Ya salió Random, el nuevo disco de Charly
El músico volvió al ruedo con una placa con canciones redondas, rock and roll y letras que hablan de sus últimos años.
Esperábamos hace largos años un regreso de Charly García a las grandes ligas de los discos de estudio. El artista más ominoso del rock argentino no lanzaba un disco con canciones nuevas desde 2010 y, en rigor, el de aquel año, Kill Gil, había sido grabado en 2006 y suspendido luego de que se filtrara a través de internet.
Random, 17° disco solista del bigote bicolor, es lo que dice el título y mucho más. Es un registro de sus últimos años, estos que llegan hasta hoy y comenzaron en 2009 cuando salió de su tempestuosa internación en una clínica de rehabilitación. Es también un repaso de sus obsesiones sonoras, de sus tópicos temáticos, de su corpus como músico curioso y artista de trinchera más allá del mainstream del que forma parte.
Todo eso es Random y todo eso es también Charly modelo 2017. Con este García de voz ajada y terminal, con el marco continuo de una salud resquebrajada, el hombre alguna vez rebautizado como Say No More presenta en 10 canciones el mejor disco que editó en los últimos 20 años, justo después de aquel controvertido SNM. Casi podría decirse que El aguante, Influencia, Rock and Roll (Yo) y Kill Gil fueron ensayos para esta obra superadora.
La placa da comienzo con «La máquina de ser feliz», la canción que se dio a conocer como adelanto del disco, que funciona mejor como intro de lo que viene luego que como corte de difusión. Porque el Charly recuperado del infierno aparece en la placa completa y, sobre todo, en una lírica lúcida y siempre al frente, la del frontman que tiene cosas para decir y patear varios tableros.
En el huracán de sonidos y declaraciones que plantea Charly se destaca en el rockazo «Otro» una frase que describe el eterno imaginario colectivo sobre su persona/personaje: «En la primera hora me dieron el papel. La concha de la lora, ahora lo tiene él. Por eso quiero otro», canta entre guitarras, batería y letra con puntas filosas en las que se permite decir también: «Yo quería ser fascista pero no me fue bien, después psicoanalista, pero ahí me asusté». «Querían a otro en mi lugar», remata.
«Gramática de vegetal» escupe en «Primavera«, delicioso opus contra los celulares y la tecnología en general, rodeado de sonidos de mandolina y una lírica en la que se permite mentirnos y decirnos que está «más joven que ayer».
Otro de los tópicos de Charly en estos últimos años es el mundo de la televisión y lo que allí sucede. Horas y horas del artista en modo Dorian Grey con el control remoto en la mano y un menú de programas de chimentos, películas y señales de ajuste derivaron en un resumen categórico y fulminante:«Toda esta mierda sucedió el día que Tinelli nació», escupe en «Los amigos de Dios», track dedicado a las iglesias electrónicas de los pastores brasileños que inundan la madrugada de la televisón por cable.
Entre otros títulos como «Lluvia», «Rivalidad» o «Spector», brilla también «Ella es tan Kubrick», una melodía que suena como la que fue grabada más cerca en el tiempo, con la voz de García más gastada que en otros tracks. Allí, en una especie de crónica de sexo, droga y rock and roll retrata la relación con, en apariencia, una groupie. «Ella es tan chica, tan drogadicta, ella no sabe mucho más que hacer», dice y completa: «Me sorprendió que me haya reconocido».
A este Charly lo reconocemos todos, la groupie fan y el periodista receloso de sus volteretas de antaño, el «aliado» enojado con su presente de medicación y el flaco con el brazalete negro, rojo y blanco que esperaba como nadie los sonidos nuevos del gurú.
A este Charly lo celebramos y (con el plus de que es su primera placa sin covers desde 1996) lo volvemos a venerar. Como siempre debimos hacer.
Fuente: Info News