Rusia advirtió que el apoyo militar de Washington beneficiará al Estado Islámico
Así respondió el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, a la información aparecida en el diario Wall Street Journal según la cual Barack Obama dio la orden de defender cualquier ataque a los rebeldes sirios entrenados por el Ejército estadounidense.
La decisión estadounidense de autorizar bombardeos aéreos para neutralizar ataques contra los rebeldes sirios entrenados por Washington -incluso si estos ataques provienen del Ejército leal al presidente Bashar Al Assad-, provocó la inmediata respuesta del gobierno ruso, que advirtió que ello «sólo beneficiará al grupo islamista radical Estado Islámico (EI)»
«Esto conducirá a una situación de la que pueden aprovecharse los terroristas del llamado Estado Islámico», dijo Peskov, citado por la agencia de noticias EFE, tras subrayar que «unas autoridades sirias debilitadas simplemente perderán su capacidad de hacer frente a la subsiguiente propagación del EI».
El vocero recordó que Rusia ya advirtió en numerosas ocasiones que ayudar a la oposición en Siria «llevará a una mayor desestabilización de la situación en el país».
La decisión de Obama tiene como objetivo proteger a un grupo aún pequeño de combatientes sirios armados y entrenados por Estados Unidos para combatir a los milicianos del Estado Islámico.
El programa de entrenamiento y equipamiento tiene como objetivo reforzar la capacidad de los rebeldes sirios a los que Estados Unidos considera moderados políticamente para que luchen contra el avance del EI que tiene bajo su control varias zonas del país.
Las Fuerzas Armadas estadounidenses comenzaron el programa en mayo con el objetivo de entrenar hasta 5.400 milicianos cada año.
La medida ha sido interpretada por muchos analistas como una prueba de fuego para la estrategia del presidente Barack Obama de reunir a socios locales para combatir el avance de los yihadistas.
Sin embargo, debido a que muchos milicianos han abandonado el programa y otros no han sido declarados aptos para el mismo, el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, reconoció que las cifras quedaron muy por detrás de las perspectivas iniciales.