Megajuicio: más de trescientos testimonios
Con el testimonio de aproximadamente trescientos testigos, se desarrolló en horas de la mañana la jornada número 80 del IV Juicio por delitos de lesa humanidad. En la sala debate del Tribunal Oral Federal Nº1, se escucharon las declaraciones de Violeta Anahí Becerra, Rosa Carmen Racconto y Joaquín Rojas.
El testimonio brindado por Violeta Anahí Becerra aportó detalles sobre su propia detención y el secuestro de su hermano Ciro Jorge Becerra, ocurrido el 22 de diciembre de 1976. Por videoconferencia desde el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de La Plata, la testigo identificó entre los acusados a los exjueces Luis Francisco Miret y Otilio Roque Romano, sobre quien expresó: “lo que recuerdo de Romano es la falta de respuesta a los tres habeas corpus presentados por mi madre, tanto para mi hermano como para mí”.
La familia Becerra comenzó las gestiones para dar con el paradero de Ciro inmediatamente producido su secuestro realizado por agentes de la fuerza policial. Ciro permaneció en cautiverio en el D2; luego de dos años de detención ilegal quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Mientras que Violeta fue detenida ilegalmente en el mes de enero de 1977 por las fuerzas policiales de Tupungato y fue torturada en el campamento de Las Lajas; sobre su caso declaró que nunca le fue notificada causa judicial alguna.
Seguidamente, Rosa Carmen Racconto declaró como testigo en la causa que investiga la detención ilegal sufrida por su padre Juan Pedro Racconto quien ya ha fallecido. Rosa brindó detalles sobre la conformación de su familia y recordó a su padre – trabajador metalúrgico y militante comunista- detenido el 21 de agosto de 1976. Sobre este hecho, la testigo señaló que del operativo participó personal policial y militar, entre estos últimos reconocieron a un vecino de apellido Pacheco. “Esa persona le dijo a mi papá que no se resistiera; luego de un tiempo quisimos contactarlo pero no lo vimos más”, expresó la testigo.
Juan Pedro Racconto pasó cuarenta días incomunicado en la 8va Brigada de Comunicaciones donde padeció tortura física y psicológica. Fue trasladado a la U9 de La Plata hasta febrero de 1977 donde el trato inhumano y vejatorio.
“Al salir tenían el temor de ser asesinados por eso se presentaron en el Sindicato de prensa”, recordó Rosa y ahondó sobre las reiteradas negativas ante la gestión de habeas corpus realizada junto a su familia tanto en la Justicia provincial como nacional.
Finalmente, un tercer testimonio se dio lugar en el recito. Fue el de Joaquín Rojas, detenido ilegalmente el 22 de noviembre de 1977.
Joaquín militaba para entonces en el Peronismo de Base, cuando aquella noche un grupo de civiles encapuchados irrumpió en su vivienda. “La casa fue saqueada y pintada en aerosol con la leyenda ‘Traidores ERP’”, relató Rojas y agregó detalles sobre el violento operativo en el que el grupo familiar fue reducido: su hijo de seis meses de vida fue encerrado en el baño, mientras que Joaquín, amordazado y vendado, fue introducido a un vehículo y trasladado al D2.
“Antes me llevaron a otro lugar donde había más personas y me interrogaron sobre armas que no tenía, nombres que no conocía y si tenía plata mientras me torturaban”, recordó Joaquín.
Sobre este centro clandestino de detención, el testigo refirió al asesinato del estudiante de Medicina, Luis Rodolfo Moriñas: “sentimos un tropel que iba hacia Moriñas y después de eso no se supo más nada de él”.
Del D2, Rojas fue trasladado a una dependencia militar donde permaneció nueve días. Tras esto fue llevado a la Penitenciaria Provincial hasta recuperar la libertad quedando a disposición del Poder Ejecutivo Nacional el 23 de marzo de 1978.
Rojas finalizó su testimonio expresando que en ningún momento le fue informado oficial ni judicialmente sobre las causas que motivaron su detención.
Tras este testimonio y con el pedido de un cuarto intermedio, las testimoniales continúan mañana martes 19 de mayo a las 9.30, en el primer piso de Tribunales Federales.