La expulsión de Orion
La múltiple exigencia que afronta Boca lo fuerza a administrar sus recursos cuidadosamente. En esto no se diferencia de otros equipos grandes que encaran simultáneamente varios frentes, entre el local y la Copa Libertadores . Pero para llevar adelante con eficacia esa planificación meticulosa, el Vasco Arruabarrena necesita despojarse de problemas laterales. En ese contexto, la inconducta que deriva en expulsiones es una complicación.
Anoche fue Agustín Orion el que puso su pequeña piedra en el plan. Cosa curiosa y doblemente cuestionable, porque se trata de uno de los líderes que le quedaron al plantel tras la partida de Riquelme, junto con el Cata Díaz y Fernando Gago, y con la reacción que le costó la tarjeta roja dio un ejemplo negativo. La circunstancia en la que el arquero perdió el control -en una discusión sin importancia le aplicó una especie de cabezazo a Dinenno, que teatralizó la situación- la hizo aún menos entendible: se acababa la primera etapa y Boca ya iba ganando.
Algunos partidos previos ya habían traído otros sacudones para Boca en ese terreno. Como el de Andrés Chávez, expulsado en el choque con Vélez que significó la clasificación para la zona de grupos de la Libertadores, o aquella entrada durísima de Marín a Centurión en el torneo de verano. En el caso de Orion, la de anoche fue su primera expulsión en la categoría mayor (había sufrido una estando en el banco de San Lorenzo, ante Chicago, en 2002, cuando aún no había debutado en primera).
Para Arruabarrena, perder jugadores de esta forma tiene un costo en su planificación. El Vasco ya emplea una estrategia en la que nunca se repiten los once nombres de un partido al siguiente. La inclusión de Guillermo Sara en el arco ahora será forzada, por la ausencia de Orion. Torsiglieri, titular en la primera fecha del campeonato y presente en el debut en la Copa, no estuvo anoche, reemplazado por Burdisso; también descansó Gago. En Chile, con Palestino, los delanteros titulares fueron Palacio, Gigliotti y Chávez; anoche, en el Sur, aparecieron el Burrito Martínez y Jonathan Calleri. Andrés Cubas jugó en la primera fecha local, contra Olimpo, pero no en la Libertadores.
Son algunos ejemplos. Los casos se suceden. No se trata de una cuestión de confianza individual o de ir ensayando en busca de un único equipo titular: el técnico quiere dosificar las energías, disponer de esquemas que no varíen demasiado pero con distintos intérpretes. Por eso necesitó tantos refuerzos -llegaron 8: Osvaldo, Peruzzi, Rolin, Lodeiro, Sara, Torsiglieri, Pablo Pérez y Monzón-. Pero le es preciso, entre otras cosas, que nadie pierda los estribos.