Pérez Corradi se va a EE.UU. con la condición de seguir detenido

El tema no es nuevo. Ibar Esteban Pérez Corradi tiene abierto un proceso judicial en los tribunales federales de San Isidro desde 2008 por una vieja causa en la que la Justicia norteamericana lo acusa por traficar una sustancia derivada del opio (oxicodona) a través de una red de mulas que la ingresaban a los Estados Unidos para su comercialización ilegal. El trámite permaneció en manos de la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien ya les había concedido a sus pares del Norte la posibilidad de trasladarlo para su juzgamiento. Lo que ocurrió ayer fue que la magistrada argentina dispuso formalmente la prisión preventiva de Pérez Corradi -quien ya estuvo encarcelado por esta causa, pero por el vencimiento de plazos judiciales fue liberado en 2011- y envió un oficio a la Cancillería para informar que está habilitado el traslado a EE.UU., como solicitó durante varios años la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA). «En caso de estimarlo procedente de conformidad con sus atribuciones exclusivas y excluyentes de cualquier otra autoridad, disponga por la vía diplomática correspondiente la entrega provisoria de Ibar Esteban Pérez Corradi a las autoridades judiciales de los Estados Unidos de América que lo han requerido», sostuvo la jueza en su escrito a la canciller Susana Malcorra. Este trámite ya había sido puesto a disposición en 2010, pero por dilaciones siempre se postergó.

En su resolución de 34 páginas, Arroyo Salgado puso como «condición» fundamental para extraditarlo que el delincuente «permanezca privado de su libertad hasta el reintegro a nuestro país en un establecimiento carcelario de máxima seguridad» y que el Gobierno estadounidense «asuma el compromiso de imprimir la mayor celeridad al proceso» judicial que pretende encarar en su territorio.

Para certificar el paso del enjuiciamiento, la magistrada solicitó la remisión periódica de informes que den «cuenta del avance del mismo». «La idea es que se lo someta al juicio y luego se lo retorne a la Argentina para continuar con las causas que aún tiene pendientes acá, confió una fuente judicial.

La DEA metió la cola

Siempre existieron sospechas de que Pérez Corradi tenía algún tipo de vinculación con la agencia antinarcóticos norteamericana y que, de algún modo, sus movimientos durante los cuatro años que permaneció prófugo habían sido monitoreados por los agentes reguladores del mercado de los estupefacientes. En el momento de su captura en la Triple Frontera, su defensa esbozó una estrategia basada en generar preocupación política entre los funcionarios que presuntamente podrían quedar involucrados en sus declaraciones. Sin embargo, en sus siete indagatorias frente a la jueza Romilda Servini de Cubría, Pérez Corradi salpicó a muchos (Aníbal Fernández, Ernesto Sanz, Cristina de Kirchner), pero no logró implicar seriamente a ninguno de los aludidos. Ante el fracaso del plan, resulta imperativo para sus abogados volver a foja cero y nuevamente embarrar la cancha, terreno en el que se sienten más cómodos.