Le robaron a la esposa de Marcos Peña en Punta del Este
La esposa del jefe de Gabinete, Marcos Peña, sufrió un robo en la balnearia ciudad uruguaya de Punta del Este, mientras vacacionaba con sus padres e hijos.
El hecho ocurrió el pasado 29 de diciembre, y la propia Luciana Mantero lo contó en la red social Facebook. Los delincuentes rompieron una ventana de la casa que ocupaba junto a su familia en el barrio La Paloma, y se llevaron su cartera y otros objetos.
Según reconstruyó el diario El País de Uruguay, Mantero detalló el robo que sufrió con una nota titulada «El caso del robo del dulce de leche cachafaz y el adversario tocando a la puerta».
«La noche en que empecé a leer El adversario (por cierto, un librazo) y me dormí presa del horror, sonó la alarma de la casa donde arrancó mi veraneo. Eran las 3 de la mañana. Escuché el ruido monótono pero potente y lo incorporé al sueño: venía caminando por un médano de noche cuando arrancó in crescendo esa alarma chirriante de pulso metálico, como un cascabel que golpea una campana, como el timbre de la escuela que abría en mi infancia el recreo, o lo cerraba», escribió. Agregó que el responsable del ruido «era algún amigo de lo ajeno».
En su crónica, relata: «Me acomodé para el costado y justo cuando estaba entrando otra vez en ese estado entre plácido y temeroso sonó un estallido, un cristal rompiéndose en mil pedazos, justo abajo de mi cuarto, en el comedor oscuro de esa casa de veraneo y este balneario tranquilo en el que en hasta hace poco dormíamos sin poner llave a la puerta, terminó de perder su inocencia».
Agrega que al levantarse «de un salto (ya éramos dos de cuatro los que estábamos alertas) prendí las luces, bajé corriendo la escalera al grito de ¿Quién anda ahí?». Y re respondió a sí misma: «Y entonces vi, abajo a la izquierda, en un rincón de esa pared de pequeñas ventanas, un charco de vidrios y me di cuenta que mi bolso, que había dejado apoyado, brillaba por su ausencia», dijo Mantero.
«Me acerqué de golpe mientras el resto salía de los cuartos con cara de dormidos y grité ¡Hijos de puta! a la oscuridad de la noche. En seguida pensé que en el bolso, por suerte, no había nada importante. Y nos pusimos a debatir qué hacer», añadió. Momentos después, alertó a las autoridades; «llamamos a la Policía, que llegó a los 10 minutos. Dos tipos con cara de resignación para decirnos que la habíamos sacado barata y que esa era la tercer alarma de la noche en aquel balneario en el que día y noche andamos todos en ojotas». Añade en su relato que al abrir la puerta «salieron con las linternas y las armas a dar una vuelta y encontraron a 20 metros mi bolso tirado con todo revuelto: medicamentos, un quitaesmalte a medio usar, un toallón de dibujo infantil. Faltaba una sola cosa: el dulce de leche Cachafaz que guardaba como un tesoro para el mejor momento de mis vacaciones. Quedó asentado en el expediente de la denuncia», se quejó.
Finalmente, consideró que tuvo que «deletrearle al oficial la marca del manjar argentino. Nos reímos un buen rato mientras pensábamos que con ese dato bizarro, si Almodóvar la filma, nadie se la cree. Lo que empezó como un mal sueño, terminó casi casi -poniéndole mucha onda- como un mal chiste».