Nueve de cada diez niños refugiados migran solos

Nueve de cada diez menores de edad refugiados que llegaron en lo que va del año a Italia cruzando el mar Mediterráneo están solos, una cifra que se duplicó con respecto a 2015 y que apareja situaciones de abusos, esclavismo y explotación para esta vulnerable población mundial.

 

Así lo reveló este martes Unicef en el informe «Peligro en cada paso del camino» que afirma esta situación de desamparo «aumenta el riesgo de que sean víctimas de abusos, explotación y asesinato», denuncia el reporte.

Según los datos de la agencia de la ONU, un total de 7.009 pequeños refugiados y migrantes realizaron el viaje solos en los primeros cinco meses de 2016, sin ningún familiar ni conocido, desde algún punto en el norte de África hasta Italia, a través del Mediterráneo central.

Esta cifra representa el doble con respecto a los menores que cruzaron solos esa zona del Mediterráneo en el mismo periodo del año pasado, informó la agencia de noticias EFE.

La contundencia de una trágica realidad se profundiza con la cifra de muertos en naufragios semanales de barcazas improvisadas. Aproximadamente, y en lo que va del año, en esa ruta se contabilizaron 2.800 fallecidos.

Pero el dato se recrudece: se sabe que muchos de ellos son niños, aunque las dificultades para recuperar los cuerpos especialmente en el Mediterráneo central hace difícil conciliar datos precisos.

Sin embargo, las fotos revelan una porción sesgada de la tremenda situación de los menores. Hace quince días este drama quedó resumido una vez más en una fotografía de un bebé ahogado en brazos de un voluntario europeo que intentaba evitar que cientos mueran en el Mediterráneo.

“Arriesgamos nuestras vidas al venir aquí. Sabíamos que no era seguro. Lo hacemos o morimos», cuenta Mohammad, de 17 años, que estuvo preso en su Gambia natal por casi dos meses después de quitar una bandera de un partido político. El joven escapó y se fue directamente a Libia. Allí empezó su viaje a la isla italiana de Sicilia, como muchos otros.

Pero la historia de Mohammad es la de un sobreviviente con nombre y apellido que salteó algunos de los riesgos a los que se exponen los menores que normalmente llegan traumatizados desde el norte de África.

Según Unicef, para muchos los abusos y explotaciones por parte de los traficantes de personas están al orden del día.

Trabajadores sociales italianos denunciaron al organismo de la ONU que tanto niños como niñas «son sexualmente abusados y forzados a prostituirse en Libia y que muchas chicas llegan embarazadas a Italia producto de violaciones» mientras aguardaban a cruzar el Mediterráneo.

En el informe también se explica que hay una fuerte evidencia que expone que la crisis de migración es explotada por redes de traficantes de humanos con la mira puesta en los objetivos más vulnerables: mujeres y niños.

De hecho, revela la Unicef, hubo un alto incremento de mujeres y niñas nigerianas que viajan a Italia por Libia y se estima que el 80% de ellas son víctimas del tráfico.

Algunos migrantes, particularmente de África subsahariana, son obligados a usar el sistema llamado «pay-as-you-go» (pagar mientras se van) que implica parar y trabajar por días, semanas o meses hasta llegar a pagarles a los traficantes.

Estos, precisamente, son los migrantes más expuestos a los abusos. Así lo confirmó el relato del Aimano, de 16 años: «Si tratas de correr, ellos te disparan a muerte. Si parás de trabajar, te pegan. Es un trato esclavista», recuerda sobre su paso en una granja libia, donde junto a su gemelo tuvieron que trabajar para pagarle a un traficante.

Unicef considera que las travesías fatales para los niños ocurren sobre todo en el Mediterráneo central, que es la ruta más común utilizada por los menores de edad de países de África subsahariana y la mayoría de los menores registrados son varones entre 15 y 17 años.

Los cruces seguirán. Se calcula que hay unos 235.000 refugiados e inmigrantes en Libia que esperan su oportunidad para intentar cruzar a Europa, mientras que otros 956.000 están en alguno de los países de la región del Sahel (Senegal, Mauritania, Malí, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Eritrea) que aguardan el mismo destino.

Durante 2015, cuando estalló la crisis de refugiados, 96.000 niños solos pidieron asilo en Europa, de 406.000 que entraron al continente de un total de 1,4 solicitantes (adultos incluidos).

Unicef considera que las travesías fatales para los niños ocurren sobre todo en el Mediterráneo central y la mayoría de los menores registrados son varones entre 15 y 17 años

Aunque hay cifras, se desconoce la situación de muchos de esos niños y que se teme que una parte pueda haber caído en manos de bandas criminales y redes de trata.

En el informe, la agencia de la ONU insta a los países de la Unión Europea a permitir que los niños entren en el bloque comunitario por vías seguras y evitar así que caigan en manos de traficantes y advierte que hay demasiados niños en centros de detención, ante la falta de instalaciones especiales para ellos, replicó la agencia DPA.

En algunos países europeos los niños tienen que esperar dos años hasta que se procesan sus solicitudes de asilo.

Pero hoy otro dato escalofriante salió a la luz: al menos 60.000 migrantes murieron o desaparecieron en las travesías marítimas o terrestres hacia algún país desarrollado en los últimos 20 años, dijo hoy la OIM.

De ellos, 10.000 murieron intentando cruzar el Mediterráneo hacia Europa desde octubre de 2013.

Y esta tendencia general de mortalidad aumenta. Son 5.400 inmigrantes y refugiados los fallecidos en el mundo durante 2015 y 3.400 sólo en la primera mitad de 2016, de los cuales el 80% murió en el Mediterráneo.

Sin embargo, la OIM considera que todos esos datos están sesgados, ya que muchas víctimas desaparecen en el mar o en zonas remotas y sus restos nunca son recuperados.