El Gobierno juega su última carta para aprobar el voto electrónico antes de las elecciones de 2017
El gobierno de Cambiemos comenzó una semana clave para el futuro de algunos de los proyectos que impulsó en el Congreso. Uno de ellos será la iniciativa de Reforma Política, que dispone implementar en todo el país el voto electrónico, y que será discutido mañana en Diputados. Y presiona por un trámite exprés.
«Es a todo o nada. No hay plan B. Necesitamos que se apruebe y que el Senado no introduzca modificaciones porque no podemos perder más tiempo», advirtió a Infobae uno de los funcionarios nacionales que trabajó en la redacción del proyecto, y agregó que la preocupación son «los tiempos para la implementación» del voto electrónico.
El plazo es noviembre. El Gobierno trabaja a contrarreloj para –una vez aprobada la reforma– instrumentar la implementación: la capacitación de fiscales y electores, la preparación del pliego para la licitación (a cargo del Ministerio de Modernización) de las máquinas a utilizar y, sobre todo, lograr consensos políticos con los juzgados electorales de cada provincia para terminar el censo de los 13.000 establecimientos que podrían ser habilitados como lugares de votación. Muchos no cuentan con electricidad para enchufar los dispositivos.
En la Cámara baja el macrismo trabó un acuerdo con el Frente Renovador y apuesta a las negociaciones que el vicepresidente primero, Emilio Monzó, haga con los bloques PJ y del Frente para la Victoria. En el Senado, en cambio, los peronistas Omar Perotti y Juan Manuel Abal Medina presentaron su propio dictamen de boleta única electrónica.
«Mauricio Macri nos dijo que se instrumenta el voto electrónico en todo el país o no se hace. No cree en la gradualidad en este caso», se sinceró otro funcionario que tiene su despacho en Casa Rosada. Además, añadió: «Estas modificaciones cambian la forma de hacer política, y cada uno, cada gobernador por ejemplo, busca que sea lo más beneficioso posible para sí mismo. Pero así como la proponemos, beneficia a candidatos como Sergio Massa, que tiene buena imagen pero poca estructura».