Los cinco puntos para que el #NiUnaMenos se convierta en ley
La marcha del 3 de junio al Congreso Nacional y las claves para que la iniciativa sea implementada. Desde la Corte Suprema y ONGs sugieren cómo reaccionar ante casos cercanos y advierten que la repetición mediática y la ausencia de datos de prevención genera réplicas.
Todavía hay una idea que ronda: que la violencia de género es un problema de índole privado. Pero ese «problema» es un delito. Está contemplado en el Código Penal y el entorno de la víctima tiene a mano contribuir a la prevención.
Evitar femicidios puede estar en manos de todos, o de cualquiera, según sostienen desde la Corte Suprema y asociaciones civiles que se dedican a asistir a víctimas. Por eso aconsejan de qué manera intervenir en hechos ajenos, aunque subrayan la importancia de que sea la víctima quien haga la denuncia, según consignó Tiempo Argentino.
«Lo primero que hay que hacer es vencer el miedo. Si escuchamos vecinos a los gritos, en una pelea fuerte, o si sentimos golpes, hay que tratar de intervenir», dice Fabiana Túñez, una de las titulares de la asociación civil La Casa del Encuentro, la única entidad que releva cifras de femicidios en el país, ante la ausencia de estadísticas oficiales. La especialista explica que hay dos formas de intervenir en esos casos: «De manera directa, tocando el timbre y preguntando inocentemente si está todo bien; o de manera indirecta, llamando a la comisaría o al 911 (puede ser de manera anónima). Así se interrumpe el círculo de la violencia en el momento, porque el varón violento, contratriamente a lo que se piensa, no es valiente con el entorno. Quiere mantener la fachada. Es muy probable que sea la víctima quien responda que está todo bien. Pero, al intervenir, le estamos diciendo que alguien está pendiente de lo que le pasa.»
Analía Monferrer, secretaria letrada a cargo de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, refuerza: «Prefiero exagerar y llamar a un móvil policial cuando escucho algo raro, a escuchar insultos o golpes y quedarme con la idea de que no hice nada.» En la OVD se evalúan los riesgos que surgen de un relato o consulta. No evalúan, como la justicia, si es o no verdad, sino el peligro que podría estar corriendo la víctima si lo que se cuenta es cierto. Por eso, cuando se identifica un riesgo, se dicta una inmediata medida de protección. En el ámbito porteño, existe un solo refugio, pero desde la OVD aseguran que suele haber lugar para alojar a las víctimas con sus hijos.
El Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, de La Casa del Encuentro, informó que, en 2014, hubo no menos de 306 femicidios –entre los que se cuentan los llamados «vinculados», que son los asesinatos a personas del entorno de la mujer a la que el femicida pretende lastimar–. Desde que inició la cuenta, la asociación civil calcula un total de 1808 femicidios en la Argentina, entre 2008 y 2014. Ante las cifras y los últimos casos resonantes, el 3 de junio habrá una movilización en el Congreso para que se apruebe un petitorio que ayude a combatir la problemática (ver aparte).
Tanto Monferrer como Túñez saben que intervenir en un episodio es sólo un paliativo, que no resuelve el conflicto de fondo, pero lo entienden como un primer paso. Después llega el momento de la acusación. Para Túñez, «hay que buscar los caminos para que la denuncia la haga la víctima, salvo en el caso de una menor de edad». Aún así, el entorno –familiar, vecino, amigo– también puede colaborar. Las claves son acompañar y tener paciencia.
«Recomendamos poder hablar, llegar a ella. Decirle que sabemos lo que está pasando, que no la vamos a juzgar, que estamos para ayudarla, que le podemos pasar teléfonos para que pida ayuda cuando esté dispuesta, que no es natural vivir en un vínculo de violencia, que se merece algo mejor», detalla la titular de La Casa del Encuentro, y advierte que «lo más difícil para una mujer violentada no es denunciar sino mantener esa denuncia y su distancia del agresor.» Por eso aconseja no frustrarse. «Si ella denuncia y después vuelve con ese hombre, tenemos que transmitirle que la comprendemos, porque sino la ponemos en el lugar que la pone él: el de la inútil. La presión no ayuda. Hay que fortalecerla, dotarla de autoestima, llenarla de cariño, aceptarle sus tiempos, y decirle que sólo nos importa estar cerca», sugiere Túñez, con palabras que son trasladables a cualquier relación afectiva pero cuya ausencia en situaciones violentas puede implicar grandes riesgos.
La encargada de la OVD de la Corte, por su parte, destaca que, «cuando la víctima hace la denuncia, es probable que el agresor pida perdón, prometa que todo va a cambiar, y como no es una persona extraña que cometió un ilícito, es probable que sea perdonado, lo cual necesariamente va a seguir con otro hecho de violencia». Igual que Túñez, Monferrer dice que «ante ese perdón, a veces el de afuera, el que trata de ayudar, se enoja, se siente defraudado, se cansa, porque piensa que ella quiere que le peguen, cuando en realidad el círculo de violencia funciona así. Si una mujer no está preparada psicológicamente para sostener una denuncia, va a volver con el agresor.»
El objetivo es no llegar a esa instancia y hay algo que se puede hacer. «El primer impulso de muchos, porque se trata de una sociedad patriarcal, es pensar qué hizo la víctima para llegar hasta ahí; y además se cree que la violencia doméstica es sólo la física», analiza Monferrer, y por eso precisa que «violencia de género no es sólo golpes, sino insultar, maltratar, bajar la autoestima, romper cosas en la casa, desestimar que la mujer vaya a trabajar o impedir que siga estudiando». Frases como «qué gorda estás hoy» o «parecés una atorranta» son algunos ejemplos que cita la especialista para describir la violencia menos gráfica pero también hiriente y que puede resultar el comienzo de una violencia irreversible. «Esa es la razón por la cual es importante que lo empiece a detectar alguien de afuera. Si percibimos los primeros indicios, vamos a poder prevenirlo. Después es más difícil», avisa.
En 2009, el Congreso argentino sancionó la Ley 26.485 «de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales», pero todavía faltan algunos puntos en su reglamentación. Tres años después, se aprobó la Ley 26.791, que agrava la pena del homicidio de una mujer o persona trans cuando esté motivado por su condición de género. El femicidio no fue incorporado como figura penal autónoma pero pasó a ser considerado un agravante. El primer fallo que trascendió con ese lineamiento estuvo a cargo del titular del Juzgado de Instrucción 17, Javier Feliciano Ríos, quien procesó con prisión preventiva a un hombre de 35 años «por el delito de femicidio también agravado por la relación de pareja entre el autor y la víctima y por haber sido cometido con ensañamiento.» La víctima, que era su pareja y madre de sus dos hijos, tenía 32 cuchillazos.
#NiUnaMenos, la gran marcha
Activistas, periodistas y otros miembros de la sociedad civil convocan a una marcha al Congreso Nacional. Será el miércoles 3 de junio a las 17, con el fin de que se apruebe un petitorio frente a la cantidad de femicidios en la Argentina. #NiUnaMenos, es la consigna que surgió de un grupo de periodistas a través de las redes sociales y que se replicó enseguida.
«Surgió espontáneamente, de un diálogo en Twitter, y pensamos en el Congreso porque era un lugar céntrico», le contó a Tiempo la periodista Ingrid Beck, una de las directoras de la revista Barcelona y parte del grupo que impulsó la convocatoria. La propuesta consiguió adhesiones de políticos, familiares de víctimas e integrantes del mundo del espectáculo y se espera una concurrencia masiva. La intención es que los legisladores y autoridades de gobierno firmen un compromiso de cinco puntos: la elaboración de un registro de estadísticas oficiales de violencia contra las mujeres y femicidios; la creación de fueros regionales; que se reglamente toda la Ley 26.485 y se asignen recursos para su implementación; que se incorpore la temática en las escuelas; y que pueda crearse un ministerio «de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres».
El número: 144
Es la línea gratuita de atención en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte. Funciona todos los días, las 24 horas, y cuenta con equipo interdisciplinario. La dirección de la OVD es Lavalle 1250 (CABA).