El Senado convirtió en ley la reforma tributaria y el Presupuesto 2018
El Senado le dio ayer la luz verde final al paquete de reformas económicas del presidente Mauricio Macri y convirtió en ley el Presupuesto 2018, la Reforma Tributaria y la prórroga del Impuesto al Cheque. La discusión, signada por las fuertes críticas del peronismo al trámite exprés y al contenido de las iniciativas, incluyó cruces entre la senadora del Frente para la Victoria (FpV) Cristina Fernández de Kirchner y el titular del bloque Justicialista, Miguel Pichetto, por la postura que debe adoptar la oposición ante el Gobierno.
La reforma tributaria fue aprobada por 52 votos positivos, 15 negativos y una abstención, de Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino). La mayoría para aprobar la ley la integraron los senadores de Cambiemos y los del bloque Justicialista de Pichetto, a excepción del chaqueño Eduardo Aguilar, que votó en contra. El chubutense Mario Pais, integrante del interbloque Argentina Federal que también conduce Pichetto, fue el otro peronista no kirchnerista que rechazó el proyecto.
«Se nos pide que votemos impuestos uniformes para toda la Argentina y es algo que carece del más mínimo sentido común: se nos pide que los aportes patronales de una empresa de Chaco o Salta sean los mismos que los de una empresa de la Capital», se quejó Aguilar.
El resto de los votos en contra fueron de los ocho senadores del FpV, a quienes se sumaron Fernando «Pino» Solanas (Proyecto Sur), Magdalena Odarda (Coalición Cívica), Adolfo Rodríguez Saá y Eugenia Catalfamo (PJ San Luis) y el chubutense Alfredo Luenzo.
El reparto de apoyos y rechazos se repitió para el Presupuesto 2018 con apenas dos cambios: Luenzo y Crexell votaron a favor. Así, el proyecto cosechó 54 votos afirmativos y 14 negativos. Otra vez Aguilar y Pais se apartaron de sus compañeros de interbloque.
Con la votación de la prórroga del Impuesto al Cheque el tablero mostró un cambio radical: 65 votos a favor, incluyendo los del kirchnerismo y la propia Cristina, sólo dos en contra, de Rodríguez Saá y Catafalmo, y otra vez la abstención de Crexell.
El comienzo de la discusión había estado atravesado por la celeridad que el oficialismo le imprimió al trámite legislativo de estos y los otros proyectos que definió tratar en extraordinarias: el Congreso aprobó ocho iniciativas en 17 días.
Apenas arrancaba la sesión, en un cruce que tuvo con la vicepresidenta y titular del Senado Gabriela Michetti, Cristina había anticipado: «Voy a discutir todo, porque para eso me votaron. Puede que no le guste el tipo de oposición que nosotros hacemos. Bueno, ¿sabe qué? A mí no me gusta el gobierno que ustedes hacen»,
La secundó en la idea Rodríguez Saá, que advirtió: «Esto no es trámite exprés. Es súper exprés. Es a medida. Esta escribanía nueva ahora es de 24 horas.» El puntano apuntó contra Pichetto por convalidar esa forma de discusión.
El rionegrino, que lo escuchó con visible incomodidad, se defendió. «A mí me molesta cuando somos hipócritas. A lo mejor el Gobierno debería haberlo debatido más tiempo. Pero en los últimos 20 años, en el Senado el tratamiento del Presupuesto ha durado una reunión de comisión y se ha ratificado lo que venía de Diputados. Hay un principio de responsabilidad», aseguró.
En el cierre, el oficialista Luis Naidenoff también salió a defender la postura del bloque Justicialista: «Fue el diálogo parlamentario el que nos permitió, gobernando en minoría, la sanción de importantes leyes para la Argentina. Estos 24 meses no se hubieran transitado sin el acompañamiento de una oposición responsable en el Senado y en Diputados. La sociedad no perdona más las zancadillas», avisó.