Diego Cocca: «Hicimos historia»
El DT del campeón cambió las banderas e insultos en su contra por el reconocimiento del pueblo racinguista en menos de tres meses, gracias a la obtención de un título luego de 13 años de sequías.
«Prefiero perder con Independiente, pero pelear el campeonato», había declarado, de manera desafortunada, el DT albiceleste en la previa a la derrota 1-2 ante el rival de toda la vida, frase y resultado que lo condenó y que hizo que la mayoría de los hinchas ‘académicos’ se pusieran en su contra.
«Prefiero que te vayas a tener que pelear el torneo» y «Cocca, los clásicos se ganan», fueron las respuestas hechas banderas de parte de los fanáticos que se vieron en el siguiente encuentro como local (derrota 1-3 ante Lanús), además del descontento y, en algunos casos, el repudio que le hicieron sentir en la semana posterior a la caída ante el ‘Rojo’.
Con este clima adverso, el DT, que había llegado a Racing en junio en reemplazo del ídolo de la hinchada Reinaldo ‘Mostaza’ Merlo, se encontró en la obligación de tener que cumplir con parte de su desafortunada frase («pelear el campeonato») para que no tambaleara su puesto.
Además, Cocca, nacido futbolísticamente en River Plate y que logró el ascenso a Primera División con Defensa y Justicia en la temporada pasada, había armado el equipo a su antojo con 11 incorporaciones, incluidas las de Diego Milito, y los regresos de Ricardo Centurión, Iván Pillud y Martín Pérez Guedes, situación que también lo puso en el compromiso de tener que conseguir algo importante.
Sin embargo y, a pesar de haber reconocido ser «un poco verde» por su equívoca frase, el camino para la recuperación no le fue fácil: con el dolor latente por la derrota ante el ‘Rojo’, Racing cayó goleado 3-1 ante Lanús en la siguiente jornada del torneo local y fue eliminado por Argentinos Juniors, tras caer 1-0, en los octavos de final de la Copa Argentina. Todo en apenas cuatro días.
Con las tres derrotas al hilo en su haber, el apoyo que le brindó el presidente Víctor Blanco fue clave para la levantada del combinado albiceleste: «Cocca tiene todo el respaldo que necesita, porque son tres meses complicados y hay que apoyar al equipo», había asegurado el máximo responsable de la dirigencia académica.
Luego de esta circunstancia, el desempeño de Racing mostró un cambio en lo futbolístico que se reflejó en lo numérico: empate 1-1 ante Newell’s Old Boys como local y dos victorias importantes, como visitante, por 2-1 ante Boca Juniors y 4-1 frente a Belgrano.
A raíz de haber conseguido siete de nueve puntos en juego y de haber recuperado la confianza, Cocca, quien nunca dio el brazo a torcer y se mantuvo en su cargo con fortaleza, logró darle su impronta al equipo: orden táctico en todas las líneas, triangulación, sacrificio y un planteo ofensivo con la mira puesta en el arco rival.
Así, todo Racing se fue ilusionando de a poco, se propuso sumar de a tres en cada partido y «corrió de atrás» al, en ese entonces, «casi invencible» River Plate, con una receta simple por parte de su entrenador: mucho trabajo durante la semana, concentración y confianza en sus jugadores.
En esa línea triunfalista, Cocca encontró la base del equipo, la mantuvo y se apoyó en la racha positiva que mostraron varios jugadores: Sebastián Saja desde el arco, Luciano Lollo y Yonathan Cabral en la zaga central, Ezequiel Videla y Luciano Aued en el mediocampo, y un experimentado Diego Milito y un goleador como Gustavo Bou en el ataque, quien fue el último jugador pedido por él y a quien sostuvo, a pesar de las críticas iniciales por compartir el mismo representante, hasta que logró destacarse y convertirse en un pilar fundamental.
Con una sola derrota a partir de la segunda parte del torneo (0-2 ante Atlético de Rafaela en la fecha 10), el sprint final de Racing lo mostró como el equipo más eficaz con el aval de haberse mantenido invicto durante nueve partidos, a raíz de ocho triunfos y un empate, resultados que le permitieron obtener 25 de 27 puntos en juego y así conquistar un nuevo título tras 13 años sin festejos.
De esta manera, Cocca consiguió lo que se había propuesto antes de la quinta jornada, se mostró fiel a sus convicciones, le dio identidad a un equipo recién armado, logró cambiar insultos por aplausos y espera, también, por su estatua.