«Hemos abierto un mostrador en el Aeropuerto Internacional de Incheon para que los usuarios puedan cambiar su Galaxy Note 7 por un terminal de otro modelo», afirmó un portavoz de Samsung, que tiene sede en Corea del Sur, según declaraciones publicadas por EFE.
El principal fabricante mundial de teléfonos -que no precisó si esta medida se ampliará a aeropuertos en otros países- tomó esta decisión después de que la prohibición de llevar estos equipos a bordo, incluso apagados, se extendiera desde Estados Unidos a Japón, pasando por Medio Oriente y Europa, debido a los reiterados incendios espontáneos que se han registrado en estas terminales.
Después de la restricción dispuesta por la Autoridad Federal de Aviación estadounidense, el ministro de Transporte de Japón ordenó a todas las aerolíneas de ese país que prohíban completamente el abordaje con los Note 7, informó hoy el diario británico The Guardian.
La misma decisión tomaron en Asia la aerolínea surcoreana Asiana, la mayoría de las operadoras chinas y el aeropuerto internacional de Hong Kong, además de Hong Kong Airlines y Hong Kong Express.
También lo prohibieron las aerolíneas de Australian y Nueva Zelanda, las dos principales de Taiwan, Singapore Airlines y la malaya AirAsia.
En Europa, Air Berlin prohibió el Note 7 el último sábado, mientras que Lufthansa aseguró que ese modelo ya fue prohibido en los vuelos a Estados Unidos y pronto sucederá lo mismo en los que parten a otros destinos.
Se sumaron a la prohibición la italiana Alitalia y la británica British Airways, además de aerolíneas de Canadá y de Israel.
A nivel oficial, si bien Corea del Sur es el país en el que más Galaxy Note 7 se vendieron, el Ministerio de Transporte de momento no impuso restricciones al modelo en los vuelos nacionales o internacionales.
El Galaxy Note 7, presentado el 2 de agosto, comenzó a venderse el 19 de ese mes con el objetivo implícito de instaurarse como producto de bandera de la compañía y a hacer frente al nuevo iPhone 7.
Pero desde distintas partes del globo comenzaron a llegar un número creciente de reportes de móviles que se incendiaban durante el proceso de carga, hasta que el 2 de septiembre, cuando el número de casos ya superaba los 30, Samsung decidió anunciar una retirada sin precedentes del producto.
Ya había vendido alrededor de 2,5 millones de unidades cuando la firma apostó por ofrecer a los consumidores afectados el reemplazo de estas unidades por nuevos teléfonos del mismo modelo que, según aseguró entonces, no sufrirían estos problemas con sus baterías de ion-litio.
Sin embargo, llegaron nuevos reportes de equipos recambiados que se incendiaron, por lo que la semana pasada Samsung anunció que dejará de fabricar definitivamente ese modelo de smartphone.