Cómo captan las redes de trata a las niñas del Bajo Flores desaparecidas
Un grupo de doce niñas y adolescentes que volvieron a sus casas luego de estar secuestradas contaron las métodos que usaron sus secuestradores para obligarlas a ejercer la prostitución.
Seducción por Facebook, luego amenazas con lastimar a familiares o desaparecerlas si no acceden a enviar fotos desnudas o videos sexuales y hasta una intimidación con arma de fuego, son escenas que se repiten en los relatos de doce niñas y adolescentes que desaparecieron en el Bajo Flores, que volvieron y, de a poco, comienzan a contar qué les pasó.
Ana, Clara y Sofía tienen 15 años, María, Florencia y Analía, sólo 12; Nadia,Vanesa, Laura y Noelia transitan sus 13 años, en tanto Estefanía con 16 y Marcela de 18 (*), son las protagonistas de esta historia que está reconstruyendo la Red de Docentes, Familiares y Organizaciones del Bajo Flores, que dilvulgó detalles de sus tormentos y modificó sus identidades para preservalas.
Ellas desaparecieron por pocos días, luego volvieron, confiaron sus historias a sus docentes y sólo algunas, a sus madres. A partir de sus relatos se pudo identificar que fueron contactadas por perfiles de Facebook que se repiten, que muchas de ellas bloquearon cuando comenzaron los pedidos de que enviaran fotos desnudas o videos teniendo sexo, pero las siguieron buscando.
“Manda las fotos”, le dijeron a Nadia un grupo de hombres armados, cuando la interceptaron en la esquina de la cancha de San Lorenzo, cuando ella iba camino a la Villa 1-11-14 donde todas las chicas viven. Las fotos que le reclamaban eran de ella desnuda. Cuando la niña bloqueo esa cuenta, apareció otra, de una mujer, donde le decía a Nadia: “Si no lo haces te van a violar entre cinco o van a matar a tu mamá y a tu hermanito. A mi me hicieron lo mismo”.
El hecho está registrado en la causa N° 48493/15 y es parte de una denuncia colectiva, la número 60836/15 del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción 30.
Clara sigue recibiendo mensajes. Ella, ante reiteradas amenazas recibidas desde distintos usuarios de Facebook, accedió al pedido de realizar un video sexual. En el expediente judicial figura, incluso, la dirección donde se habría filmado. No bastó, la siguieron contactando.
Desde los mismas cuentas en la red social contactaron a Florencia. Ella se negó.
Siguieron con Vanesa: “Estás en una lista y sos la próxima”, le escribieron. Ella dijo no. Paralelamente desapareció Laura y los captores le anticiparon que también iba a desaparecer: «Te va a pasar lo mismo».
Cuando contactó a Estefanía, el acosador virtual acompañó las intimidaciones con datos de la familia de la adolescente, dirección de su casa y del trabajo de su mamá. Aquí también apareció una intermediaria que reforzó el acoso: “A mi me pasó lo mismo. Hace lo que te piden. A mí me secuestraron a mi hermana menor”.
La desaparición de Laura tuvo impacto mediático. Ella, luego de ser contactada por la red social, desapareció diez días, hasta que la policía Metropolitana la encontró en plaza Miserere. A partir de este hecho, la Fiscalía de Pompeya sigue una línea de investigación que une la desaparición de Laura con el de otras siete chicas, según confirmó a Télam Adrián Giménez, titular de la Fiscalía de Instrucción de Nueva Pompeya.
También Noelia desapareció por tres días. Dijo que se fue con su “novio”, un joven involucrado en otras desapariciones. Contó que estuvo en tres casas y los detalles están en la causa 4946/16 que tramita en el Juzgado Nacional Penal en lo Federal N° 1, Secretaría 22. En las historias de María y Analía se repiten los perfiles desde donde se las amenazó para que entreguen fotos o videos sexuales.
Sofía estuvo desaparecida entre el 17 de abril y el 21 de mayo último, y Marcela, entre el 29 de marzo y el 8 de abril.
De las doce niñas y adolescentes violentadas que la Red pudo relevar, sólo Ana relató que la secuestraron en la calle, que la mayoría del tiempo estuvo en una habitación oscura, entre un viernes y un domingo, cuando apareció sentada en un poste de plaza Miserere. Ella fue a un hospital para que la revisaran, pero le dijeron que no había médicos legistas y que debía realizar la denuncia. No la atendieron.
Para quienes integran la Red que acompaña el proceso personal y judicial de estas niñas “los patrones comunes son un contacto inicial por medio de perfiles de Facebook, amenazas posteriores reclamando fotos, y en algunos casos, el traslado de las chicas a casas de varones jóvenes para realizar videos manteniendo relaciones sexuales”.
Preocupa a este colectivo de docentes, familiares y organizaciones del Bajo Flores que “sectores judiciales consideren que las chicas desaparecen por ‘caprichos’, ‘conflictos familiares’ o porque ‘sólo se fueron con sus novios’, ya que demuestran que no pueden ver que todas se encuentran en situaciones de vulnerabilidad que son aprovechadas por los captores”.
La Red solicitó a la Procuraduría de Trata y Explotación Sexual (Protex) que se unifiquen las causas para determinar si opera una red de tratantes, mientras piden protección para “las jóvenes de nuestro barrio, sus familias que realizaron las denuncias, que se encuentran actualmente en riesgo”.
Integrantes de la Red reconocieron a Télam que “hay mas casos, pero las chicas aún no hablan. Es más, estamos esperando que las chicas puedan decir más. Y sabemos que nosotros también estamos en riesgo”.