Los medios de Brasil preparan marchas anti Dilma

Pese al apoyo político de opositores como Fernando Henrique Cardoso y Marina Silva, los diarios ligados a la derecha publican encuestas negativas para el gobierno y fogonean las manifestaciones programadas para el próximo 16 que pedirán el juicio político de la mandataria. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, y José Mujica apoyaron a Rousseff.

Antecediendo al inicio de una semana crítica para el gobierno brasileño, con el fin del receso del Congreso y de la feria judicial y los preparativos finales para la realización de una protesta con la que el próximo domingo 16 se pedirá el impeachment (juicio político) de la presidenta Dilma Rousseff, el diario derechista O Estado de São Paulo anticipó el jueves una encuesta que mostraría que dos de las principales instituciones de la democracia –la Presidencia y el Poder Legislativo– tienen el menor índice de aceptación de las dos últimas décadas.

Según la consultora IBOPE, el prestigio de la Presidencia de la República bajó al 22%, un dato que se suma a la caída de la imagen de Rousseff. El índice de aceptación de la institución presidencial, cabeza del Poder Ejecutivo, retrocedió acentuadamente, del 44% en diciembre de 2014 al 22% actual, en una escala que la consultora establece del 0 a 100. El Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadísticas (IBOPE) explicó que se trata de una medición cualitativa en la que los 100 puntos indican confianza total en la institución.

El diario paulista advirtió que lo publicado es sólo un adelanto de los números generales de IBOPE, que en los próximos días divulgará los detalles de la consulta. A medida que se acerca la fecha de la protesta, las encuestadoras se han abocado a realizar sondeos prácticamente semanales sin especificar por órdenes de quién. Según consignó Tiempo Argentino, la única que escapa a la regla es la divulgada por la Confederación General del Transporte, en la que la semana pasada la imagen presidencial era de apenas el 9% positivo y tenía una reprobación absoluta mayor al 65 por ciento.
La mayoría de los analistas coincide en que la caída de la aceptación de Rousseff, reelecta en octubre de 2014 para un mandato que finaliza en 2018, está relacionada con el escándalo de corrupción que envuelve a la estatal Petrobras. Aprovechando esta situación y el respaldo que le dan las encuestas, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un ex aliado del gobierno, anunció que desempolvará once pedidos de juicio político contra Rousseff, todos presentados en la anterior legislatura, para evaluar la posibilidad de darle trámite a alguno de ellos.

La crítica situación, de la que el derechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) intenta obtener réditos, es impulsada por los tres diarios más influyentes –O Globo y los paulistas O Estado y Folha– y su red nacional de medios gráficos, radiales y televisivos. Sin embargo, si bien el PSDB promueve la campaña destituyente, el ex presidente y mayor referente de ese partido, Fernando Henrique Cardoso, se diferenció el sábado y dijo que «Dilma es una persona honrada» que no se merece ser ensuciada.

La situación preocupa más allá de las fronteras, y a la denuncia del ecuatoriano Rafael Correa, en cuanto a que Rousseff es víctima de una campaña golpista, se sumó ahora el ex presidente uruguayo José Mujica, quien envió una carta al Foro de San Pablo criticando la «inmensa arremetida de la nueva derecha en varios países americanos, de claro tinte desestabilizador». Mujica insistió en denunciar que «el discurso antipolítico de la nueva derecha es acompañado de grandes campañas desestabilizadoras en las que el principal socio son los grandes medios de comunicación de masas».

Condenan un atentado contra el Instituto Lula
Dilma Rousseff condenó ayer el ataque sufrido por el Instituto Lula, situado en el barrio paulista de Ipiranga, cuya sede fue dañada en la medianoche del jueves al viernes por el estallido de una bomba de fabricación casera.

El sitio web Brasil 247 observó, por su parte, que tres días después «es notable el empeño de los medios de comunicación por minimizar la gravedad del ataque (porque) su gravedad no está en la calidad del artefacto explosivo sino en su naturaleza, en la expresión de odio e intolerancia hacia lo que representa el ex presidente de la República».

Rousseff calificó como inaceptable el ataque y dijo a través de Twitter que «la intolerancia es el camino más corto para destruir la democracia». La presidenta agregó que «tirar una bomba en la sede del Instituto Lula es una actitud que no condice con la cultura de tolerancia y de respeto a la diversidad propia del pueblo brasileño». Las cámaras de seguridad del edificio situado en el sur de San Pablo registraron el momento en el que se lanzó la bomba contra la sede del Instituto, que calificó al episodio como un «ataque político».