En México, el Papa condenó la corrupción y el narcotráfico
En el centro histórico de la capital azteca, el pontífice hizo alusión al «tráfico de drogas, la exclusión de diferentes culturas, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, que causan sufrimiento y que obstaculizan el desarrollo» mexicano.
El papa Francisco condenó hoy la «corrupción» que deviene del «privilegio» para unos pocos a expensas del bien de todos, al ser recibido por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en la recepción del líder católico en el Palacio Nacional de México.
«La experiencia nos demuestra que cada vez que se intenta el camino del privilegio o del beneficio para unos pocos a expensas del bien de todos, tarde o temprano, la vida social se convierte en un caldo de cultivo para la corrupción», afirmó Francisco.
Por su parte, Peña Nieto reivindicó el Estado laico vigente en el país, considerado el segundo más católico del mundo, y dijo que al «velar por la libertad religiosa, protege la diversidad humana».
El mandatario, que previamente se entrevistó a solas durante unos minutos con Francisco, afirmó que «las causas del Papa son también las causas de México».
Francisco criticó la «corrupción» y la «cultura del descarte», al recibir la solemne bienvenida de Peña Nieto, en el primer acto de su viaje de cinco días al país, reportó la agencia Ansa.
En el centro histórico de la capital azteca, el pontífice hizo alusión al «tráfico de drogas, la exclusión de diferentes culturas, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, que causan sufrimiento y que obstaculizan el desarrollo» mexicano.
Jorge Bergoglio dijo a Peña Nieto que «el gobierno mexicano puede contar con la colaboración de la iglesia católica, que ha acompañado la vida de esta nación».
Tras un paseo en el papamóvil por la Plaza del Zócalo, Francisco se reunió luego con obispos en la catedral metropolitana de México, a quienes les planteó que el narcotráfico «no nos consiente a refugiarnos» en meras condenas testimoniales.
«Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado no sin violencia e incomprensión», dijo Francisco.
El papa se refirió a tres realidades que «confluyen en la historia mexicana: la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas; el cristianismo arraigado en el alma de los mexicanos; y la modernidad europea» que ha tratado de elevar a México.
«Las fracturas se recompusieron siempre» -balanceó-, apelando a la «necesidad del regazo de la fe cristiana, capaz de reconciliar el pasado con el futuro sin renunciar a la propia identidad».
En el mensaje que difundió la cadena venezolana Telesur, el Papa agradeció la recepción en la casa de la «virgen de Guadalupe y de este pueblo» que en ella ha aprendido a manifestarse.
Francisco condenó el «materialismo trivial» y convocó a los mexicanos a que «no confíen en los carros y los caballos de los faraones actuales».
«El mundo se ha vuelto muy complejo», en el que hay una «concepción de vida vacilante y errabunda», definió.
«Las fronteras se han vuelo permeables a un mundo que ya no puede sobrevivir a la vulnerabilidad de los otros», reflexionó.
Francisco convocó a no subestimar el «desafío moral y cívico» que presenta para la juventud el narcotráfico.
«No nos consiente a refugiarnos en condenas» formales, sino que debemos «entretejer esa delicada red humana, comenzando por las familias de los territorios desolados de nuestra ciudad», propuso.
El papa afirmó que «México tiene necesidad de sus raíces ameridias; los indígenas de México aún esperan que se les reconozca la riqueza de su contribución, que convierte a México en una nación única».
Refiriéndose al ‘modo mexicano de habitar el mundo’, Francisco rogó «no dar viejas respuestas a las nuevas demandas».
«Nuestro pasado es un pozo de riquezas en donde excavar. ¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles! Es necesario reivindicar la herencia recibida y lanzar una mirada amplia sobre el campo del Señor: los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar», enfatizó en una demanda a los obispos reunidos.