Una multitud estimada en millones de personas rindió tributo a Castro en los 286 puntos instalados en toda la isla, aunque la atención se concentró en La Habana, alrededor del memorial a José Martí, en medio de imágenes del líder de la Revolución, coronas de flores blancas y réplicas de sus condecoraciones militares.
A esa despedida masiva se le contrapuso otra más selecta: la que ocurría delante de las cenizas mismas de Castro, en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), a la que únicamente accedió la alta dirección del país, encabezada por su hermano Raúl Castro, y su familia.
Los puntos de tributo de la Plaza cerraron al mediodía, porque el lugar se preparó luego para el acto multitudinario de despedida, con la presencia de mandatarios y delegaciones de todo el mundo. Antes de eso, los presidentes de Bolivia y Venezuela, Evo Morales y Nicolás Maduro, hicieron un pequeño homenaje al líder desaparecido el viernes, a los 90 años.
Maduro y Morales guardaron silencio frente a la imagen que muestra a Castro en sus días de guerrillero: de pie, con un fusil y una mochila al hombro, en la Sierra Maestra (al oriente del país), escenario de la insurrección que lo llevó al poder en 1959.
Después, firmaron el libro de condolencias. Un rato después hizo lo mismo el vicepresidente de China, Li Yuanchao.
Entre la multitud de hoy estuvieron dos de los hijos de Fidel Castro, Tony y Alex.
El presidente cubano, Raúl Castro, presidió el último relevo de la guardia de honor en tributo a su hermano, con uniforme militar y acompañado del primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel; el comandante de la Revolución Ramiro Valdés y el segundo secretario del Partido Comunista de Cuba, José Ramón Machado-Ventura.
En uno de los puntos de homenaje al comandante, en los últimos relevos también se vio formando guardia de honor a funcionarios de la plana mayor del país, como el ministro de las Fuerzas Armadas, Leopoldo Cintra-Frías; el canciller Bruno Rodríguez; el ministro de Economía y vicepresidente Ricardo Cabrisas y el presidente de la Asamblea, Esteban Lazo.
Entre los extranjeros que llegaron a La Habana están, además de Maduro, Morales y Yuanchao, los presidentes de Zimbaue, Robert Mugabe, y Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; los primeros ministros de Antigua y Barbuda, Gaston Browne; de Dominica, Roosevelt Skerrit; y de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
También el presidente del Consejo de la Nación de Argelia, Abdelkader Ben Salah y la líder de la Asamblea Nacional de Viet Nam, Nguyen Thi Kim Ngan.
Pero las presencias con mayor protagonismo fueron las de países aliados, varios de ellos integrantes del ALBA: el nicaragüense Daniel Ortega y el ecuatoriano Rafael Correa, junto, claro, a Morales y Maduro.
Creada en 2004 por impulso de Fidel Castro y Hugo Chávez, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) reúne a países contrarios a los planteamientos de Washington en la región.
Estuvieron además el diplomático Jeffrey DeLaurentis, nombrado por Barack Obama embajador en La Habana pero no confirmado por el Congreso, y Ben Rhodes, uno de los asesores de seguridad de EEUU; el mexicano Enrique Peña Nieto; y los cancilleres Susana Malcorra, José Serrra y María Ángela Holguín en nombre de Argentina, Brasil y Colombia.
Llegaron además los mandatarios de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Honduras, Juan Orlando Hernández; y Panamá, Juan Carlos Varela, y el vicepresidente uruguayo Raúl Sendic. España decidió enviar al Rey Juan Carlos I y el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracía.
Mañana, una caravana con los restos del comandante saldrá desde La Habana hacia Santiago de Cuba, en un viaje de 4 días y 900 kilómetros. El cortejo tocará una decena de ciudades, entre ellas Matanzas y Cárdenas.
«Al fin hemos llegado a Santiago. Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado», fue la primera fase del primer discurso público de Fidel Castro tras su victoria de enero de 1959 horas antes de viajar a La Habana. Toca ahora el regreso.
Aunque no se han anunciado las paradas que hará la caravana, se estima que una de estas será Santa Clara, donde un gran mausoleo y museo rinde homenaje al argentino Ernesto “Che” Guevara, uno de los compañeros más cercanos de Castro en la guerra contra el régimen de Fulgencio Batista (1952-1959).