La CGT reclama la «emergencia alimentaria», reaperturas de paritarias y protección del empleo
La Confederación General de Trabajo exigirá mañana que el Gobierno se comprometa a la protección del empleo
«La recesión no ha llegado a su punto máximo. En octubre y noviembre va a ser la situación más compleja que se resuelve muchas veces con despidos o suspensiones. Vemos con mucha preocupación la parálisis económica. Se habla de una tasa negativa de crecimiento de 4 por ciento«, advirtió Rodríguez.
En declaraciones radiales, el gremialista señaló que para la CGT la gestión del presidente Mauricio Macri debe «tomar medidas claras» como «paritarias que actualicen la pérdida de poder adquisitivo, un compromiso de protección del empleo y declarar la emergencia alimentaria».
«Hay una disconformidad muy grande en la sociedad argentina y principalmente en sectores del trabajo y desprotegidos porque la economía está parada,está en un estado recesivo, no hay crecimiento, no hay consumo, peligra el empleo en varias actividades», afirmó.
En este sentido, señaló que «se ha deteriorado totalmente el poder adquisitivo del salario» al tiempo que advirtió: «Lo que pretendemos es que esto se vea revertido».
Además, antes del paro general por 24 horas convocado para mañana, el sindicalista aseguró que «si no cambia la realidad esta conflictividad social va a continuar».
La CGT realizará este martes su cuarto paro general durante la gestión de Macri en repudio a la situación económica y social que atraviesa el país, en medio de divisiones entre los sectores más «dialoguistas» y los más «combativos», y que contará con la adhesión de las tres CTA, que arrancarán hoy con su protesta.
Si bien existen coincidencias entre todas las vertientes del sindicalismo en el rechazo a la gestión del Gobierno en el marco de la recesión que vive la Argentina, las diferencias salen a la luz a la hora de definir el nivel de confrontación a seguir ante el Gobierno.
Casi como la interna que atraviesa al peronismo, el gremialismo también se divide entre opositores «dialoguistas» y «duros», donde los primeros buscan seguir manteniendo canales de diálogo con la Casa Rosada y los segundos apuestan a una escalada en conflicto con el oficialismo mediante más protestas y huelgas.