Las diez claves del gran año de River

Por Cristian González

River se amigó con su historia. El 2014 fue el año del resurgimiento real, el que se plasmó en la cancha y hasta dejó algunos pasajes de un fútbol de alto vuelo, que se esfumó, se desdibujó en el final de la temporada y mucho tuvo que ver el cansancio, la seguidilla de partidos y un plantel muy corto, plagado de jóvenes con muchas condiciones pero que todavía necesitan un tiempo más para explotar todo el potencial que los depositó en Primera División.

El año del Millonario fue tan exitoso como histriónico, cambiante. En el primer semestre, un ídolo como Ramón Díaz volvió a dejar su marca y sacó campeón al equipo. Con el título y todo el cariño de los hinchas pegó el portazo y se fue, enemistado con la dirigencia porque no lo hicieron sentir todo lo importante que él cree que es para el mundo riverplatense. Ahí se gestó la llegada de un hijo de la casa, de un nombre que sin dudas dejó una huella con la 10 en la espalda: Marcelo Gallardo. El Muñeco prometió recuperar la historia y la forma de jugar de River y ya cumplió en varios aspectos.

Pero si hay que repasar, existen varios factores que desencadenaron el éxito:

1) De atrás para adelante: Muchas veces se habla que los grandes equipos se forjan en base a una columna vertebral. Y aunque parezca un término futbolero muy gastado, River lo hizo de esa manera. Porque Marcelo Barovero fue fundamental en el arco y en base a sobriedad, perfil bajo y un nivel superlativo en varios pasajes del año, salvó más de una vez a River. Jonathan Maidana no sólo fue la voz de mando en la defensa sino que se convirtió en el caudillo que el Millonario no tenía desde hace mucho tiempo. La velocidad, profundidad y el ida y vuelta de Carlos Sánchez lo destacaron entre los mediocampistas, y facilitaron a Leonardo Pisculichi y Teo Gutiérrez para que dejen su sello en la delantera.
River y un equipo que se armó de atrás para adelante.
River y un equipo que se armó de atrás para adelante.

2) De un veterano a un principiante: Sin saberlo y de manera totalmente casual, Ramón Díaz le heredó el banco de suplentes a Marcelo Gallardo. Ambos con mucha historia en el club de Núñez, tanto camino recorrido fue fundamental para que el Muñeco ponga en práctica una idea que llegó para cambiar de algún modo el estilo que venía practicando el Millonario y la salida del Pelado a mitad de año terminó reforzando un plantel que tenía otro título para conquistar, como fue la Copa Sudamericana.

3) Con el guante mágico: Marcelo Gallardo convirtió la pelota parada en un arma vital para su equipo. No es que ese precepto sea fundamental en su idea futbolística sino que la exquisita pegada de Leonardo Pisculichi lo motivó a ello. El zurdo mediocampista aportó gran parte de las asistencias que luego terminaron en goles importantes y un balón quieto cerca del área o un corner, rápidamente se convertía en una jugada con una chance real de gol. Encima aportó el gol en las semifinales contra Boca y repitió en la ida de la final en Colombia. En la vuelta, puso dos centros precisos para que Mercado y Pezzella le dieran el título al Millonario.
En silencio, Leonardo Pisculichi se convirtió en la manija de River.
En silencio, Leonardo Pisculichi se convirtió en la manija de River.

4) Doce bien definidos: Desde que comenzó el semestre, River sabía que no tenía un plantel amplio. Las cuentas en rojo y la idea de la dirigencia de bajar el pasivo obligaron a Gallardo a arreglarse con varios juveniles, que son grandes proyectos pero que todavía les falta un poco de rodaje para explotar. Es por eso que el Muñeco encontró su formación ideal (Barovero, Mercado, Maidana, Funes Mori y Vangioni; Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi, Teo Gutiérrez y Mora). Después con la lesión de Jonathan Maidana saltó a la escena Germán Pezzella y mostró toda su categoría en la defensa. El caso de Kraneviter es distinto: fue clave al principio del semestre y después se perdió muchos partidos por una fractura en el dedo del pie. Ya está de vuelta aunque por ahora es suplente.

5) Con la banda en la piel: La llegada de Marcelo Gallardo, la dirigencia apostó a un proyecto nuevo, con convicciones fuertes y una idea de que River recupere el buen pie y el viejo estilo de juego. Eso por momentos se vio en la cancha, más que nada al promediar el semestre. Después llegó el cansancio, el final de la temporada y la seguidilla de partidos fue en detrimento de plasmarlo todo el tiempo en el campo de juego.
Gallardo tomó la posta de Ramón Díaz y ya cumplió.
Gallardo tomó la posta de Ramón Díaz y ya cumplió.

6) El azar apostó a la gestión: Muchas veces es fundamental para las nuevas conducciones de los clubes que lleguen rápido los éxitos deportivos. Esto calma la ansiedad de los hinchas, ayuda a que jugadores de jerarquía se queden u otros miren con buenos ojos llegar. Además, los billetes que ofrecen los títulos sirvan para tapar los agujeros financieros que causan dolores de cabeza periódicos. Si bien River tiene un pasivo cercano a los 600 millones de pesos, la obtención de la Sudamericana podría traerle cerca de 80 millones en ganancias, sin contar las ventas que pueda realizar en este receso. Con un camino muy empinado por delante, la gestión de Rodolfo D´Onofrio ya tuvo sus primeras alegrías. Hay que ver si eso se refleja también en las finanzas.

7) De borrados a intocables: El ciclo de Ramón Díaz obligó a un par de futbolistas a buscar nuevos destinos. Rodrigo Mora y Carlos Sánchez son los dos grandes ejemplos que antes debieron emigrar a préstamo y con la llegada de Gallardo no sólo recuperaron su lugar en el equipo sino que se convirtieron en piezas fundamentales. Algo similar ocurrió con Ariel Rojas y Leonardo Ponzio, quienes alternaban partidos como titulares y suplentes, para hoy ser inamovibles del once inicial.
Mora y Sánchez, de borrados a intocables.
Mora y Sánchez, de borrados a intocables.

8) Con el contexto ideal: Tomás Martínez, Lucas Boyé, Sebastián Driussi, Guido Rodríguez y Gio Simeone son el futuro de River, las joyas que la dirigencia debe cuidar para vender en un futuro y poder sanear las finanzas. Sin embargo, para Gallardo fueron ganando minutos de a poco. Aunque en el final del torneo y cuando el Millonario se lanzó por la Copa Sudamericana jugaron mucho más de la cuenta, el entrenador se nota que trata de traspasarles su experiencia e intentar que no quemen etapas.

9) Con el peso de ser la estrella: A principios de la pretemporada, Gallardo y la dirigencia se sentó y habló seriamente con Teo Gutiérrez. Después del Mundial, el colombiano tenía ganas de emigrar y aprovechar su buen momento. Sin embargo, lo convencieron que se quedara y terminó siendo la figura del equipo. Siempre muestra su categoría y los partidos importantes parecen agrandarlo. En estos últimos seis meses pasó la barrera de los 10 goles, entre Torneo local y Copa, y habrá que ver si cuando termine el año vuelve a la carga por una transferencia o se queda para jugar la Libertadores.
La jerarquía de Teo Gutiérrez se plasmó en la red.
La jerarquía de Teo Gutiérrez se plasmó en la red.

10) Lo difícil es mantenerse: cuando ya está a punto de irse el 2014 y cuando los futbolistas están de vacaciones, en River ya piensan en el primer semestre del año próximo. Con la Copa Libertadores como gran objetivo, Gallardo intentará reforzar el plantel con nombres importantes. Encima, algunos de sus hombres podrían hacer las valijas, y otros están a la espera de renovar sus contratos.