La incomodidad de la timidez
La timidez es una emoción que afecta cómo siente y se comporta una persona cuando está con otros. La timidez hace que nos sintamos incómodos, cohibidos, asustados, nerviosos o inseguros ante los demás. La timidez también puede ir acompañada de sensaciones corporales, como ponerse colorado, temblar o quedarse sin habla o sin respiración.
La timidez es la sensación opuesta a sentirse cómodo entre otros. Cuando una persona siente timidez es posible que dude en decir o hacer algo porque se siente insegura y no está preparada para que los demás noten su presencia.
Las situaciones nuevas o que no nos resultan familiares pueden provocarnos sentimientos de timidez; como el primer día de clase, cuando conocemos a gente nueva o cuando hablamos por primera vez ante un grupo de personas. Es más fácil que nos sintamos tímidos en situaciones donde no estamos seguros de qué va a ocurrir o cómo reaccionarán los demás, o cuando sabemos que todas las miradas van a posarse en nosotros. Es menos probable que nos sintamos tímidos en situaciones en las que sabemos qué podemos esperar, qué debemos hacer o decir, o cuando estamos entre gente conocida.
Las personas tímidas suelen dudar antes de intentar algo nuevo. Suelen preferir mirar a otros antes de sumarse a una actividad grupal. En general, necesitan más tiempo para adaptarse a la gente o las situaciones nuevas. La timidez es, en parte, producto de los genes que una persona ha heredado. También depende de los comportamientos que hemos aprendido, la manera en que las personas reaccionan ante la timidez y las experiencias de vida. Nuestros genes determinan nuestros rasgos físicos, como la altura, el color de los ojos y la piel, y el tipo de cuerpo que tenemos. Pero los genes también ejercen influencia sobre algunos rasgos de la personalidad, incluida la timidez. Aproximadamente el 20% de las personas tienen una tendencia genética natural a la timidez. Pero no todos los que tienen una tendencia genética a la timidez desarrollan ese temperamento. Las experiencias de vida desempeñan un papel importante.
El ejemplo de otras personas también puede desempeñar un papel importante y determinar si una persona aprende a ser tímida o no. Si los padres de un niño tímido son demasiado cuidadosos o sobreprotectores, tal vez le enseñen al niño a alejarse de situaciones que podrían resultar incómodas o desconocidas.
Superar la timidez requiere práctica. Las personas tímidas se dan a sí mismas menos oportunidades para practicar conductas sociales. No es de extrañar que las personas que evitan relacionarse socialmente por timidez no se sientan tan seguras en las situaciones sociales como otras personas sociables; sencillamente, tienen menos práctica. Cuanto más practique las conductas sociales, más fácil resultará y más natural se sentirá. Avance lento pero seguro. No hay nada de malo con ir despacio. Pero asegúrese de avanzar. Si se aleja de situaciones en las que podrías sentirte tímido, reforzarás tu timidez y la mantendrás en un nivel difícil de superar. Reforzar confianza dando pasos pequeños.