Joaquín, el primer adolescente que quiere decidir sobre su propia adopción
Hace once años que Joaquín Patricio Miranda es parte de la familia Farré Giraudo, y es hijo de Nancy y Enrique. Recién nacido, fue dado en guarda a su abuela porque su madre biológica no podía cuidarlo. Pero cuando la mujer, enferma del corazón, empezó a pasar cada vez más tiempo internada, Joaquín fue dado en adopción. Sin embargo, la Justicia aún no les concedió la adopción plena. Tras la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, Joaquín es el primer adolescente que, con su propio abogado, pide su adopción.
“Tengo amigos que son hijos adoptivos que tuvieron el apellido de sus padres enseguida, pero yo no. Desde siempre decidí que quería esos papás”, le dijo el adolescente de 14 años al portal con Infojus Noticias.
Joaquín tenía tres años cuando fue adoptado por Nancy Giraudo y Enrique Farré. Pasaron ya once años y decenas de visitas de trabajadores sociales, pero los Farré Giraudo todavía no tienen la adopción plena de Joaquín.
A partir de la entrada en vigor del nuevo Código Civil y Comercial, los niños, niñas y adolescentes deben ser oídos y respetarse su voluntad. Ahora, Joaquín tiene su propio abogado, Andrés Gil Domínguez, y presentó un escrito en el que pide llevar el apellido de su familia.
“El apellido Miranda me puede representar desde lo biológico pero no en mi vida cotidiana. Farré Giraudo es mi apellido de toda la vida, de mi familia, de mis abuelos, de mis primas”, explicó Joaquiín.
“No aguanto más que mis amigos me pregunten por qué no llevo el apellido de mis padres, quiero integrarme a mi familia. A mi madre biológica la conozco y si necesita algo puedo verla, pero no quiero que nadie me imponga que tengo que ir a verla”, le dijo el nene a la abogada de la familia, Eliana Groisman.
“Acá hay una discusión filosófica. La defensoría y el juez que dieron la guarda sugirieron que Joaquín mantenga vínculo con la madre biológica, pero hace unos años que él no quiere. Hay resistencia de dar adopción plena. No puede no tenerse en cuenta lo que él quiere. Los tiempos de la justicia a veces son perversos”, explicó Groisman.