La economía global será el eje de la Cumbre del G-20
El pobre desempeño de la economía mundial y la escasa posibilidad de que el nivel de actividad global alcance este año un crecimiento superior al 3 por ciento serán algunos de los principales temas de la Cumbre del Grupo de los 20 que se llevará a cabo en Australia.
El pobre desempeño de la economía mundial y la escasa posibilidad de que el nivel de actividad global alcance este año un crecimiento superior al 3 por ciento serán algunos de los principales temas de la Cumbre del Grupo de los 20 (G-20) que este fin de semana se llevará a cabo en Brisbane, Australia.
Argentina -junto a otras naciones emergentes- saldrá nuevamente a advertir sobre el accionar de los fondos buitre y la necesidad de acordar medidas que permitan dar certeza a los canjes de deuda soberana, ante la problemática desatada por el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa que dispuso el bloqueo de los pagos depositados por el país a tenedores de títulos reestructurados.
Argentina va a estar representada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el canciller Héctor Timerman, debido a que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner debe permanecer en reposo por cuestiones de salud y no puede viajar para participar de la cumbre.
Esta va a ser la primera reunión de jefes de Estados del G-20 en la que no va a participar Cristina, desde el relanzamiento del foro en el año 2008.
Kicillof y Timerman tienen previsto arribar a Brisbane en las últimas horas de la tarde del viernes, la madrugada de ese mismo día en Argentina debido a que la diferencia horaria es de +13.
El temario oficial del encuentro habla de la necesidad de acordar acciones específicas en planes de infraestructura para crear más empleo, reducir las barreras del comercio -algo que las naciones más desarrolladas pregonan y no son necesariamente las que más lo cumplen- y promover la competencia a través de mejoras tecnológicas e innovación científica.
Frente a semejante agenda económica-financiera -el foro se centra específicamente en esta materia- en las conversaciones de la cumbre los países miembro no podrán evadir hablar también de cuestiones geopolíticas como el conflicto en Ucrania y Medio Oriente, así como la amenaza sanitaria del Ebola desatada en el continente africano.
Australia -como país organizador- detenta la presidencia de la Cumbre. Al asumir la titularidad, la nación oceánica buscó ser la bisagra de los encuentros anteriores, cuando el principal objetivo pasaba por «gestionar y contener la crisis» desatada en 2008.
Al reemplazar a Rusia en la presidencia en septiembre del año pasado, Australia se fijó como meta la búsqueda de consenso para implementar «reformas estructurales de mediano y largo plazo», como una forma de superar el temario plagado de «urgencias» que se dio durante el último lustro.
«Cinco años después de la crisis financiera mundial, el crecimiento mundial se está recuperando. Pero las tasas se mantienen por debajo de lo requerido para que nuestros ciudadanos vuelvan a tener empleos, para garantizar una mejora sostenida de su nivel de vida y para lograr una economía mundial más equilibrada», según un documento distribuido por el gobierno australiano de cara al inminente inicio de la cumbre.
Desde el relanzamiento del G-20 en 2008, Argentina impulsó la necesidad de implementar políticas proactivas destinadas a generar empleo como una de las recetas para superar la crisis, en contraposición con las recetas ortodoxas que tienen a las medidas de ajuste como su principal eje.
Esa cuestión quedó saldada durante la Cumbre de San Petersburgo, cuando los países miembro terminaron de convencerse de la necesidad de incrementar la inversión de calidad en infraestructura, para generar más empleo.
En Brisbane, Argentina buscará instalar dentro del documento final el tema de la necesidad de dar viabilidad a los procesos de reestructuración de deuda, ante la amenaza que significa para el sistema financiero internacional el fallo del juez Griesa en el litigio con los fondos buitre, que pone en peligro los canjes implementados por el país en 2005 y 2010, que contó con un nivel de adhesión superior al 92 por ciento.
La Cumbre se desarrollará en el Brisbane Convention and Exhibition Centre (BCEC), en la capital del Estado de Queensland, en el Este de Australia.