Después de 34 años, recuperó a su hijo
En 1981 a Marta Balbuena le quitaron a su hijo recién nacido y fue entregado a un matrimonio que se lo llevó a Santa Fe.
El caso de una madre que acaba de recuperar a su hijo robado al nacer 34 años atrás en la ciudad bonaerense de Olavarría, puede revelar una red local dedicada a la apropiación ilegal (y comercio) de bebés durante la última dictadura cívico-militar. En la causa judicial se nombra como médico participante a Julio Sacher, el mismo que firmó el acta apócrifa de Guido Montoya Carlotto. El miércoles se confirmaron los estudios de ADN: Marta Balbuena y Sebastián son un 99,9% de la misma sangre. Madre e hijo.
Fue el final de una historia que arrancó en 1981, cuando ella quedó embarazada a los 14 años, en Azul. Según lo que narró al portal de noticias Infoeme, sus padres la mantuvieron «secuestrada» durante el tramo final de su embarazo. «Siempre me llevaban a Olavarría tapada y escondida. Teníamos un Gordini. Me ponían atrás, en el piso del auto y me tenía que tapar con una frazada. Estaría sedada o dopada.» Y agregó: «A Olavarría me llevaron un par de veces, no sólo al momento del parto, por eso me acuerdo quiénes eran los médicos. (Julio) Sacher y (Norberto) Borzi.»
Llegó de noche a la clínica. Fue cesárea. Y luego quedó encerrada en la habitación con llave, sin ver nunca a su hijo. Le tocó una enfermera buena y una mala. La buena le llevó galletitas, le preguntó si había traído ropa (cuando en realidad le habían dicho que el bebé había muerto); le aseguró que el nene pesaba cuatro kilos y hasta le ofreció visitarlo. Ahí apareció la otra enfermera y lo prohibió.
Hoy puede confirmar que la atendieron en la clínica María Auxiliadora, de Olavarría. Pero la primera vez que se animó a hacer la denuncia, el 3 de abril de 2006, creía que era la clínica Santa Luisa. Al no existir ese centro de salud, la causa se cerró ese mismo año y recién se reabrió el último 11 de marzo, cuando Marta consiguió más información, por un lado a través de su tía María Angélica, y sobre todo de un testigo arrepentido. «Dijo que a mi hijo lo habían vendido, una familia lo había comprado y se lo habían llevado a Santa Fe. Dijo ‘fuimos en un vehículo, la señora se puso un almohadón y salió con tu hijo en los brazos.'» Ahí vuelve a la justicia y habla con el fiscal Martín Pizzolo, incorporado luego de 2006, que manda a citar a Sebastián. El muchacho algo intuyó y preguntó a su familia adoptiva, los Chirino: «Ellos le admitieron que era adoptado, que nació en Olavarría en 1981 pero que no sabían el nombre de la madre ni de dónde era», comentó el fiscal a Tiempo Argentino.
El acta de nacimiento dice que el parto fue en Olavarría (no especifica dónde), lo asentaron en Azul, que pesó 2,100 kg. Y pone a los Chirino como los padres biológicos. Lleva la firma de Borzi, ya fallecido, que fue titular de una sala clandestina de abortos, junto con su esposa, allanada hace cinco años por el mismo fiscal Pizzolo. «Hay muchos delitos acá: los médicos, las enfermeras, la abuela que lo vendió, los que le sustituyeron la identidad, encubrimientos, la clínica», afirmó Pizzolo. Aún no hay imputados, pero ya envío todas las actuaciones a la Justicia Federal. Sebastián, padre de Abril y Bastián, no necesitó esperar al ADN para ver a Marta como su madre, cuando se encontraron en la fiscalía el 14 de abril. Justamente el día en que ella lo tuvo, 34 años atrás.