La conmovedora lucha de Mirta Busnelli contra el cáncer

Nadie puede imaginarse lo difícil que debe ser para Mirta Busnelli hablar del momento más difícil de su vida. Con mucha valentía, logró abrir su corazón y contar su experiencia en su lucha contra el cáncer de útero, y aseguró que ya lo habría superado.

Mirta Busnelli (Verónica Guerman / Teleshow)

Mirta Busnelli (Verónica Guerman / Teleshow)

«La pasé muy mal, los pronósticos no eran buenos. Me dijeron que no había nada para hacer. Hasta que de pronto hubo y, por ahora, estoy libre de la enfermedad«, contó la actriz de 70 años a la revista Pronto. En ese sentido, explicó que «en los exámenes sale que el cáncer desapareció», pero puede volver: «En esto no hay exactitudes. Mi hermano Carlos también tuvo cáncer y le dijeron que si en cinco años no volvía, ya estaba curado. Sin embargo, le volvió al sexto y murió. Pero eso fue hace tiempo».

En un relato muy emotivo, la actriz de Educando a Nina contó: «Me operaron, empecé un tratamiento y la cosa siguió avanzando. Parecía que había desaparecido y la cosa siguió avanzando. Teníamos que encarar una nueva operación y un médico muy capo me dijo que no tenía sentido hacerla. El cáncer en el aparato reproductor femenino era muy agresivo y me dijeron que quizá no pasaba la operación».

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«Después vi a mi oncóloga en el Hospital Italiano y otro grupo de médicos evaluó la posibilidad de operarme. Consulté con ellos pero fue bastante después, lamentablemente dejé pasar tiempo», se lamentó, pero con la tranquilidad de saber que eso ya es parte del pasado.

«Con la quimioterapia llegué a quedarme pelada pero no me importó.Me puse una peluca y seguí. Luego, cuando me empezó a crecer, noté que me gustaban las canas y me las dejé», dijo. Y recordó: «Cuando me prohibieron tomar agua, una cucharadita para mí eran las cataratas del Iguazú. Era algo impensable. Una tarde, cuando estaba internada, pensé en un daikiri, un trago de fruta. El sólo hecho de pensar que existía eso era la panacea. Cuando no tenés algo que necesitás mucho, el deseo es más fuerte».

Pero eso no fue todo. Cuando superó la peor parte tuvo un accidente automovilístico. Ocurrió cuando cruzaba la calle Coronel Díaz y un auto dobló mal, lo que le ocasionó la fractura del fémur, motivo por el cual sigue haciendo rehabilitación dos veces por semana: «Me llevó puesta. Me pisó los pies nomás porque gracias a Dios tuve el reflejo de tirarme hacia atrás. Sentí mucho dolor. Me largué a llorar en la calle con todas mis fuerzas, cosa que no había hecho mientras enfrentaba el tratamiento oncológico».