Por decreto, Macri redefine funciones de ministerios y le otorga más influencia a Marcos Peña

Mauricio Macri reconfirmó su intención de mantener el poder económico dividido y evitar el surgimiento de un «súperministro». La dispersión de la política económica en manos de varios funcionarios quedó ratificada este lunes con un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que redujo a veinte la cantidad de ministerios, y despejó una disputa de larga data por la primacía en la política comercial exterior entre el Ministerio de Producción, de Francisco Cabrera, y la Cancillería, primero con Susana Malcorra y ahora con Jorge Faurie a la cabeza.

El decreto 513/2017 redefinió la vinculación de Producción y Cancillería a la hora de fijar la posición del país en las negociaciones económicas. Será el Palacio San Martín el encargado de «entender en la definición y la ejecución de la promoción y las negociaciones internacionales», mientras que Producción podrá «intervenir en el ámbito de sus competencias», como ocurre con otros ministerios.

El esclarecimiento de funciones le resta capacidad de fuego a Cabrera y a su secretario de Comercio, Miguel Braun, quien había tomado el protagonismo, por ejemplo, en la redefinición del acuerdo comercial con México. Bajo el nuevo esquema, será el secretario de Relaciones Económicas Internacionales y número tres de la Cancillería, Horacio Reyser (un hombre del Presidente) ,quien esgrima la lapicera y tenga la última palabra en el triunvirato que desde hace tiempo conforma, de cara al exterior, con Braun y la secretaria de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher.

Como contrapartida, Cabrera ganará peso en la promoción, organización y participación argentina en exposiciones, ferias y misiones de carácter económico en el extranjero. Para ello se valdrá de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, que dirige Juan Procaccini, y las 169 representaciones diplomáticas, que la Cancillería, en el nuevo esquema, pondrá a disponerse como vehículo para la promoción internacional.

El cambio viene a cuenta de la «falta de coordinación» en la ex fundación Exportar, como reconocen en el Gobierno. Sin embargo, en el sector privado prefieren hablar de una falta de claridad e incluso indefinición en la política de inserción en el exterior, en parte explicada por la duplicidad de puestos y funciones que hay en Cancillería y en la Agencia de Inversiones.

Pero el alcance de Cabrera será recortado: Procaccini responde, al final del día, al vicejefe de gabinete, Mario Quintana, a quien reportaba cuando ambos lideraban el fondo Pegasus. Encima, el DNU le quitó a Cabrera las competencias vinculadas con la inversión pública nacional, que van ahora a la Jefatura de Gabinete, con Marcos Peña.

El cómputo final muestra un retiro de facultades a Cabrera, que cede terreno a la cúpula de la Cancillería, alineada plenamente con la Casa Rosada y a la que se apuesta como no sucedió durante la era Malcorra. En parte, porque esa conducción expresa los deseos de Peña, que disfruta personalmente de incidir en la política exterior y mantener un esquema que, desde la división, le permite reinar con sus adláteres Quintana y Gustavo Lopetegui.