Por un Ciclón de esperanza
El Ciclón va de punto a la final del Mundial de Clubes, en lo que puede ser el partido más importante de su historia. Miles de cuervos dirán presente en el estadio de Marrakech.
San Lorenzo y Real Madrid después de vencer a Auckland City y Cruz Azul, respectivamente. El Ciclón tuvo que trabajar mucho para derrotar al equipo oceánico. Necesitó del tiempo suplementario, donde lo ganó con gol de Mauro Matos. Por su parte, el Merengue impuso su jerarquía y consiguió un holgado triunfo por 4 a 0.
El presente de ambos equipos difieren rotundamente. El elenco español ganó la Champions League a mediados de año y este semestre siguió incrementando su nivel futbolístico. Lleva acumulado 21 triunfos consecutivos y buscará el récord que tiene el Curitiba, con 24, y el Ajax de Johan Cruyff, con 26.
Por su parte, el conjunto de Boedo llegó a su máximo nivel durante la Copa Libertadores que ganó. Luego de la consagración, el equipo sufrió un bajón importante, un poco por tener en la mente la disputa de esta final.
La picardía argentina se hizo sentir en Marruecos: los dirigentes del Ciclón, con el presidente Lammens a la cabeza, se quejaron ante la FIFA la imposición de un árbitro portugués (Pedro Proença) y pidieron uno sudamericano. ¿El resultado? El juez será Walter López, de origen guatemalteco.
Bauza, que ya perdió una final del Mundial de Clubes como técnico del Liga de Quito, mantiene una única duda. El cansancio acumulado en una semifinal con alargue y un día menos de descanso que el Real Madrid no lo harán a cambiar a su equipo. Jugarán los mismos que la semifinal, aunque esperarán hasta último momento a Néstor Ortigoza.
La ventaja que tendrá el equipo argentino estará en las gradas del estadio de Marrakech. Miles de fanáticos cuervos dirán presente en uno de los partidos más importantes de la historia azulgrana.
¿Podrá San Lorenzo dar el batacazo y derrotar al poderoso Real Madrid? ¿El Merengue verá en el resultado los millones que valen sus jugadores? La historia se definirá cuando el árbitro pite el silbato.