Infectólogos argentinos aseguran que es «imposible» hablar de picos del coronavirus
Pedro Cahn junto al presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued, y Dorry Segev, director del grupo de Investigación Epidemiológica en Trasplante del Hospital Johns Hopkins en Estados Unidos, participaron de una videoconferencia sobre «Perspectivas del Covid»
La dinámica del coronavirus hace que «se vuelva imposible» saber cuándo será el pico de la enfermedad, afirmaron infectólogos argentinos, quienes se manifestaron a favor de una campaña de concientización que apunte a los jóvenes, mientras que un médico de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos, aseguró que en su país existieron «picos sorpresa» y «picos estúpidos».
«No sabemos cuál es la dinámica del virus, aprendemos sobre la marcha, muchos de los modelos matemáticos para saber cuándo será el pico no se han cumplido, hoy no tengo evidencia para saberlo», dijo el infectólogo Pedro Cahn, asesor del presidente Alberto Fernández, durante una videoconferencia a la que accedió Télam.
Cahn junto al presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued, y Dorry Segev, director del grupo de Investigación Epidemiológica en Trasplante del Hospital Johns Hopkins en Estados Unidos, participaron de una videoconferencia sobre «Perspectivas del Covid» organizado por un laboratorio.
Para Sued no se puede hablar de picos de la enfermedad porque la pandemia «está fuertemente influenciada por las medidas que tomemos, la dinámica normal de esa transmisión la vas a impactar sólo con las medidas que tomes. Córdoba tuvo ya tres picos, a dos se lo controlaron y ahora tienen otro que es mucho más alto, no hay un pico único».
Segev fue mucho más allá al describir la situación que vive Estados Unidos respecto a la pandemia.
«En Estados Unidos tuvimos un pico de la enfermedad muy temprano que impactó sobre todo en Nueva York, donde el índice de letalidad llego al 10%, eso lo llamo un ‘pico sorpresa´, pero después tuvimos un segundo pico, que fue el ‘pico estupidez´, porque en ese momento no había excusas para que se produjera si la población hubiera cumplido la cuarentena en forma temprana y de modo efectivo», refirió el especialista.
Y agregó: «Estas conductas sociales no deberían haber sucedido con una sociedad responsable de un país desarrollado».
Para Sued, pese a que el índice de letalidad del coronavirus es bajo -cerca del 2%- «no podemos dejar correr la enfermedad sin tomar medidas» ya que ese porcentaje dentro de Buenos Aires «es mucha gente».
«En una enfermedad común, el 60% de la población se inmuniza y comienza a bajar el número de casos, con el coronavirus hay que pensar que hay que mantener inmunizados al 80% de la población susceptible, sino pueden comenzar a llegar las muertes», destacó el presidente de la SADI.
Cahn apuntó a que los jóvenes deberían jugar un rol muy importante en la prevención de esta enfermedad, ya que «son los que más se infectan y los que menos mueren y los fallecimientos están focalizados en el grupo de gente mayor».
El infectólogo marcó la necesidad de realizar más campañas y actividades de difusión más segmentadas y dirigidas hacia los jóvenes.
«Me gustaría que se convoque a cantantes de rock, artistas y deportistas que puedan darles un mensaje mucho más creíble del que pueden darle un grupo de médicos», enfatizó.
Cahn aseguró que en el AMBA hay dos cuestiones, una es que la gente en la calle toma las medidas de prevención, lleva barbijos y en general respeta las distancias, pero las medidas se relajan cuando ocurren las reuniones sociales, y allí se produce «la tormenta perfecta»
Otra cuestión a la que apuntó Cahn fue a las reuniones de trabajo en las empresas.
«Cuando los empleados se reúnen a almorzar, a tomar mates al reunirse todos juntos en una mesa. Hay que tener en cuenta que se trata de un virus muy taimado, aprovecha cualquier oportunidad para transmitirse», dijo el infectólogo.
Respecto a los Estados Unidos, el país del mundo con mayor cantidad de contagios y fallecidos por el coronavirus, Segger aseguró que «hubo una tardía respuesta al pico que hubo en Nueva York y cuando logró controlarse, los viajeros internacionales llevaron la enfermedad al estado de Florida, en el momento en que se ponía fin al confinamiento, y el resultado fue catastrófico».
El problema en Estados Unidos es que la medicina «se mezcló con la política y cuando esto sucede se pierde el control de lo que está pasando», dijo Segger en el encuentro virtual organizado por el laboratorio Sandoz.
«Todos conocen cuál es el límite de la inteligencia de nuestra presidente (Donald Trump) que niega todo lo que tiene que ver con esta enfermedad, entonces la mitad del país se negó a utilizar la máscara y a tener distanciamiento social. Hoy usar máscara es una respuesta política y no usarla lo mismo, si más personas se mueren recién van a empezar a creer que esto es importante y serio», apuntó el médico del Hospital Hopkins.