Querían enviar cocaína a África en granos de arroz
Canes encontraron una bolsa de cocaína impregnada en granos de arroz. Allí, estiman, había entre 20 y 30 kilos de droga. ¿La pantalla? La supuesta intención enviar alimentos a Guinea Bissau, en el marco de un programa de la ONU llamado «Hambre Cero en África».
Luego de una intensa investigación en la Aduana que concluyó con una causa judicial que está a cargo del juez federal Sergio Torres, se logró develar un novedosos método de ocultamiento de cocaína que tenía una nueva ruta del narcotráfico entre Argentina, África y Europa.
Según fuentes judiciales se trata de la «operación rissotto» a través de la cual con la utilización de canes y scanners de última tecnología y reactivos químicos se pudieron controlar 920 bolsas de 50 kilos de arroz cada una donde se encontró una bolsa con cocaína impregnada en granos de arroz, perfectamente camuflada.
Se estiman que allí habría entre 20 a 30 kilos de droga, dado que se encuentra pendiente aún el proceso de disolución y apartamiento.
La operación, se encontraba oculta en un embarque cuyo destino final era Guinea Bissau, un pequeño país africano, usado como «pantalla», puesto que la firma había declarado la intención de enviar unos 200 contenedores a África en el marco de un programa de la ONU denominado «Hambre Cero en África».
Luego de efectivizada la incautación de la droga, se realizaron varios allanamientos en Rosario, Nordelta y Tigre, que culminaron con la detención de 11 personas –argentinos y colombianos- y el secuestro de cocaína en polvo, precursores químicos, bolsas de arroz listas para ser contaminadas, dinero en efectivo, autos de lujo, grandes cantidades de celulares y diversos elementos para la preparación del arroz.
Los investigadores suponen que este envío era una prueba que, de salir «bien», hubiera consolidado una nueva ruta desde Argentina hacia África, para luego ser llevada hasta Europa.
A su vez, la investigación continúa focalizada sobre los lazos financieros de la organización que estaría compuesta por abogados, contadores, empresas «fachadas», apoderados y muchos ciudadanos extranjeros, conformando una extensa red de contactos financieros que están siendo investigados por varios organismos del Estado.
Por último, cabe destacar la sorpresa de los especialistas al descubrir que la conexión local se trataba de una familia constituida por un médico cirujano, su esposa y sus hijos mayores de edad.