Promueven la creación de una jubilación exclusiva para amas de casa
Según una encuesta realizada en 2013 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo, el 76% de los trabajos no remunerados son realizados por las mujeres.
De este estudio se desprende además que en nuestro país, 9 de cada 10 mujeres realizan estas labores domésticas, que van desde limpiar, cocinar, hacer las compras, o cuidar a los niños y ancianos del hogar, mientras que 4 de cada 10 varones no realiza tareas en el hogar (aunque estén desempleados). En este marco, las mujeres dijeron destinar en promedio 6,4 horas diarias a esas actividades, mientras que los varones dijeron destinarles 3,4 horas.
Ahora bien, la categoría de ama de casa aplica a quienes se dedican 100% a estas tareas del hogar, mientras que para las cuentas nacionales caen en categoría de inactivos, aunque pasen largas horas lavando y planchando o cocinando la cena.
Estos rasgos impactan de lleno en el acceso de las mujeres al trabajo formal. Las que logran hacerlo, no lo hacen en igualdad de condiciones que los varones. Las responsabilidades familiares y actividades domésticas determinan y condicionan esta inserción laboral.
De esta manera, el rol tradicional de «ama de casa» se traslada al mercado laboral, y por eso usualmente se ocupan en puestos asociados al cuidado tales como los de enfermeras, maestras, empleadas domésticas, niñeras, cuidado de enfermos y mayores, etc.
Pero los inconvenientes no terminan en el mercado laboral. Dado que las labores domésticas no son reconocidas como factor que hace a la economía, las amas de casa no pueden percibir una jubilación o pensión en calidad de tales.
Si bien en nuestro país existe la mal llamada «moratoria para amas de casa», lo cierto es que se trata de una moratoria previsional que, si bien fue aprovechada en su mayoría por mujeres, contempla que tanto hombres como mujeres que reúnan los requisitos de edad para una jubilación o pensión pero no tengan los años de servicios con aportes que puedan hacerlo a través de la adhesión a una moratoria, para completar los años faltantes.
Sin embargo, desde el Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA) advierten que no contar con una jubilación propia es no reconocer el aporte de la labor doméstica a la economía, y van por una ley que regule la percepción de una recompensación.
Quien está trabajando en dicho proyecto es la senadora nacional por el bloque del FpV-PJ Beatriz Mirkin, quien anticipó a ámbito.com que estará terminado «para el próximo mes» (por mayo) y «va a ser elevado al Congreso para su tratamiento».
«Hoy en día las amas de casa tienen que mentir, decir que son costureras, bordadoras o empleadas domésticas para hacer sus aportes como monotributistas, y así poder acceder a la moratoria. El objetivo de este proyecto es que no tengan que mentir, y que su labor al interior del hogar sea reconocida como un trabajo», señaló Mirkin.
En la misma línea se manifestó María Lucila «Pimpi» Colombo, la titular del sindicato de Amas de Casa. La exsubsecretaria de Comercio señaló que las mujeres son «las más perjudicadas por el empleo informal, y además, como usualmente cobramos menos que nuestras parejas, cuando tenemos hijos somos ‘las candidatas’ a dejar nuestro empleo y quedarnos en casa a su cuidado».
«Por todas estas razones las mujeres tenemos mucho menos acceso a la posibilidad de tener los 30 años de aportes para jubilarnos en término, y es por eso que necesitamos que el Estado se haga cargo de esta situación», señaló.
• Antecedentes
En 1997, bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem, se aprobó un sistema jubilatorio especial para las amas de casa. Sin embargo, si bien la iniciativa parecía resultar un avance para las amas de casa, no les otorgaba la opción de elegir entre el sistema de capitalización (AFJP, aún vigente en ese momento) o de reparto, sino que debían optar por el primero de ellos.
Además, el proyecto tampoco preveía que quienes accedieran a jubilación pudieran disfrutar de los beneficios de otras prestaciones del régimen previsional público, como el PAMI o los servicios turísticos.
Durante su tratamiento en el Congreso, algunos senadores del PJ intentaron modificar la iniciativa, pero el entonces presidente provisional del Senado, Eduardo Menem, aceleró su aprobación y propuso posponer las modificaciones. Finalmente, el proyecto aprobado, que tampoco establecía claramente de dónde surgirán los fondos, no alcanzó el éxito esperado.
En 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner lanzó una moratoria previsional por la cual todas las personas que no tuvieran aportes (varones y mujeres) podían iniciar los trámites jubilatorios por situaciones laborales informales, cumpliendo con los requisitos de edad. De las más de 2.500.000 de personas que accedieron a la jubilación, el 86% fueron mujeres, por lo que se conoció la medida como «la jubilación para amas de casa».
• ¿Por qué una jubilación para las amas de casa?
Para la economista especializada en temas de género Mercedes D´Alessandro, «ser ama de casa para muchas mujeres es algo que se da a la fuerza más que como un proyecto personal». «Cualquiera sea el caso, están realizando un trabajo y necesitan que se reconozca como tal. La jubilación va en ese camino», explicó.
En tanto Mirkin, la autora del proyecto, «la falta de autonomía económica está relacionada a la violencia contra las mujeres. Una mujer que no maneja dinero, se ve afectada a la hora de tomar decisiones, sobre todo si implican dejar el hogar en el que conviven junto a sus parejas, porque no tienen a dónde ir».
En la misma línea se expresó la titular de SACRA, «Pimpi» Colombo: «Son las mujeres las que llevan adelante a las familias, cuidando los niños, los enfermos. Por cada hombre que sale a trabajar, hay una mujer que realiza las tareas del hogar para que ese hombre pueda dedicarse al trabajo. Incluso cuando la mujer es la que sale al mercado laboral, en lo general contrata a otra mujer que se encargue de las tareas domésticas. Acá es donde se ve lo imprescindible de las labores domésticas, entonces, ¿por qué no son reconocidas?».
La economista D´Alessandro, señala que vale la pena pensar que «en muchos casos el mercado laboral no ayuda a que la gente pueda trabajar y hacerse cargo de hijos».
«Muchas veces los trabajos, sobre todo los informales, que afectan a más de un tercio en el mercado laboral, no otorgan licencias de maternidad o paternidad. A esto se suma la ausencia de guarderías o centros de cuidado provistos por el Estado o accesibles al bolsillo. En el conurbano bonaerense el 48% de los hogares está a cargo de una jefa de hogar, muchas veces sola, mujeres que hacen malabares con los cuidados. El 67% de los mal llamados Ni-Ni (ni trabajan ni estudian) son mujeres madres jóvenes que dejaron de estudiar o trabajar porque no podían compatibilizar», explicó D´Alessandro.
Sin embargo, hay quienes consideran «sexista» la existencia de una jubilación para amas de casa. En este punto, tanto desde el sindicalismo, como la política, y especialistas en materia de género coincidieron.
«Creo que el problema es que la categoría en sí es excluyente. Debería haber una remuneración o jubilación para esas personas (mujeres o varones) que se dediquen a la realización de las tareas del hogar. No hay nada de malo en ser «ama de casa», o hacer trabajo en el hogar. En todo caso, lo que tenemos naturalizado es que sean mujeres quienes lo hacen», señaló D´Alessandro.
Mirkin hizo hincapié en su labor política: «Desde ya que nos gustaría que los hombres participen más en las tareas del hogar, pero nosotros tenemos el deber de legislar sobre la realidad, y los datos concretos al día de hoy son que en su mayoría se trata de mujeres, así que tenemos que ocuparnos de eso». A tal fin, la propuesta de la senadora contempla una jubilación a cobrarse a partir de los 60 años, con 30 años de aportes.
Entre sus puntos principales, el proyecto prevé que las amas de casa puedan inscribirse como monotributistas sociales, en vez de comunes. De esta manera, se aseguran que el Estado subsidie una parte de sus aportes y, en caso de cobrarlo, no pierden el derecho a la Asignación Universal por Hijo.
• Dificultades en el acceso a la moratoria vigente
En 2016 el Gobierno de Mauricio Macri promulgó una Pensión Universal a la Vejez. La prestación equivale al 80% de una jubilación mínima. Uno de los requisitos es tener 65 años, para hombres y mujeres por igual. También se prorrogaron las moratorias para quienes adeuden años de aportes.
Sin embargo, desde el Sindicato de Amas de Casa denunciaron que, pese a que la moratoria aún sigue vigente, dado que aún no existe un decreto formal que les haya puesto un punto final, en las oficinas de Anses «les niegan el acceso al trámite e intentan que todas las mujeres esperen a tener los 65 años para entrar a la Pensión Universal para la Vejez».
«Es una carrera de obstáculos el ejercicio de derechos con este Gobierno», cuestionó «Pimpi» Colombo.
En la misma línea, señaló que desde el sindicato impulsan una modificación a la Pensión Universal. «Queremos que el ingreso de la mujer sea a los 60, y no a los 65. No es caprichoso que sea así, la mujer tiene una jornada laboral más extendida que la del varón, porque no termina nunca», señaló la exsubsecretaria. Además, promueven que el monto a cobrar sea el 100% de la mínima, y no el 80%.
En un país en el que la desprotección de los derechos de las mujeres va en aumento hay, sin embargo, optimismo al interior del sindicato: «Logramos que los que acceden a la Pensión Universal tengan cobertura de PAMI, así que nos puede llevar tiempo, pero lo vamos a conseguir».
La palabra final la darán diputados y senadores en el Congreso. No obstante, desde Amas de Casa advirtieron: «Las mujeres vamos a luchar por lograr políticas de Estado inclusivas».