Ya rige alza de más del 10% en combustibles para mayoristas
En el primer día de la liberación del mercado de combustibles, ayer varias petroleras aumentaron los precios en el segmento mayorista que incluye los suministros para el agro, la industria, el transporte, y los revendedores que abastecen a las estaciones de servicios blancas. Las empresas Shell, Axion, Oil y Puma aplicaron subas del 10 al 11,5%. Por su parte, YPF indicó que «por ahora no va a aumentar los precios y está analizando cómo evoluciona el mercado». También aclaró que mantendrá el abastecimiento a sus clientes mayoristas.
El alza aplicada coincide con el aumento en el precio del petróleo y la variación en el tipo de cambio que se verificó desde el último ajuste de los combustibles calculado a fines de junio. Entre esa fecha y el viernes pasado, el valor del dólar ascendió un 6% mientras el crudo tuvo un incremento del 4,5% en el mercado internacional.
Los dos efectos acumulados implican un ajuste del 10% o más en el valor de los combustibles que se trasladará al público después de las elecciones, aunque ya incidirá en los precios de los productos de consumo por el alza aplicada al trasporte, y se notará en las estaciones de servicio blancas.
La decisión de las petroleras contradice la opinión del ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien al anunciar la liberación del mercado, sostuvo que los precios no aumentarían porque «los niveles que tienen hoy el tipo de cambio y el petróleo en el mercado externo, están en un moderado equilibrio».
Según la estimación del exsubsecretario de Combustibles Alberto Fiandesio, publicada en el sitio surtidores.com, al liberarse el mercado el valor del crudo local se debería ubicar entre la paridad de importación y la de exportación. Consideró que si la cotización internacional fuera igual al precio local actual, a iguales calidades de crudo, es esperable un aumento cercano al 5%, entre u$s2 y u$s3, por la incidencia de fletes y seguros. Anticipó también que las naftas incrementarían su valor en porcentajes un poco mayores, mientras que el gasoil tendría un comportamiento correlacionado con el del crudo.
A esta estimación hay que añadirle el efecto del tipo de cambio y que el precio local del petróleo está por debajo del internacional, debido a que el Medanito hasta ahora se vendía a u$s55,5, y el Brent, de menor calidad, se ubicó la semana pasada entre u$s57 y u$s58, luego de haber acumulado un 20% de aumento en el trimestre julio-septiembre.
Por otra parte, la liberación del mercado tiene efectos todavía no mensurados. Si hay libertad de precios, una estación de servicio que pertenece a una red que no sea la de YPF pero es de un propietario independiente, puede aplicar el aumento que le permita la existencia o no de competencia. Esto anticipa alzas más arriba de las planeadas por las refinadoras, en los surtidores de localidades del interior donde haya sólo una o dos estaciones de servicio.
Por eso, se explica también el reclamo de los estaciones independientes de la red YPF por dejar de recibir el producto en consignación, método por el cual no pagan por adelantado el combustible, pero al mismo tiempo quedan obligados a aplicar los valores oficiales que fija la petrolera en cada jurisdicción.
Otro costado no menos complejo de la decisión del Gobierno es el requerimiento de que al haber mercado libre debe poder importarse libremente, sin restricciones, tal como planteó la semana pasada el presidente de YPF, Miguel Gutiérrez. Si a pesar del alto déficit de la balanza comercial, el Gobierno avanza en ese sentido, la actividad petrolera retrocedería aún más sobre todo en los yacimientos tradicionales pese a la reducción de costos que significan los nuevos convenios laborales, que desde el viernes incluyen también a Santa Cruz.