“El tenis argentino bajó mucho”
Guillermo Vilas, uno de los más grandes tenistas, sino el máximo, que dio la Argentina, no tuvo reparo en sostener que «el tenis argentino bajó mucho» en las últimas temporadas en relación a que «no quedan super grandes», además de mencionar que su hija Anadanin será su «sucesora porque se me parece en todo».
«Los jóvenes destacados de hoy siempre juegan bien, pero les falta algo», le manifestó a Télam el gran Willy, a poco de recibir un tributo del Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires al cumplirse 40 años del primero de los tres Olimpia de Oro que recibió en 1974,1975 y 1977.
El marplatense ahondó en su crítica al comentar que «salen chicos, pero los profesores tienen la obligación de sacar jugadores y no ir a buscar por si encuentran a alguien que juega bien y decirle ‘bueno vos aquí te quedas’, no es así».
Para el ganador de 62 títulos de la ATP «el profesionalismo necesita gente inteligente y sobre todo un sistema en el que el jugador esté tranquilo» porque observa «a los jugadores ansiosos, que sienten que les falta algo».
Vilas cree que «les falta una mano que los lleve despacito, no veo jugadores nuevos» y con su espíritu docente, dijo «a mí me gustaría darles una mano, pero en este tipo de cosas todo lo hace el jugador o el que administra a ese jugador».
Y relató «varias veces me acerqué a algún chico que estaba jugando y enseguida aparecía una persona corriéndome, que me decía ‘mirá este es mi jugador, no sé qué querés’. Por eso digo que esa celosía manda al tenis para atrás».
El ex tenista, de 62 años, entiende que «la única manera de poder sacar un campeón es cuando hay un jugador talentoso que puede abrir sus alas para volar solo, esa es la idea».
También consideró que «están cambiando las maneras, las reglas en la actividad» que no ayudan a que los más experimentados transmitan sus conocimientos e incluso «ahora cuando aparecer un jugador de tenis, atrás aparece el profesor que exige un dinero para trabajar» por lo que «veo que hay mucha gente que van cambiando profesores como si fueran figuritas».
Por eso, Vilas resaltó que «se ha mezclado el dinero con la profesión, así el tenis en la Argentina está con un toque de baja, no obligatoriamente mala, sino tristemente peligrosa para los propios jugadores y jugadoras, que van a estar dispersados».
Otro punto que destacó sobre el profesionalismo es que «impone cosas que obligan al jugador adquirir técnicas que son importantes, pero a muchos no les interesa», por lo que recomendó: «cuando uno quiere crecer en la profesión y hacer de esto un sistema que le permita poder vivir y tener una familia y mejorar todo, hay otros elementos para sumar».
Elementos que «por ahora no están» dijo y agregó «todos hablan de dinero pero nunca hablan de las cosas que son necesarias para llegar a ese punto».
Willy se reconoció «un docente» porque siempre estuvo «tratando de enseñar» debido a que aprendió «con muy buenos profesores, como Felipe Locícero, un genio, y todo eso lo tengo guardado». Y lo que lo pone contento ahora «es ayudar a mi hija Anadanin con mis conocimientos», dijo.
Hablar de la mayor de sus tres hijas –las otras dos son Lalindao e Intila- le produjo cierta emoción porque «a los 10 años, hace pocos meses atrás, se destacó en un torneo Sub 12 del G3, jugando en el court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club» manifestó y recordó que a él le «costó mucho más tiempo jugar en esa cancha», donde debutó en 1970 jugando la Davis frente a Chile.
Vilas sostuvo que le resulta difícil enseñarle a su primogénita «porque hay un choque, donde está cariño por un lado y las obligaciones por el otro, pero hay que afrontarlo y estar atento de no herirla».
Y añadió con orgullo: «es increíble las condiciones que tiene, similares a las mías. Mi mujer -la tailandesa Phiang Phathu- siempre me dice ‘hace todo igual que vos, la manera de ser, de caminar, de responder, sos vos en mujer’, eso me pone muy contento».
«Cuando era muy chiquita, ella iba a todos los torneos. En todos los estadios se dormía porque siempre se hacían partidos largos, hasta tengo todas las fotos de todos los torneos dormida», añadió.
«Ella aprendió todo de mí», se regodeó quien ganó Roland Garros en 1973, por lo que con Gastón Gaudio, el otro argentino que lo gano en 2004, en mayo último viajaron a París para filmar un video sobre la historia de esta mítica competencia. Y con ellos fue Anadanin, que según su padre era la que les «indicaba cada lugar a los que íbamos porque ella conoce París perfecto».
Por último, en referencia a los tres Olimpia de Oro que logró en su exitosa carrera, Vilas contó que en su casa tiene «un lugar donde están todas las estatuillas, junto con las de plata, una al lado de la otra, estoy muy orgulloso de ellas», a la vez que recalcó: «siempre le di importancia a estos reconocimientos, por eso esta celebración (el tributo a su trayectoria) tuvo mucho de magia para mí por tantos hermosos recuerdos».