El ballet del Colón repudia la realización de eventos privados en el teatro
El plantel estable denuncia que la ciudad les suspende funciones para programar a otros artistas como Cacho Castaña y Al Pacino. También rechazan los casamientos en la ópera de Buenos Aires.
«Con gran tristeza terminamos este año 2016. Las únicas dos funciones que teníamos programadas como cierre de temporada en el Teatro Colón, han sido canceladas. Aún, no sabemos a qué se debe, ni tampoco nos han dado ningún tipo de explicación, así, nos siguen quitando funciones», comienza el duro comunicado en el que los trabajadores del ballet estable del teatro Colón solo piden poder seguir haciendo su trabajo en su propia casa.
Durante este año, se han reprogramado funciones del ballet estable para acomodar a otros artistas como Al Pacino, Cacho Castaña, que si bien merecen un espacio para sus actuaciones, ese no es presisamente el teatro Colón. Además, se han usado las instalaciones de la ópera de Buenos Aires para la celebración de casamientos, un nuevo invento del Gobierno de la Ciudad, que desprestigia a uno de los mejores teatros del mundo.
«Sentimos que nos cierran el telón en nuestra propia casa. Hemos sido informados de un título en el Gran Rex y giras, pero que todavía no han sido confirmados. Al respecto tenemos experiencias de este año con promesas de re programación de El lago de los cisnes, por ejemplo, que nunca sucedió como así también una gira a Mar del Plata y otra a Corrientes que fueron canceladas días antes de viajar», continúa el comunicado de los trabajadores.
«Desde que asumió esta dirección, hace casi dos años, seguimos esperando resultados a los pedidos que hemos realizado constantemente, como por ejemplo un grupo médico especializado en nuestra actividad, siendo que ni siquiera es posible conseguir una bolsa de hielo al instante en que un bailarín sufre una caída, un golpe o una lesión. Un gimnasio equipado, camas de Pilates, barras perimetrales y un cambio de la iluminación de la sala 9 de julio. Todo eso constituyeron promesas incumplidas como así también lograr más cantidad de funciones en el Teatro, más giras y más títulos por temporada», esteblecen.
Por último, los trabajadores critican la gestión de Maximiliano Guerra al frente de la diagramación artística del teatro, quien ha levantado obras estables para poner las suyas propias. «Esta situación se agrava en los casos en que la coreografía es del actual director, donde los ensayistas no pueden tomar decisiones coreográficas, lo que ralentiza y precariza el nivel de calidad de cada ensayo. Es muy frecuente que nos encontremos todos los bailarines mirando un vídeo para aprender y montar la coreografía en la sala, como aconteció por ejemplo en los ensayos de Giselle, en los que la única frase que se escuchaba por parte de los ensayistas del cuerpo de baile era «esto hay que consultarlo con el coreógrafo cuando venga», lo que destaca la falta de compromiso de nuestro director/coreógrafo con la compañía en general y los ensayos en particular», concluyen.