Desmienten conceptos del Papa sobre pedofilia

En lo que creó gran revuelo, el Vaticano salió ayer a desmentir declaraciones supuestamente hechas por el Papadurante un diálogo con el fundador del diario La Repubblica, Eugenio Scalfari, en las que afirmaba que él iba a encontrar una solución a la cuestión del celibato sacerdotal, por un lado, y que «hay obispos y cardenales entre el 2% de pedófilos que son sacerdotes», por otro. Aunque admitió que hubo un coloquio privado y cordial entre Francisco y Scalfari, el padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, precisó que el veterano periodista, de 90 años, no tomó apuntes, ni usó grabador, como ya había ocurrido en una primera oportunidad, a fines del año pasado. «Como ya ocurrió en una circunstancia similar, hay que notar que lo que Scalfari atribuye al Papa, refiriendo entre comillas sus palabras, es fruto de su memoria de experto periodista, pero no de una transcripción precisa de una grabación y aún menos de una revisión de parte del interesado, a quien se le atribuyen afirmaciones», dijo Lombardi. «No se puede y no se debe, por lo tanto, hablar de algún modo de una entrevista en el sentido habitual del término, como si se reportara una serie de preguntas y de respuestas que reflejan con fidelidad y certidumbre el pensamiento preciso del interlocutor», agregó Lombardi.

Titulada «La lepra de la pedofilia contagia también la Iglesia, la derrotaré con un bastón», la nota de tapa de Scalfari destacó el interés del Papa en dialogar con un no creyente, como es el fundador de La Repubblica y entre otros temas habló de la plaga de los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes y de la actitud de la Iglesia hacia la mafia.

«Si bien se puede considerar que en su conjunto el artículo refleje el sentido y el espíritu del coloquio entre el Santo Padre y Scalfari, es necesario reiterar con fuerza lo que ya se había dicho en ocasión de una precedente ‘entrevista’ aparecida enLa Repubblica, es decir que las expresiones singulares referidas, en su formulación, no pueden ser atribuidad con seguridad al Papa», indicó Lombardi. «Por ejemplo, en particular, esto vale por dos afirmaciones que han llamado mucho la atención y que en cambio no pueden ser atribuíbles al Papa. Es decir, que entre los pedófilos haya cardenales, y que el Papa haya afirmado con seguridad, con respecto al celibato, que ‘encontaré las soluciones'», aseguró.

Lombardi subrayó que «curiosamente» en el artículo se le atribuyen al Papa esas dos afirmaciones, pero el entrecomillado sólo aparece en la apertura de la frase y no en el final. «¿Olvido o explícito reconocimiento que se está haciendo una manipulación para los lectores ingenuos?», se preguntó finalmente Lombardi, sin ocultar cierta molestia.

A fines de septiembre pasado, había causado gran revuelo una primera supuesta entrevista de Scalfari, que había sido recibido por el Papa después de que le hubiera escrito una carta abierta. En la entrevista -que más tarde fue desmentida por el mismo Scalfari, que admitió que todo había salido de su memoria y que no había grabado nada-, el Pontífice acusaba a la curia de ser «vaticano-céntrica», al ocuparse sólo de los intereses del Vaticano y al olvidarse del mundo que la rodea» y que pensaba cambiar esa mentalidad. Además, aseguraba que la Iglesia debía abrirse a la modernidad, como indicó el Concilio Vaticano II, y condenaba el clericalismo, diciendo que «la corte es la lepra del papado».

Que por segunda vez pasara algo similar con Scalfari causó revuelo en el ambiente. Marco Tosatti, veterano vaticanista de La Stampa, en su blog comentó: «Lamentablemente quedan varias preguntas. La primera: desde el momento que el episodio no es nuevo ¿por qué dejar que suceda? 1200 millones de católicos tienen el derecho de saber con precisión qué dijo el Papa. Especialmente sobre temas tan delicados e interesantes. Si el interlocutor, por motivos personales, no considera digno el uso del grabador y desde el momento que en el primer encuentro ya hubo problemas, quizás sería oportuno que la Santa Sede comprara uno. Para defender a los lectores ‘ingenuos’ y para no parecer, la segunda vez que ocurre, ingenuos. A menos que, y ésta es una posibilidad, todo forme parte de una estrategia».