Habló Beliz: «nunca más» deudas insostenibles y dura crítica a los «paraísos fiscales» que «crean ‘infiernos sociales'»
El secretario de Asuntos Estratégicos habló por primera vez desde que se sumó al Gobierno y pronunció un aplaudido dicurso en la Santa Sede, frente a la titular del FMI. Allí, citó varias veces al Papa, condenó la «maldición» de la especulación financiera, dijo que América Latina «es la prueba viva de que la teoría del derrame no funcionó» y propuso una «tecnodiplomacia».
Por primera vez desde que volvió al país para sumarse al gobierno de Alberto Fernández, Gustavo Béliz, el secretario de Asuntos Estratégicos, habló en público y no ante cualquier auditorio, sino que lo que hizo en el Vaticano y ante autoridades como el ministro de Economía nacional, Martín Guzmán, y la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y pronunció un discurso que provocó nutridos aplausos.
«Los libres movimientos de capitales de corto plazo son como los falsos profetas, que vienen con piel de cordero pero por dentro, son como lobos rapaces. En la Argentina queremos ir más allá de esta situación, utilizando herramientas que nos aseguren que nunca más tomemos deudas insostenibles. Nunca más«, enfatizó -o casi gritó, el funcionario durante el seminario sobre «Nuevas Formas Fraternidad Solidaria», organizado por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano en Roma.
Allí, destacó la necesidad de elaborar prioridades estratégicas para manejar las deudas públicas, condenó la «maldición» de la especulación financiera, elaboró una dura crítica a los «paraísos fiscales» que «crean ‘infiernos sociales'» y la «teoría del derrame que nunca funcionó», y propuso reinventar las democracias a partir de un novedoso concepto.
Beliz, en nombre de la gestión de Fernández, sostuvo que la idea de generar «herramientas» para evitar «deudas insostenibles» es «hacerlo a través de las instituciones democráticas que tutelen la regla de la ley, la transparencia y la responsabilidad, a través de un Consejo Económico y Social multisectorial y un esfuerzo conjunto entre Presidencia y el Parlamento».
«El objetivo de esta iniciativa es establecer prioridades claras y entender su racionalidad», indicó. El funcionario, de hecho, estuvo en Israel así como en la primera parte de la gira europea del Presidente para cosechar respaldo para la renegociación de la deuda.
En la Santa Sede, su ponencia lo colocó como uno de los primeros oradores del encuentro, que por primera vez reunió a economistas de renombre de todo el mundo, entre los cuales los protagonistas de la crisis de deuda que vive la Argentina, como Guzmán y Georgieva.
Tras recordar que en octubre pasado estuvo en otro foro en la PACS en el que habló de los peligros del «calentamiento global tecnológico», el ex ministro de Justicia advirtió sobre la amenaza del «enfriamiento global de las ideas». Y lo explicó: «Es una especie de estanflación conceptual: las mismas viejas recetas que usamos en las últimas décadas se volvieron burbujas sobreinfladas, pero el daño que están causando a la economía real pasan desapercibidos».
En ese sentido, apuntó contra la vieja teoría del derrame, la que pareció ser paradigma de los economistas del gobierno de Maurició Macri. Según Beliz, América Latina «es la prueba viviente de que la teoría económica del efecto derrame no funcionó». Y fue más allá: «Pero tampoco la teoría democrática del derrame funcionó». Lo dijo para introducir a que en la región los procesos democráticos son cada vez más percibidos como mecanismos que enriquecen a las élites pero que empobrecen a los ciudadanos de a pie.
Por esto, Beliz llamó a «reinventar nuestras democracias» en términos más inclusivos, teniendo en cuenta una huella ecológica y otra social. Y la paradoja de que en América Latina mientras el 78% tiene un teléfono móvil, sólo el 60% tiene un acceso continuo a algo tan fundamental como el agua potable, algo que comparó con las nuevas formas de esclavitud de las que habla el Papa.
Luego, el funcionario que se menciona como candidato para presidir el BID remarcó la necesidad de ser «innovativos, creativos y pragmáticos». «Todas las teorías son legítimas, pero ninguna importa. Lo que importa es qué hacemos con ellas», dijo, citando a Jorge Luis Borges.
Respecto de su cuestionamiento para con las formas que actualmente adquiere la democracia, propuso lograr una «tecnodiplomacia», es decir, una nueva generación de acuerdos comerciales entre países y organismos multilaterales que mejoren la integración en torno a temas en que la democracia actual no consiguió equidad: energía, transporte, igualdad de género, tráfico de datos y calidad de empleo.
«La nueva plataforma económica necesita un nuevo esquema digital de impuestos que redistribuya los dividendos digitales. El problema no es el auge de robots, sino la falta de verdadera justicia social tecnológica», señaló Beliz, quien recordó que el FMI calculó que el flujo de capitales hacia conocidos paraísos fiscales es equivalente a 15 trillones de dólares anuales, algo que representa el 40% de la inversión global y que es equivalente a los PBI combinados de China y Alemania.
«Estos paraísos fiscales crean ‘infiernos sociales'», denunció Beliz acerca de las tan mentadas cuevas «off shore», elemento que le valió numerosos cuestionamientos a la administración Cambiemos. «La mejor forma de combatir la estanflación conceptual es pragmatismo. Pero pragmatismo sin valores es poco más que la ley de la jungla. Necesitamos innovación para lograr inclusión en lugar de alimentar codicia. La inteligencia artificial es incompatible con la ética artificial. Una economía sostenible es incompatible con la corrupción o con ausencia de valores», aseguró, y enseguida añadió que para una transformación realmente profunda, es urgente una reeducación de políticos y economistas.