directora de actores también. Está en todos los detalles: en cada mirada, en cada respiración. Me sentí respaldada y eso hizo que me pudiera tranquilizar porque sabía que no se le iba a pasar nada.