Gobierno respondió a los buitre
El Gobierno respondió hoy la solicitada publicada ayer por American Task Force Argentina. Bajo el título «Default es no pagar. La Argentina paga», aseguró que «nuevamente los fondos buitre extorsionan, amenazan y difaman» al país.
«La Argentina no se encuentra como dicen los fondos buitre ‘sentando las bases para un nuevo default’. Al contrario, la Argentina continúa honrando el pago de su deuda externa, tal como lo viene haciendo desde 2005. El 30 de junio, la Argentina pagó en concepto de intereses una suma superior a los 900 millones de dólares», fue parte del texto que salió en los principales diarios matutinos.
«Intentan embargar el dinero de los bonistas para lograr una ganancia exorbitante», explicó el texto y añadió: «Luego de fracasar en los más de 900 juicios e intentos de embargo contra el país, los fondos buitre pretenden ahora quedarse con el dinero que es de los bonistas de los canjes 2005 y 2010».
«Así, un 1% de los bonistas pretende perjudicar al 92,4% que aceptó la reestructuración. Los fondos, que quieren obtener una ganancia de más del 1600%, intentan ahora por vía judicial adueñarse de más de 500 millones de dólares. La justicia norteamericana debe liberar los fondos que son propiedad de los bonistas argentinos y permitirles cobrar su dinero», argumentó en la solicitada el Gobierno.
Además, volvió a asegurar, como en oportunidades anteriores, que «los fondos buitre no negocian» y que buscan «sobreendeudar» a la Argentina. «Intentan permanentemente que volvamos al modelo de sobreendeudamiento que llevó al default de 2001. No intentan que la Argentina pague 1600 millones de dólares. Quieren que el país tome un nuevo endeudamiento por valores de 120.000 millones de dólares y que, según los analistas, podría superar los 500.000 millones», remarcó el texto.
Finalmente, bajo la firma de la Presidencia de la Nación, el escrito aseguró que «mediante esta maniobra» los holdouts «quieren poner al país contra las cuerdas». «Cuando los recursos financieros no son suficientes los países deben recurrir, como la Argentina hizo en el pasado, a hipotecar sus activos estratégicos y sus recursos naturales», concluyó.