La segunda ola se hace sentir en el deporte argentino
La segunda ola de coronavirus que ya hace sentir su impacto no ha dejado indiferente al deporte argentino, que va siendo cada vez más golpeado y va viendo desvirtuadas sus competencias ante un nuevo coletazo de la compleja pandemia. Aquellas situaciones en las que un equipo de fútbol sufría un brote de coronavirus que comprometía su partido o ponía en riesgo a sus rivales tras la confirmación de los positivos post-encuentro, escenas que parecían lejanas durante el verano argentino, hoy son moneda corriente en la Copa de la Liga. Y es que si bien el fútbol ha establecido protocolos duros y frecuentes de cuidados y controles (incluidos testeos a sus planteles) no deja de ser una expresión más de un entramado social en donde se percibe, muy a pesar de los esfuerzos colectivos sanitarios, una notoria sensación de descuidos y falta de empatía como motores de las actitudes individuales.
El coronavirus arrancó la semana recordando que son sus tiempos los que rigen los de la vida humana de estos días. También los del deporte, claro. La jornada arrancó con una explosión de casos en Banfield, que se medía por la noche ante Estudiantes: la institución del Sur bonaerense notificó que aisló a 12 de sus futbolistas, incluidos entre ellos quienes se perfilaban para ser titulares ante el conjunto platense (Alexis Maldonado, Gregorio Tanco, Juan Alvarez, Giuliano Galoppo, Martín Payero y Luciano Pons), además de Adrián González, ayudante de campo del DT Javier Sanguinetti, y otros dos integrantes de la delegación de fútbol masculino.
El brote, sumado a los casos aislados el viernes (en los testeos de la Liga Profesional de Fútbol previos a cada fecha), ofrece una conclusión que bien se corresponde con la potencia del covid-19: de los 25 jugadores que viajaron a San Juan a jugar contra Vélez, cinco días después solo quedaron disponibles ocho, mientras que la enfermedad puso en jaque a los otros dos tercios de la delegación del equipo que pelea por los boletos clasificatorios de la Zona A. Con un mapeo similar y bastante preocupante en Gimnasia y Esgrima La Plata (llegó a los 16 contagios con tres positivos entre los futbolistas que el sábado perdieron ante Lanús en el Bosque), el fútbol evidencia a diario que la segunda ola lo golpea. Pero, como se dijo, está lejos de ser una excepción, ni siquiera dentro del ámbito deportivo.
El vóley también viene sufriendo el impacto del crecimiento de los casos que se ven en el país y este lunes dejó afuera de competencia ni más ni menos que a Boca: el campeón femenino debió dar por perdida su semifinal de la Liga Argentina ante Gimnasia -que debía jugar esta noche- por la negativa de la Federación del Vóleibol Argentino (FeVA) a reprogramar el partido a causa de no reunir a las jugadoras necesarias por los altos casos de covid-19 en el plantel xeneize.
Aun relatando que la FeVA había tomado la misma decisión previamente, la referente de Boca Mariángeles «Chu» Cossar expresó en redes las dificultades ante una realidad de su deporte que no supo contemplar los tiempos pandémicos y socava el prestigio de la competición: «Con la bronca y la tristeza lógicas ante esta situación, me pregunto lo siguiente: ¿cuánta legitimidad se le puede dar a un torneo si los equipos que llegan dependen, en la mayoría de los casos, de si se contagiaron o no y en qué época?».
«Y no es por quitarle méritos deportivos a los equipos que puedan terminar el torneo en las mejores condiciones posibles y presentarse a jugar -agregó la exponente de Las Guerreras-. No es la intención de mi mensaje. Un equipo campeón quiere ganarle a los mejores y es imposible saber quién lo fue durante la temporada si las fases se siguen pasando sin jugar. Quiero que vuelva a quedar en claro que la responsabilidad no es de una sola parte, sino que tanto las jugadoras como los clubes y las federaciones tenemos que pensar qué podemos hacer para que esto no siga sucediendo, porque esto lo que genera es mucho desprestigio».
La pelota naranja también acusó un duro golpe este lunes, cuando dos series de play offs de la Liga Nacional de Básquet debieron ser postergadas, mientras que por la Liga Argentina una burbuja entera canceló su sede y un equipo directamente se bajó de la competencia. Si bien el torneo principal debió recalcular los tiempos de las series de Reclasificación entre Obras Basket-Comunicaciones de Mercedes y Gimnasia de Comodoro Rivadavia-Hispano Americano de Río Gallegos por casos de coronavirus, la situación en la liga de segunda división fue un paso más allá. Allí, no sólo Deportivo Norte de la ciudad santafesina de Armstrong bajó su participación por «no llegar a la cantidad mínima requerida de jugadores para poder disputar los encuentros» sino que, «por la situación sanitaria de la ciudad», el municipio de Olavarría le revocó la autorización al club local Estudiantes para ser sede de la burbuja que iba a iniciarse este martes y que finalmente mudó la acción a Lanús (reprogramada del 11 al 16 de abril).
El análisis de la cuestión que realizó el director del Departamento Médico de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Donato Villani, bien puede extenderse a la realidad del deporte nacional en su conjunto. «Es extremadamente difícil que un jugador se contagie de covid jugando al fútbol, puedo asegurar que el 99,9 por ciento de los clubes respetan los protocolos que se hacen, porque la mayoría siguen sin bañarse, viajando en dos micros, evitando concentraciones… Lo que sucede es que el fútbol no es una isla dentro de la sociedad argentina».
«Si se ve lo que está sucediendo en la sociedad argentina con la evidente relajación por parte de la población en cuanto a todo lo que tiene que ver con covid, por supuesto que es factible que llegue al vestuario producto de un contagio en un supermercado, caminando por la calle o yendo a un restaurante como lo vemos todos los fines de semana. Le hemos perdido el respeto a esta patología: si uno ve que en las clínicas de la Ciudad hoy por hoy es muy difícil conseguir una internación, igual que en los hospitales de la provincia de Buenos Aires, eso está demostrando que en algo estamos fallando», confió Villani en declaraciones a TyC Sports.
El deporte, disciplina reina a la hora de analizar los golpes como oportunidad de mejora y autocrítica, podría aportar esa virtud en estos tiempos de empatías y cuidados necesarios y urgentes. Es su oportunidad de ayudar a evitar que sigan llegando a sus canchas y a sus deportistas, y a cada rincón de la sociedad, las peores noticias que la pandemia tiene para dar.
Fuente: Página 12