Los argentinos creen que maneja bien
Si bien siete de cada diez encuestados dicen usar cinturón de seguridad y respetar los semáforos, el 87,5% considera que las señales de tránsito se cumplen poco y nada. Gran desconocimiento sobre índices de alcohol y bebés a bordo.
La Universidad Abierta Interamericana (UAI) se propuso conocer cómo nos percibimos los argentinos a nosotros mismos en materia de tránsito. A través de una encuesta a 1020 personas mayores de 18 años, el estudio reflejó que vemos peor a los demás de lo que nos vemos a nosotros mismos.
A pesar que los números de siniestros en la Ciudad disminuyen, para el 72,6% de los encuestados no se maneja bien, y para el 87,5% se respetan poco o nada las señales de tránsito; y sin embargo siete de cada diez dicen usar el cinturón de seguridad en la Ciudad y en la ruta y acatar siempre el semáforo y la prioridad del peatón. Otra conclusión del estudio fue que la mayoría no sabe dónde debe llevar a un bebé en el auto y cuál es el máximo permitido de alcohol en sangre al momento de conducir.
«Es muy loco que la mayoría crea que el argentino promedio maneja mal o regular y el 70% de esos mismos encuestados diga que respeta al peatón o los semáforos en un cruce. Si somos tan buenos no entiendo cómo podemos ser tan malos, me inclino más por pensar que somos demasiado hipócritas», enfatizó el licenciado en Prevención Vial y Transporte Axel Del’Ollio.
DESCONOCIMIENTO. Una cuestión clave es la falta de información correcta que manejan los encuestados en ciertos temas. Apenas el 39% respondió bien dónde deben viajar los niños que pesan menos de diez kilogramos dentro del auto («atrás en la silla mirando hacia atrás»): «Deben usar un asiento especial que debe ser colocado en sentido contrario al de la marcha ya que, en caso de un impacto frontal, el cuello del niño no soportaría la fuerza con la que la cabeza se desplaza hacia adelante», subraya el informe. «Una de las cosas que más me preocupa es que más de la mitad cree que un bebé puede ir en una sillita o un sistema de retención infantil viendo hacia adelante, porque hacer eso es criminal», afirmó Del’Ollio, director de la organización Mamás y niñ@s seguros.
Al especificar el nivel máximo permitido de alcohol en sangre para conducir, el 50% dijo valores distintos al correcto, que es de 0,5 gramos por litro. Dos de cada diez contestaron «Nada». A su vez, el 41% admitió haber viajado alguna vez con un conductor que bebió «más de la cuenta». No es un dato menor porque cada conductor alcoholizado que muere en un siniestro vial provoca otras cuatro muertes «pasivas». Más desconocido aun resulta el valor máximo permitido de alcohol en sangre en motociclistas. La Ley de Tránsito establece 0,2 gramos por litro y sólo el 19% de los encuestados conoce la respuesta correcta.
Los ciclistas también tienen lo suyo: seis de cada diez suelen escuchar música con sus auriculares mientras andan en bicicleta. Para Leandro Bergara, profesor de abogacía de la UAI y director del departamento de posgrado en la Facultad de Derecho de la UBA, «se necesita mayor control y concientización; que por ejemplo se dé tránsito como materia en todas las escuelas. En tránsito, a diferencia de otros hechos ilícitos, el control y la sanción penal y monetaria, incluyendo por ejemplo a ciclistas o motos que anden con auriculares, dan resultados muchos más notorios».
MOTOS, AUTOS Y PEATONES. Preguntados por los culpables de las irregularidades de tránsito, el 72,8% de los encuestados responsabiliza a los «conductores comunes»; en segundo lugar (53%), a los colectivos; y luego los peatones (51%). Según la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, el año pasado bajaron singularmente los automovilistas lesionados (2529 frente a los 2689 registrados en todo 2013), los peatones continúan con números similares (2599 en 2014, 2613 en 2013), y en cuanto a los motociclistas heridos en 2013 fueron 4199 y en 2014 hubo 3900. Ellos representan el 38,2% del total de los siniestros viales de la Ciudad, seguidos por los peatones con el 25,5 por ciento. Los ciclistas ya representan el 5,4%, más que los pasajeros de transporte público. En víctimas fatales in situ, los motociclistas por primera vez son mayoría: se registraron 34 muertes, frente a los 30 peatones fallecidos en 2014, y a los 16 automovilistas.
Son los peatones quienes tienen riesgo de sufrir consecuencias mayores ante un choque: uno de cada diez fallece. Y el 85% de los peatones lesionados en 2014 tienen menos de 19 años. Uno de los principales motivos es la falta de atención debido al uso de las nuevas tecnologías. El Ministerio de Salud bonaerense los denominó «peatones tecnodistraídos», tendencia que también crece en conductores.
El trauma es la tercera enfermedad del país (detrás de la cardiovascular y el cáncer) y ocurre en hechos viales que, en su mayoría, pueden prevenirse, y cuyos costos de atención representan un 27% del gasto público en Salud Pública.
La mirada femenina
La encuesta realizada por la Facultad de Abogacía de la Universidad Abierta Interamericana desglosa las respuestas de acuerdo a los géneros. Las mujeres creen que se maneja peor y son un poco más conscientes del uso del cinturón de seguridad. Son ellas quienes insisten para que el acompañante se ponga cinturón (69% contra 60%), y quienes mejor conocen cómo llevar al bebé en el auto.
En cambio, los hombres respondieron un poco mejor cuánto es el máximo requerido de alcohol en sangre para manejar.
El informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad sobre siniestros viales durante el primer semestre de 2014 evidencia que en los choques de motociclistas predominan las lesiones de víctimas masculinas (87%), igual que en los ciclistas (69%) y en los automovilistas (62%), mientras que en peatones están mitad y mitad –aunque son más los peatones masculinos muertos, con un 66%–, y dentro de los pasajeros de transporte público lesionados hay más mujeres (64%). Esto tiene un correlato en la encuesta de la UAI donde fueron las mujeres quienes principalmente apuntaron a los colectiveros como responsables de los siniestros viales.
Las campañas de prevención
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad encaró campañas de educación vial. Una de ellas se titula «Atender el tránsito es atender a la vida». Allí apuntan que entre el 85 y el 90% de los siniestros viales ocurren por fallas humanas: «Según estudios de la OMS, si usás el celular mientras conducís o cruzás la calle, las posibilidades de que participes de un siniestro vial aumenta cuatro veces». La Agencia Nacional de Seguridad Vial también apeló en campañas de concientización llevadas a cabo estos últimos años a la relación alcohol-conducción, con frases del tipo: «el alcohol al volante incrementa los errores un 17% y retarda el tiempo de reacción en un 10,3 por ciento».
En primera persona
«De vez en cuando manejo usando auriculares. Me ha pasado de casi chocar, por imprudencia mía y ahí me llega la señal de alerta. Cada vez se maneja peor, hay mucha gente imprudente. Un auto estuvo a punto de chocarme porque el conductor iba con el celular.» Maximiliano Giménez (21), ciclista.
«Las fallas más frecuentes que puedo cometer es la de cruzar en rojo, cuando veo que no pasa nadie. Con mi hija, no. Tiene que dictarse tránsito en las escuelas y deberían multar a los peatones si cometen fallas. Yo dejé de usar auriculares grandes porque si no me iba a matar.» Alejandro Eugenio (32), peatón.
«Se maneja distinto que hace cinco años: bien, pero rápido. Y a la gente que maneja mal igual les dan el registro. En mi caso, es una deuda saber estacionar bien. Muchos se olvidan que el peatón es una persona. Ni se ponen a pensar que el coche es un arma latente, estando bien no gatilla.» Carlos Gentile (49), automovilista.