Ni salud ni economía: El PBI de Brasil se derrumba mientras suma un millón de contagiados y 50 mil muertes por Covid-19
El falso dilema planteado por algunos sectores se derrumba ante la contundencia de las estadísticas de aquellos países que rehuyeron la cuarentena esperando no afectar la economía. El saldo se paga en vidas.
Desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el presidente Alberto Fernández el 20 de marzo pasado con el propósito de ralentizar el ritmo de contagios en el marco de la pandemia de coronavirus Covid-19, la valoración de la medida fue mutando. De los elogios iniciales y generalizados a la decisión temprana de ganar tiempo para preparar el sistema sanitario, se pasó con el correr de las semanas a los cuestionamientos primero y hasta a la presión desembozada de algunos sectores concentrados para dejar atrás la cuarentena y sacrificar vidas en el altar de la Economía.
Tal es el caso de la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA) que a comienzos de mayo pasado comenzaron a presionar al Gobierno para que relajase la cuarentena. La entidad que reúne a los mayores empresarios del país como Paolo Rocca (Techint), Luis Pagani (Arcor), Cristiano Rattazzi (Fiat), Héctor Magnetto (Clarín), Marcos Galperín (Mercado Libre) y Jaime Campos (Sociedad Rural) reclamaban «darle especial prioridad a mantener vivo el aparato productivo del país». Comenzaban a plantear así el falso dilema entre salud y economía.
Hoy, con la fuerte aceleración en el ritmo de contagios registrada en las últimas semanas y a las puertas de un probable nuevo endurecimiento de la cuarentena en el AMBA para volver a aplanar la curva que más atención debe haber suscitado en la historia de los gráficos, la tragedia brasileña revela con contundencia la falacia que se esconde detrás de ese supuesto dilema.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, optó por minimizar desde un primer momento la gravedad de la pandemia. Nada hizo que cambiara su postura y, tras registrar el primer caso positivo de la región el 26 de febrero pasado, Brasil ya superó el millón de contagios y cuenta casi 50 mil muertes por coronavirus. A pesar de ello Bolsonaro sigue siendo el más activo detractor de las cuarentenas y uno de los pocos líderes mundiales en ignorar el generalizado consenso existente acerca de que se trata, por el momento, de la única herramienta a mano para enfrentar la enfermedad.
La decisión de priorizar la economía por sobre la salud ubicó a Brasil como el segundo país, solo por detrás de Estados Unidos -donde Donald Trump también evitó tomar medidas sanitarias- en cantidad de contagios y muertos.
Sin embargo el sacrificio de esas miles vidas en aras de preservar la economía fue en vano. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó que el Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil caerá este año hasta un 9,1% y registrará «niveles históricos» de desempleo.
En lo que va del año más de 3,3 millones de brasileños perdieron sus empleos y en mayo pasado las solicitudes de seguro de desempleo subieron un 54% con respecto al año pasado.
El panorama económico argentino no más promisorio: la OCDE vaticinó una contracción del PBI del 10% para este año. Se trata de un impacto en términos porcentuales similar entre ambos países. Muy distinto podría terminar siendo el balance en vidas que dejará la pandemia si se tiene en cuenta que en la Argentina hasta el momento la cantidad de casos positivos detectados rondan este viernes los 38 mil y las víctimas fatales orillan el millar.
Balances económicos similares y sanitarios diametralmente opuestos echan por tierra el falso dilema salud o economía.
Las experiencias en Estados Unidos y Chile, dos países que también rehuyeron las cuarentenas estrictas, no son más alentadoras. En apenas dos meses 46 millones de personas pasaron a engrosar las filas de los desempleados en Estados Unidos mientras que la OCDE vaticinó que Chile sufrirá su peor recesión desde 1982, una caída del PBI del orden de 7,1% mientras que «el desempleo alcanzará niveles históricos». Tras el escándalo por la alteración de las estadísticas que le costó el cargo al ministro de Salud de Sebastián Piñera, Chile ya registró más de 4 mil muertos por Covid-19, 4 veces más que la Argentina con poco más de un tercio de la población de nuestro país.
Por estas horas el AMBA está entrando en el momento más crítico de la pandemia. La curva de contagios es cada vez más pronunciada y el ritmo ocupación de camas en el sistema sanitario se acelera. Al mismo tiempo el cansancio lógico por la larga cuarentena y las presiones de algunos sectores para relajar las restricciones, justo en lo peor de la pandemia, son cada vez mayores. Resta saber si los adalides del mercado seguirán dispuestos a sacrificar vidas en pos de salvar una economía que está claro, no puede ser salvada del todo a pesar de las medidas contracíclicas adoptadas y que deberá esperar hasta una vez superada esta etapa inédita en la historia moderna para recién empezar a recuperarse.