Murió el legendario director de cine Manoel de Oliveira
El famoso director de cine portugués Manoel de Oliveira, el más viejo del mundo en actividad, murió este jueves a los 106 años en su ciudad natal, Oporto, donde había nacido el 11 de diciembre de 1908, informaron fuentes de su productora.
Junto a «El extraño caso de Angélica» (2010), que pasó sin mayor éxito en las salas en 2011, una de sus últimas películas estrenadas en la Argentina fue «Belle toujours», de 2006, un homenaje al aragonés Luis Buñuel protagonizado por Michel Piccoli y Bulle Ogier, pero desde entonces y hasta 2014 rodó varios largos y un puñado de cortometrajes; el último, «Chafariz das Virtudes», promocional del Festival de Viena.
Nacido como Manoel Cândido Pinto de Oliveira e hijo del principal fabricante de bombitas eléctricas de Portugal, se formó con los jesuitas y, de muy joven, en pleno cine mudo, manifestó su intención de filmar.
Según se ha señalado, la historia de la vida de Oliveira se confunde inevitablemente con la del cine portugués, con su nacimiento que coincide con el debut de David W. Grifith con «The Adventures of Dollie» (1908).
Como chico bien de una sociedad anquilosada, antes de la pantalla tuvo notoriedad como corredor de automóviles, campeón de natación y atletismo y miembro del Sport Clube do Porto.
Fue actor en algún corto y llegó a participar como tal en «A canção de Lisboa» (1933), de José Cottinelli Telmo, una de las primeras sonoras de su país, aunque dos años antes ya había dirigido un corto documental, «Douro, faina fluvial», con claras influencias del inglés Robert Flaherty y el soviético Dziga Vertov.
La particular ubicación de su país en la geografía europea y la férrea dictadura de Antonio de Oliveira Salazar, hermana desconfiada de la de Francisco Franco en España, impidieron que su obra fuera conocida tempranamente fuera de Portugal.
Sin embargo, siempre se dijo que su largometraje «Aniki-Bobo», que rodó en 1943 acerca de una barrita de chicos marginales en barrios de Oporto, fue aun sin quererlo un antecedente directo del neorrealismo italiano de posguerra.
Hacia 1963 y en medio de una ya copiosa filmografía, rodó «Acto da primavera», ya metido en la ficción con actores, alejado de las búsquedas de montaje que marcaron sus principios y en plena exploración de los planos largos y extensos que fueron luego su característica.
Estuvo detenido varias veces por la dictadura de Oliveira Salazar, por lo que filmó entonces lo hizo prácticamente a pulmón y con la ayuda de sus familiares ricos, y, tras la Revolución de los Claveles, en 1974, comenzó su reconocimiento internacional a partir de «Benilde o la virgen madre», con las estrellas locales Maria Amélia Matta y Jorge Rolla.
A partir de la democracia en su país realizó una treintena de filmes, aunque en la Argentina comenzó a tener fama a finales de los 90 con «Viaje al principio del mundo» (1997), con Marcello Mastroianni en uno de sus últimos trabajos, en la que deslumbró con su puesta de cámara.
En uno de los festivales de Mar del Plata se conoció «Party» (1996) y en ciclos del Malba se pudo ver otras de sus obras que sin embargo nunca llegaron a la exhibición comercial.
Pese a haber sobrepasado los cien años y ser una leyenda en vida, pedía seguir viviendo porque decía que tenía mucho trabajo por delante, al tiempo que cada vez que veía uno de sus filmes declaraba que, en el presente, lo podría haber hecho mejor.
En 1940 se casó con su única esposa, Maria Isabel Brandão de Meneses de Almeida Carvalhais, con la que tuvo a sus hijos Manuel Casimiro, Jose Manuel, Isabel María y Adelaide María.